11 capítulo

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Después de preguntarles a varios de sus compañeros de clase encontró la dirección del colegio de Kisaki.

No dudó mucho y decidió ir después de clases. En su colegio terminaban una hora antes así que iría y preguntaría por él.

Una vez se puso en camino se dió cuenta de que no tenía realmente ningún plan y entró en pánico, sin embargo, no tenía tiempo para echarse atrás, ya casi había llegado, ya se le ocurriría algo sobre la marcha:

- Kisaki - uno de sus compañeros se acercó al chico - hay una chica muy guapa preguntando por ti fuera, tienes mucha suerte chico, parece mayor.

El chico levantó una ceja y escapó de clase interesado por ver quién lo buscaba. Al salir la encontró, una chica de bellos ojos azules, pelo negro y nariz respingona se movía nerviosa de un lado a otro mientras se mordía el labio y susurraba incoherencias sobre una foto.

Al verlo la chica comenzó a temblar y a morder su labio:

- Hola, acompáñame tengo algo de lo que quiero hablar contigo. Mi nombre es Seira.

El chico la seguía en silencio con la manos en los bolsillos, le pareció divertida, temblaba como un pequeño conejo asustado acechado por un león.

Llegaron a un parque unos metros más adelante, la chica se giraba de vez en cuando para asegurarse de que el contrario le seguía:

- ¿Quieres algo de beber? - le preguntó señalando una máquina expendedora

- No, quiero que me digas porqué estoy aquí, mi tiempo es oro

La chica lo recordó en el futuro, seguía transmitiendo esa vibra que le ponía los pelos de punta. Entró en pánico, no podía explicarle su situación, pero tampoco podía pedirle que le diese la mano o hicieran un trato:

- Verás, es que ...

"Rápido rápido, piensa en algo" se decía la chica a sí misma mientras Kisaki se acercaba a ella:

- Si no tienes nada que decir, me voy

La pelinegra lo agarró de la chaqueta cuando se dió la vuelta, necesitaba saber más sobre aquel futuro, si no sabía nada iba a morirse de desesperación:

- Me gustas

Kisaki se sorprendió tanto por aquella declaración que casi abre la boca de la sorpresa:

- Es imposible, es la primera vez que te veo

La chica lo agarró esta vez con las dos manos, era una buena mentirosa, su padre le había enseñado así:

- Puede que tú no sepas quién soy, pero yo sé quién eres. Me encanta tu ambición - hizo una pausa analizándolo y acercándose a él - esas ganas de ser el mejor y tu manera de ser tan perspicaz. Tu alta tolerancia a la frustración te hacen simplemente increíble. No he conocido a nadie como tú.

Kisaki tragó saliva, los ojos de la chica transmitían seguridad:

- Ya hay alguien que me gusta, así que no tengo interés

Seira frunció su ceño, pensó en lo que él mismo dijo en el futuro, quería matar a Takemichi. Por su cabeza pasó levemente Hina, abrió la boca. Todo cuadraba ahora, la chica que Kisaki quería era Hina:

- Sé quien te gusta, puedo ayudarte con Hina, si me dejas quedarme a tu lado

El chico de gafas paró en seco y la agarró con algo de fuerza la cara, parecía enfadado:

- Ten cuidado con lo que dices, si interfieres no voy a dudar en quitarte del camino.

El ambiente cambió por completo y una sonrisa siniestra se posó en los labios de la chica que sujetó la muñeca del ojiazul con sorprendente fuerza, llegando incluso a pensar que iba a quebrarla:

- No soy tu enemiga Kisaki, intento ayudarte, si me dejas no habrá ningún problema

El de gafas soltó su cara y acarició su propia muñeca con una rara mueca en el rostro:

- ¿Sabés? Eres rara, eres intenteresante

La chica sentía que no iba a poder seguir aquella farsa mucho más tiempo:

- ¿Aceptas? - tendió su mano para cerrar el trato, nerviosa

- Acepto - dijo el chico estrechando su mano

De pronto todo se volvió oscuro, cuando abrió los ojos de nuevo lo primero que vió fue una habitación inmensa, tenía decoración dorada y unas lámparas de araña colgando del techo.

Miró su ropa, tenía un corsé de cuero puesto y no llevaba nada más en la parte de abajo a parte de su ropa interior, miró su mano, sujetaba una especie de correa. Siguió la cadena hasta llegar al hombre que estaba durmiendo a su lado y que tenía un collar alrededor del cuello perteneciente a la cadena que Seira sujetaba. Reprimió un grito.

Lo miró, era un chico alto y a pesar de ser delgado podían notarse sus trabjados músculos, tenía el pelo oscuro con partes de color rubias. Llevaba un pendiente en la oreja y solo estaba vestido de cintura para abajo. En su mano izquierda llevaba tatuado "crimen" y en su mano derecha "castigo.

El hombre abrió los ojos al notar que se movía, la cadena atada a su cuello se balanceaba por los nervios que Seira tenía:

- Hola preciosa

La de ojos azules contuvo la respiración mientras se sentaba en la cama y el chivo la abrazaba de la cintura:

- ¿Cuál es tu nombre?

El chico frunció el ceño y mordió el muslo izquierdo de la chica con algo de fuerza:

- Me ofende que no te acuerdes, sé que tienes muchos compañeros sexuales pero ayer me dijiste que yo era el más divertido, quizá deba tatuarte mi nombre en la espalda - sonrió con lujuria y satisfacción al ver su propia marca en tu piel - Hanma, no lo olvides nunca más, es nuestro segundo encuentro, pero habrá más en el futuro

El chico se incorporó y tiró de la correa envuelta en su mano para hacerla caer y colocarse encima:

- ¿Te apetece repetir antes de irte? Puedo aguantar tus mandatos sadistas

La chica entró en pánico, al parecería Takemichi tenía razón. La ojiazul interpretó y rápidamente trató de actuar como lo haría su yo del futuro. Apartó al chico con una sonrisa maliciosa y tiró de la correa haciéndolo caer de la cama y arrodillarse:

- Si quieres seguir con el privilegio de ser mi mascota debes ser obediente - hizo una pausa y se agachó hasta estar a la altura de su cara, el chico sonreía - ahora vete y espera a que yo te contacte, si eres bueno quizá recibas un hueso como recompensa

Soltó la correa y se puso en pie, Hanma la miró de arriba abajo. La comía con la mirada.

Seira se fijó en el cuerpo del chico, tenía varios moratones y marcas por todo su torso, rápidamente se sonrojó y se encerró en el baño para que el chico no la viese.

Después de algunos segundos de estar sentada en el suelo del baño escuchó como tocaban la puerta desde fuera:

- Me voy baby, espero que mis marcas no se borren esta vez, nos vemos pronto.

La puerta principal se cerró y Hanma se fue con una sonrisa de oreja a oreja y un cigarro en los labios.

Seira se miró al espejo tenía ganas de gritar, volvía a tener el cabello azul y el cuerpo lleno de tatuajes. El corsé de cuero se ceñía firmemente a su cuerpo y tenía varias marcas en el cuello de la noche anterior ¿En qué demonios se había convertido?


Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora