EXTRA 1

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Jaqueline Grazer.

Desde un comienzo supe que mi vida no sería para nada fácil. Una madre más ausente que presente, un padre alcohólico, familia que no nos aceptaba, y un hermano menor al cual cuidaba. Ni siquiera pude disfrutar mis años de infancia y adolescencia por hacer de madre, padre y hermana a la vez.

A pesar de haber entrado a un orfanato siento tan pequeños yo era conciente de las cosas que pasaban a nuestro alrededor, tanto en casa como en nuestro nuevo "hogar". Jack, por otro lado, sacando el hecho de que tenía cuatro años, pareciera ser que gracias a la ausencia de gente adulta desarrolló una especie de "trauma" o síndrome, haciendo que crea que es menor de la edad que tiene, por suerte, hoy en día no tiene esas actitudes. La misma pediatra me tuvo que explicar, con palabras que yo entendiese a esa edad, que mi hermano me veía más como una madre por estar siempre con él, así que poco a poco tuve que enseñarle que yo era su hermana, sin decirle en dónde estaban nuestros padres.

Yo pensaba que en el orfanato no la íbamos a pasar mal, digo, ahí están niños que lamentablemente estaban en las mismas situaciones que nosotros; sin padres, y sin un hogar. Pero no, los niños solían ser bastante crueles, yo no quería jugar con nadie por estar ayudando a las señoras de la cocina y vigilando a mi hermano, por lo que me tomaron como una niña aburrida y que quería hacerse la grande, cuando no era así, si hubiera sido por mí no aprendería todo lo que aprendí a los siete, de alguna forma estaba obligada a crecer rápidamente, aunque yo no lo quisiera. Y a Jack lo llegaron a molestar porque, como siempre, estaba detrás mío como un pequeño pollito indefenso, así que lo tomaban como que no podía vivir sin mí y era un tonto por eso.

También, esto ya era para todos los niños, se hacían burlas cuando venía alguien a adoptar, alegando que a x niño/a no lo iban a tomar en cuenta por ser "feo" o tener alguna imperfección. Eso era molesto y ninguno de los superiores tomaban cartas en el asunto, nunca me gustó que les hagan burla a los más pequeños porque tenía miedo que a Jack le hagan lo mismo y por miedo no me lo diga.

Después de varios años, cuando yo ya tenía quince y Jack doce, cambiaron completamente de personal, y por ende algunas reglas también. Una de ellas fue que a partir de los dieciocho el orfanato ya no te cuidaba más, ni siquiera te daban la oportunidad de dormir ahí y comenzar a trabajar para más adelante poder pagar un departamento sencillo. Cosa que era algo estúpido, ¿Cómo pretendían que salgamos, consigamos trabajo y departamento, y poder sustentarnos solos en un solo día? Era imposible.

En ese mismo año también presencié como un niño más grande, de diecisiete años, se burlaba de mi hermano y yo obviamente no lo iba a dejar pasar por alto. No era la primera vez que peleaba con alguien en ese lugar, pero nunca lo hice con un niño tan grande, se veía a metros que con un solo empujón me podía tirar al suelo, pero aún así, me acerqué y lo golpee lo más fuerte que pude.

Está de más decir que eso no salió bien, terminé con moretones por todo el cuerpo, mi muñeca con un esguince y el muy bruto me había golpeado los dientes contra el bidet de cerámica, logrando partir mi colmillo y a simple vista podía parecer otro diente pequeño.

Los superiores no hicieron nada en contra de él porque los demás niños que vieron la pelea dijeron que yo fui la primera en atacar, y era verdad, pero yo estaba destruida, tendrían que haberlo puesto en detención. Tanta era la fuerza que él tenía que me rompió un diente ¡Un diente! Merecía ser tratado como un mounstro.

Dejando eso de lado, comencé a pensar en cómo podía ser la tutora legal de mi hermano, ya que ningún familiar se hizo cargo de nosotros nunca, yo necesitaba tener su tenencia en caso de que pase algo. Claramente los trámites no pude hacerlos nunca, y no llegué a tener su tenencia hasta principios de 2022, donde ya él era mayor de edad.

