Al día siguiente cuando despertó su padre no se encontraba en casa. No había conseguido dormir mucho y ni siquiera era capaz de pensar en ello. Lo de la noche anterior le había dolido más que cualquier paliza.
Llegó el día en que iban a luchar contra la Toman, no tenía fuerzas para salir de casa. Se dió una ducha en agua fría para despejar la mente y salió de allí para unirse con los miembros de Valhalla.
Por el camino Hanma se unió a ella y la agarró de los hombros, Seira no reaccionó:
- Tienes un aspecto horrible - canturreaba - como si hubieses terminado de romperte - hizo una pausa y ensanchó la sonrisa - me encanta
- Suéltame si no quieres que te rompa la muñeca antes de la pelea - advirtió la pelinegra sin mirarle
Hanma abrió los ojos y la soltó al momento, era difícil de explicar el miedo que le había causado la expresión seria y tono de voz de la chica.
Llegaron en pocos minutos, sin embargo, a Hanma le pareció que había pasado media hora.
Al entrar se escuchaba el barullo de todo el lugar, todos hablaban y cuchicheaban entre sí e incluso se notaban las risas de algunos.
Seira se posicionó en el centro como líder y pidió silencio. Nadie hizo caso, no acatarian ninguna orden que no viniese de Kisaki o de Hanma. Al notar esto la chica pegó un fuerte golpe contra el suelo tratando de que se hiciese silencio, nuevamente, esto no sirvió de nada y al contrario de lo que se esperaba ocasionó aún más risas.
Harta de la situación avanzó hasta uno de los hombres allí, el más escandaloso. Este era un joven de estatura media y ojos celestes, llevaba un peinado de estilo Mullet y algunas mechas rubias, sus bonitos ojos estaban ocultos tras unas gafas redondas y su expresión de superioridad ponía los nervios de punta a varios allí.
Sin avisar lo agarró de los hombros y doblandolo hacia delante enterró su rodilla en la boca de su estómago haciendo que escupiese algo de sangre y cayese al suelo. Todos quedaron petrificados al instante, los murmullos cesaron y lo único que se escuchaba era la tos seca del joven que luchaba por respirar de nuevo. Todos pensaron que aquello terminaría ahí, que la pelinegra únicamente hizo quello a modo de advertencia, pero no fue así. Acto seguido agarró al rubio de la parte de atrás de su cabeza y tras obligarlo a mirarla a la cara con una risa siniestra en burla estampó su rostro contra el piso.
Justo en ese momento Baji entró en la escena y corrió hasta la chica para apartarlo de él. El hombre al lado del rubio golpeado, un chico alto de trenzas, quedó aterrado ante aquella escena y corrió para socorrer al más maltratado:
- ¿Estás loca? pudiste haberlo mata- la gélida mirada de Seira no le dejó terminar la frase y simplemente la soltó con los ojos abiertos y el ceño fruncido, como si no pudiese creer lo que veía
La chica volvió a su postura original, colocándose en el medio, Kazutora había observado todo aquello en silencio y jamás admitiría en alto que le había gustado la escena, que Seira le había parecido la mujer más atractiva del mundo en a penas dos segundos:
- Bien, voy a ser clara y concisa y espero que nadie vuelva a interrumpirme - hizo una pausa para mirar al chico alto que socorria a su hermano ensangrentado - Vamos a pelear contra la Toman, no voy a aceptar una derrota así que todo el que tenga pensado interponerse puede irse, a los demás os digo que deis el triple de lo que podéis dar si no queréis enfrentar consecuencias
En la sala hubo un silencio sepulcral, las palabras no eran lo que infundía aquel miedo, si no el tono de voz pausado y profundo de chica y su mirada helada.
Baji ni siquiera era capaz de asimilar lo que había pasado con su amiga. Tenía una ojeras grises alrededor de sus ojos, los cuales estaban hinchados, estaba pálida y tenía los nudillos llenos de heridas aún sin cicatrizar:
- Si lo sabéis, vamos a ello
Todos salieron del lugar, Baji se acercó a la chica y la agarró de los hombros para llevarla hacia un callejón mientras los demás avanzaban hacia el lugar de encuentro:
- ¿Qué ocurre? - Seira no reaccionaba
Baji comenzaba a preocuparse, parecía un cascarón vacío, como si estuviese apagada:
- Seira ¿qué ocurre? por favor habla conmigo
Sin decir nada, la ojiazul lo abrazó. Se aferró a su chaqueta con fuerza y ocultó su rostro en su pecho:
- No voy a permitir que te maten Baji - Susurró
El de sonrisa puntiaguda fingió no escucharlo, pensó que ella quería hablar para sí misma, pero por su mente pasaron las palabras que Takemichi le dijo el día anterior "no mueras"
Se estremeció, ambos parecían saber algo que a él se le escapaba. A veces cuando hablaba con Seira sentía que de un momento a otro a sus preciosos ojos azules llegaba una tristeza inmensa. Como si no quisiese tocarlo por miedo a que desapareciese.
Separó a la chica de él y se sorprendió al ver que estaba llorando. La agarró de ambas manos y las poso sobre su pecho:
- Estoy aquí, no me voy a ir Seira, estoy aquí
La pelinegra no dejaba de llorar, parecía querer decir algo, pero por algún motivo no lo hacía, solo lloraba sin control, parecía que toda la situación la había superado.
Entonces Baji limpió sus lágrimas y los ojos de ambos se encontraron, entonces lo supo, lloraba por él, lo miraba a él.
Seira estaba presa del panico, estaba aterrada de que tuviese razón, de que fuese a morir, de que aquella fuese la última vez que podría verlo a solas, de que cuando volviese a tocar su pecho no estuviese su corazón latiendo como loco. Tenía miedo de no ser lo suficientemente valiente de decirle que lo amaba y tenía aún más miedo de no ser suficiente para aquella situación:
- Que se jodan - soltó - Te quiero Baji
Y agarrando el cuello del chico y colocándose de puntillas lo besó. Baji agarró su cintura y la atrajo más hacia él. No sabía que había estado esperando toda la vida para sentirse como lo hizo en el aquel preciso momento.
ESTÁS LEYENDO
Blue Fire (Tokyo revengers)
FanfictionDe tanto temer al monstruo se acabó convirtiendo en él. Esta es la historia de Seiryu, el dragón de ojos azules que obsesionó al diablo.