Seira miró a Chifuyu anodada y este la tomó de la mano. Mikey limpió su mejilla y escupió sangre:
- ¿Qué crees que haces? - preguntó enfadado - interrumpiste mi charla con Seira-chan - extendió la mano hacia la morena - Ven, ven ahora mismo Seira - exigía
La contraria se aferraba con fuerza al brazo de Chifuyu, estaba temblando y bajaba la mirada:
- Seira no parece querer hablar - la cogió de los hombros - volvamos dentro, el doctor pronto tendrá noticias para nosotros
Mikey frunció el ceño, estaba realmente molesto. Sus ojos inexpresivos se fijaban en la pareja:
- Está es la última advertencia que voy a darte, vuelve
Seira subió la cabeza lentamente hasta fijar sus ojos en él. Era la primera vez que veía en ella ese tipo de expresión:
- Jódete - dijo sacando el dedo de en medio
Dicho esto agarró a Chifuyu del brazo y entraron dentro dejando a Mikey fuera. Al entrar en la sala de espera vieron al doctor hablando con Draken y Takemichi.
El más bajo tenía una expresión horrorizada en el rostro que se volvió aún peor cuando vió entrar a Seira en el lugar.
Draken apartaba la mirada hacia un asiento vacío y cubrió su rostro son su mano derecha mientras de apoyaba en la pared.
El doctor avanzó hacia la pelinegra y el rubio a paso lento, casi tortuoso para la más mayor, la mirada del hombre era gelida:
- ¿Es usted Seira? - preguntó
La chica asintió con la cabeza suavemente y el señor colocó sus gafas de nuevo en lo alto de su nariz:
- Lamento comentarle que el paciente no ha sido capaz de superar una herida tan grave
Silencio, en toda la sala reinó el silencio. Un silencio agobiante, cargado y temerario. Todos tenían miedo de abrir la boca.
Por otro lado la chica acababa de perder la poca cordura que le quedaba, acababa de perder la razón por la que se sentía en casa y todo por lo que había luchado acababa de desaparecer.
Salió al pasillo y ante la mirada de todos corrió hasta el final dónde se encontraba aquel médico mayor y decrépito que acababa de darles la noticia sin sentimiento ninguno.
Se lanzó sobre el como un león sobre su presa y tras tirarlo al suelo comenzó a golpearlo de una manera bestial propinandole puñetazos en el rostro. Los presentes lo observaban entre gritos y espanto:
- Devuélvemelo - gritaba - lo has matado
Sonaba desgarrada, sus ojos ni siquiera parecían los de un ser humano normal y racional.
Una vez se hubo levantado la ojiazul, aquel viejo médico solo podía arrastrarse por el suelo agarrándose el costado como un gusano:
- ¿Te duele? - preguntó riendo - ¿Te puede maldito desgraciado?
Con toda su fuerza pisó la zona lastimada con su bota y después lo lanzó contra la pared de una patada:
- a-ayuda - consiguió articular con dificultad
Segundos después, cuando iba a propinarle otra golpiza, fue detenida por Draken que la agarró de los brazos:
- ¿Quieres morir Draken?
El más alto no fue capaz de recriminarle nada, no se sentía capaz ni con fuerzas de hacerlo. Justo después llegaron Chifuyu y Takemichi que ayudaron a su compañero a retener a la chica ya que está tenía una fuerza sorprendente a pesar de su altura.
Tras unos cuantos forcejeos simplemente cayó al suelo. Takemichi y Chifuyu se miraban entre ellos recapacitando sobre que decirla, pero está simplemente salió corriendo del lugar, pronto la policía vendría a por ella y antes de que eso ocurriera tenía algo que hacer.
Recorrió calles y se saltó numerosos pasos de cebra donde casi terminan atropellandola.
Llegó hasta su destino después de una hora. Tocó la puerta de la casa donde tantas veces había sido invitada con amabilidad.
La madre de Baji abrió la puerta. Al ver el estado de Seira abrió los ojos y la dejó pasar. En el fondo sabía lo que había ocurrido, pero se negaba a creerlo hasta que no lo oyese de sus labios:
- Baji - sus lágrimas y respiración dificultaban poder hablar - Baji - no era capaz de decirlo, sus ojos la hacían sentir culpable - Baji ha muerto
Al escuchar esto la mujer de cabello oscuro agarró los hombros de la chica. Seira pensó que la golpearía, que le echaría en cara todo y que ella simplemente se quedaría a recibir los golpes, pero en lugar de eso recibió un abrazo entre lágrimas:
- Oh Seira - fue lo único que pronunció la mujer
El abrazo duró bastante tiempo. Las mujeres que más había amado el de sonrisa puntiguada se encontraban allí, consolandose una a otra mientras dejaban salir las lágrimas que habían contenido.
No pudo evitar pensar en el día de la muerte de su hermano, quizá sí su madre la hubiese abrazado como lo hizo ella todo hubiese sido diferente, quizá hubiesen podido superarlo. Quizá sí su padre no se hubiese refugiado en la bebida como sustituto del dolor hubiese podido sacar hacia delante aquella rota familia. Quizá sí les hubiese dicho a todos mucho antes que los quería alguno se hubiese quedado con ella...
Cuando no quedaron lágrimas que derramar ambas se separaron. Seira sabía que algo dentro de ella se había roto, pero veía algo más, algo más poderoso que ello, la luz del fuego que caracterizaba los bonitos ojos de Baji estaba incrustado en aquella mujer:
- Seira - hizo una pausa - Baji quería darte algo, dijo que todos cenariamos juntos cuando volviese a casa
La madre la condujo hasta la cocina y sobre la mesa estaba colocado un bonito pastel de fresas, dentro de el una frase adornada con chocolate "Me gustas, lo siento", al verlo un calor la invadió por dentro, un calor que se iba apagando poco a poco, que nunca sería capaz de volver a sentir de la misma forma. Su primer amor había muerto y con él su antiguo yo.
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Blue Fire (Tokyo revengers)
FanfictionDe tanto temer al monstruo se acabó convirtiendo en él. Esta es la historia de Seiryu, el dragón de ojos azules que obsesionó al diablo.