En el orfanato no podíamos tener lujos, no nos daban mucha comida, ni teníamos ropas extravagantes o buenas camas, simplemente teníamos lo necesario pero a la vez era en mala calidad, aún así, no me quejaba, al menos tenía un techo. Mi comida casi siempre iba para Jack, logrando que mi estómago cada vez se acostumbre más y más a recibir poco alimento, es por eso que hasta el día de hoy, con un poco más de la mitad de un plato ya estoy llena. Obvio que eso trajo sus consecuencias, la menstruación me venía cada muy largos meses, habían algunos en los que ni siquiera me venía. Tuve anemia, el cabello lo tenía increíblemente frágil y hasta podía desmayarme tres veces en una misma semana.

No la pasamos bien ahí, pero era lo único que teníamos, no podía permitirme estar en la calle con mi hermano y que nos pase cualquier cosa. En California a un menor de edad no le dan trabajo, y no teníamos otra forma de conseguir dinero o una casa temporal hasta que podamos ir a otra y así. Era una mierda.

Cuando cumplí mis dieciocho salí del orfanato con Jack, aunque él tenía quince, nos dejaron irnos juntos por tener el mismo apellido, aparte de que comenzaban a llegar más niños y estaríamos ocupando lugares. No tuvimos otra opción que comenzar a robar, algo de lo que no estuve orgullosa en ningún momento, pero al menos así podía sustentar las necesidades de mi hermano. Éramos dos pequeños corriendo por las calles de la gran California con dinero, comida o cosas de higiene robadas entre las manos. Aunque Jack casi nunca iba conmigo, prefería dejarlo en un lugar seguro y ser yo la que robaba, tenía el miedo de que nos encuentren los oficiales, a mí me mandarían a la cárcel por ser mayor y a mí hermano a un reformatorio, hasta que sea mayor de edad y también vaya a la cárcel.

Yo quería, de verdad quería, trabajar en un lugar y conseguir dinero de manera justa, pero mientras tanto, ¿Qué podíamos hacer? No teníamos absolutamente nada, ni siquiera ropa para cambiarnos. Fui a unas cuantas cafeterías de mala muerte, pero ni siquiera en esas me tomaban, lo cual me deprimía. Jack, cuando se quedaba solo en un "lugar seguro", creía que yo estaba trabajando, no podía decirle que robaba en tiendas o se me caería la cara de la vergüenza ¿Qué ejemplo sería para mi pequeño hermano?

Aunque no nos duró mucho esa vida, llegó a oídos de los superiores del orfanato la manera en la que Jack y yo vivíamos, por lo que nos dieron unos pasajes a Corea del Sur, ya que estábamos, de cierta forma, haciéndolos quedar mal. ¿Qué diría la gente si dos de sus huérfanos estaban robando por las calles? Nadie mandaría ahí a los niños perdidos, creerían que en un futuro iban a ser bandidos.

Yo creo que los del orfanato sabían que en Corea se estaba presentando el COVID-19, y por ese motivo nos mandaron ahí, si nos moríamos era por culpa nuestra, ellos no tendrían nada que ver. Cuando llegamos la situación fue igual, Jack y yo no teníamos nada, me tocó robar nuevamente mientras nos hispedabamos en una habitación de un hotel que se caía a pedazos.

Hasta que pasó lo que pasó. Poco a poco la gente comenzaba a cambiar, convirtiéndose en zombies. Y aunque suene egoísta, eso para mí era mejor porque podía robar sin miedo a que algún oficial pueda arrestarme. Todos lo estaban haciendo, las tiendas eran saqueadas y no quedaban muchas cosas, pero aún así yo tomaba todo lo que veía a mi paso, hasta cosas innecesarias, como una tablet, para que Jack se entretenga.

Y después de todo eso, conocimos a quien fue nuestra salvación, y hoy en día padre de mi hijo, Jeon JungKook. Estoy agradecida de haberlo cruzado en el camino, al principio sí estaba muy dudosa de él, no quería separarme de mi hermano ni un minuto por miedo a que el coreano sea un traficador de órganos. Pero después de todo eso, ahora soy feliz a su lado, y espero que nunca más nos vuelva a pasar una situación así.

Kill or dead| jjk✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora