34 capítulo

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- Gracias a los que comentáis, leéis y votais, me animáis a seguir esta historia ❤️

Los ojos de Seira se abrieron, hacía años que nadie utilizaba su nombre para referirse a ella. Su brazo seguía firme en la cintura de la mujer, pero su mirada flaqueaba.

La figura que se acercaba a ella se parecía enormemente a la figura de Baji, su mente le jugó una mala pasada, el trauma que le había ocasionado perder a su primer amor la hizo pensar que el pelinegro podía encontrarse allí.

Sin embargo, antes de que gritase su nombre, la farola iluminó su silueta y dejó ver a Kazutora.

La mujer en sus brazos retomó la compostura y se apartó de ella, había sufrido y por supuesto quería venganza por ello, pero no era una asesina, el cargo de conciencia que aquello iba a generarle era más grande que sus deseos.

Seira chasqueó la lengua al ver que su plan había fallado, así que apuntó hacia el pantalón del hombre en el suelo y disparó, después miró al más grande, no le dió tiempo a correr puesto que la bala de la peliazul alcanzó su cerebro en pocos segundos.

La mujer pegó un grito y Kazutora corrió hacia la escena y abrazó a la chica. Llevó su mano hacia el arma de Seira y la agarró, arrebatandosela.

Chifuyu frunció el ceño, había algo que no entendía, en primer lugar que hacía Kazutora allí y en segundo lugar, porqué Seira le había entregado el arma con tanta confianza.

Aquellos no sabían la historia detrás de la relación entre Seira y Kazutora, y es que ellos fueron internados en el mismo sitio.

Los primeros días, antes de Sanzu llegase a la vida de Seira y viceversa, ambos fueron el apoyo del otro. La ojiazul estuvo reacia a juntarse con el chico, sin embargo, atormentada por el recuerdo de su querido Baji, pensó en su última decisión. La decisión de salvar a Kazutora. Aquel fue su último deseo y aquello fue lo último que dejó atrás. Se rindió ante ello y trató de protegerlo.

Seira detuvo dos de los intentos de suicidio del de ojos ámbar y el chico varios de los intentos de otros de los reclusos de sobrepasarse con ella, esto hizo que la relación entre ambos se acercase, Kazutora le contó su infancia llena de malos tratos, le contó cómo conoció a Baji y cómo terminó siendo la persona más importante para él.

La chica por su parte se animó a contarle su historia, fue a la primera persona a parte de Mikey y Baji a la que le hablaba sobre su padre. Al terminar de hablar Kazutora estaba llorando. Lloraba porque no podía entender como una niña de su edad era capaz de soportar todo aquello. Se sentía egoísta y débil, él a pesar de haber sido salvado por Baji y Seira, aún pensaba que no merecía vivir.

Poco a poco fue animándose, gracias a la ayuda y el apoyo que recibía de Seira se volvió completamente dependiente de ella. La seguía a todas partes y con la excusa del miedo a que alguien tratase de hacerla daño mientras descansaba consiguió dormir a su lado.

Día tras día la chica comenzó a cambiar, podía verse a simple vista, el día que Baji dejó aquel plano ella quedó destrozada y juró no mostrarse débil ante nadie. Por ello Kazutora se sentía enormemente feliz y especial a su lado, ya que ella le había permitido quedarse, sin embargo, después de dos semanas recibió una noticia que lo dejó completamente aterrado... sería transferido para recibir ayuda psicológica en una semana.

Entró en pánico, no sabía que hacer para mantenerse allí con Seira, barajó la opción de planear un escape, sin embargo, esto quedó descartado ante la negativa rotunda de la chica a su sugerencia.

Todo se volvió insoportable cuando Seira terminó de juntarse con Sanzu, aquel psicópata perturbado había terminado por alejarla completamente de ella, pero le dolió aún más saber que la ojiazul no hizo nada por mantenerse con él, lo ignoraba completamente y se pasaba el día al lado del de cabello rosado, como si aquellos momentos íntimos que habían compartido nunca hubiesen existido.

Entonces llegó el día de marcharse, ambos quedaron cara a cara y Kazutora había tirado a la basura todas las ideas de permanecer junto a Seira, sin embargo, cuando la miró a los ojos, algo parecía diferente aquel día. Lo miraba con cariño y ternura, cogió su rostro entre sus palmas y besó su frente:

- Cuídate mucho - fue lo único que dijo con una sonrisa triste

Y entonces lo entendió, entendió que no quería involucrarlo en su venganza, que sus planes no eran recomponerse y esperar a salir de allí, que Seira tenía un rencor diferente al suyo. Su mirada era la de alguien que no tenía nada que perder. Aquella fue la última vez que vió a la chica antes de aquello, aún así entendió algo aún más doloroso que todo aquello, ella hacía todo aquello por Baji, no por él, no era a él a quien defendía, si no al último deseo de su amado.

Después de algunos años escuchó hablar sobre ella, todo a su alrededor era caos y peligro. No pudo evitar pensar que si Baji hubiese estado allí hubiese sabido cómo llevar la situación, como consolarla, pero él no era así, no tenía ni idea, no quería decir palabras vacías.

La chica correspondió a su abrazo y lo miró a los ojos apoyada en su pecho, Kazutora se sonrojó de inmediato tratando de disimularlo, hacía más de diez años que no la veía y una vez más volvió a recordar su pequeña obsesión con la chica:

- ¿Qué haces aquí? No deberías involucrarte en esto, la Toman no es sitio para ti

Kazutora abrió la boca y agarrando a la chica de los hombros trató de hablar, pero está lo detuvo:

- Si te quedas conmigo puedes acabar muerto, no puedes protegerme ni sacarme de esto Kazutora, y sí, como puedes ver, es demasiado tarde. Ya no tengo nada que ver contigo, tengo asuntos que atender, lo mejor es que te olvides de esto, voy a destruir la Toman y después viviré igual que lo he hecho hasta ahora

Seira se dió la vuelta dispuesta a irse, Kazutora le recordaba mucho a Baji y mirarlo directamente comenzaba a hacérsele demasiado pesado de soportar.

El más alto agarró su brazo y la obligó a detenerse. La chica comenzó a forcejear, no quería iniciar una pelea contra él:

- Sobrevivir no es vivir Seira, aunque logres tu cometido no vas a ser feliz, no puedes serlo

La chica frunció el ceño, aquello era completamente mentira. Se negaba a creer que el único motivo por el que seguía viva no fuese a darle satisfacción ¿Sobrevivir? Ya no sobrevivia, parecía que había algún malentendido, el riesgo, la adrenalina y el miedo le gustaban. No sufría por ello, no era obligada a nada. La Toman era su objetivo, pero ella había creado un imperio bajo su nombre, un singular paraíso lleno de excesos, odio y peligro.

No, no volvería a ser la niña que tenía miedo de que Mikey la quitase todo lo que le había dado. Su padre había muerto y junto con él murieron sus esperanzas de volver a ser quién era. No, sobrevivir era lo que le había hecho disfrutar de estar viva.

Se soltó del agarre de Kazutora y lo miró por última vez a los ojos. No, los de Baji brillaban a pesar de que fuese de noche:

- Nos vemos




Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora