La casa de los Penhallow había resultado ser un lugar más aterrador de lo que Jane pudiese imaginar. Le costaba quedarse sentada dentro viendo las horas pasar, mientras escuchaba las absurdas conversaciones que mantenían aquellos extraños y extravagantes adolescentes.
A penas comenzó a echar de menos a Alec, salió de la casa y esperó afuera hasta su llegada. Estaba sentada en el muro bajo de piedra que bordeaba el jardín delantero de los Penhallow, con los cabellos muy brillantes bajo la luz de la farola más cercana. Llevaba sólo un fino vestido negro, como advirtió Alec, y había refrescado desde la puesta de sol.
Alec se dejó caer sobre la pared junto a Jane.
—¿Has estado aquí fuera esperándome todo este tiempo?
—¿Quién dice que te estoy esperando?
—Todo fue perfectamente, si es lo que te preocupaba. Dejé a Simon con el Inquisidor.
—¿Le dejaste? ¿No te quedaste para asegurarte de que todo fuera bien?
—Todo fue perfectamente —repitió Alec—. El Inquisidor dijo que lo llevaría adentro personalmente y lo enviaría de vuelta…
—«El Inquisidor dijo, el Inquisidor dijo» —interrumpió Jane—. La última Inquisidora que conocimos abusó totalmente de su autoridad… Si no hubiese muerto, la Clave la habría relevado de su puesto, quizás incluso la habría maldecido. ¿Quién puede decir que este inquisidor no sea también un chiflado?
—Parecía digno de confianza —dijo Alec—. Simpático, incluso. Se mostró de lo más educado con Simon. Mira, Jane…, así es como funciona la Clave. No nos es posible controlar todo lo que sucede. Pero tienes que confiar en ellos, porque de lo contrario todo se convierte en un caos.
—Pero ellos han metido la pata una barbaridad recientemente; eso tienes que admitirlo.
—Es posible —repuso Alec—, pero si empiezas a pensar que sabes más que la Clave y que estás por encima de la Ley, ¿qué te hace mejor que un Inquisidor? ¿O mejor que Valentine?
Jane se estremeció. Últimamente el tan solo escuchar el nombre de ese hombre le ocasionaba un absurdo temor.
—Lo siento. —Alargó una mano—. No quería decir que…
Un haz de brillante luz amarilla atravesó el jardín repentinamente. Jane levantó la vista y se encontró con Isabelle enmarcada en una abierta puerta principal, rodeada de luz.
—¿Qué estáis haciendo vosotros dos aquí fuera? —llamó—. Todo el mundo se pregunta dónde estáis.
Jane volvió la cabeza de nuevo hacia Alec.
—Alec…
Pero éste, poniéndose en pie, hizo caso omiso de la mano extendida de Jane.
Ella contempló cómo Alec regresaba con paso majestuoso a la casa.
La puerta principal se cerró, y Jane se quedó sentada en el jardín, a solas. Cerró los ojos por un momento y la imagen de un rostro flotó tras los párpados. No era el rostro de Alec, por una vez. Eran ojos tranquilos, pero fieros, de un color tan oscuro que podría decirse negro.
Abrió los ojos sorprendida, e intentando eliminar la imagen de su cabeza, se puso de pie tambaleándose. Se sentía tan estúpida por pensar que Alec podría cambiar, pero sobre todo se sentía estúpida por seguir pensando en Simon de la forma en que no lo hacen los amigos.
Cuando entró en la casa, no se detuvo ante las miradas que la examinaron. Tal vez habían lágrimas en sus ojos, pero estaba demasiado enojada como para detenerse a mirar eso.
Cuando llegó al pasillo de las habitaciones, casi corrió hasta llegar a la que le habían asignado. Se arrojó sobre la cama y puso la almohada sobre su rostro para luego contener un grito. Le dolía quererlo tanto. Alec era un idiota, no entendía como podía querer tanto a alguien que la trataba tan bipolarmente. No entendía como podía tratarla como su todo un día, y al siguiente tratarla como si no la conociera.
Cuando retiró la almohada de su cara, pudo ver a Alec parado frente a ella. Verlo ahí la impactó, y se sintió aún peor por permitirle verla en aquel estado.
— ¿ Te encuentras bien ? — preguntó Alec.
— Nunca he estado mejor — mintió ella secándose las lágrimas.
— Lamento mucho haberte hecho daño — dijo sentándose a su lado en la cama — Intento detenerme, pero es como si por más que me esforzara todo fuese inútil.
— ¿ Por qué eres así ? — dijo ella con odio — Tengo tanta rabia en mi interior que incluso no me reconozco.
— Nunca fue mi intención que eso sucediera.
— Solo responde una pregunta.
— ¿ Cuál ?
— ¿ Me amas ?
— Más que a mi vida.
Sin esperarlo, Jane sujetó el rostro de Alec entre sus manos y juntó sus labios. Necesitaba eso, necesitaba besarlo. Cayeron de espaldas al colchón, y lentamente la rubia se sentó a orcajadas sobre él. No podían dejar de besarse, de sentir aquella cercanía que tanto tiempo habían anhelado. La mano de Alec ascendió por la pierna de Jane, levantando levemente el fino vestido. La chica sofocó un gemido al sentir el frío tacto de su mano en una zona en la que jamás había estado.
— ¿ Estás bien ? — preguntó Alec preocupado.
— Mejor que nunca — sonrió ella contra sus labios.
Con la torpe ayuda de Alec, pasó el vestido sobre su cabeza. Se sintió expuesta, pero a la vez cómoda. Era la primera vez que un chico la veía de aquella manera. Los azules ojos de Alec se desplazaron por el cuerpo de la rubia, como si fuese un depredador analizando a su presa. La volvió a agarrar por el rostro y unió sus labios con más fuerza, con más necesidad.
Cuando Jane comenzó a sentir el bulto creciente bajo ella, los nervios la invadieron, pero decidió ignorarlos y dejarse llevar por lo cual sería uno de los mejores momentos de su vida sin duda alguna. Entre besos, terminaron de quitarse toda la ropa, y una vez que estuvieron desnudos, Alec se colocó sobre ella, para luego abrirle las piernas con cuidado y posicionarse entre ellas.
— ¿ Estás segura de esto ? — preguntó con la respiración agitada — ¿ Quieres hacerlo ?
— Claro que quiero — respondió ella deseosa — Te quiero a ti, con todo lo que tienes para dar.
— Te amo tanto, Jane Hall.
— Yo también te amo, Alexander Lightwood.
Y así se perdieron, entre embestidas y pasión, devorándose el uno al otro como habían soñado tantas veces. Y aunque en verdad fue un poco desastroso, nunca nada se había sentido tan bien.
N/A: Holaaaaaa .
Venga gritemos tod@s junt@s me muero de emoción al fin dieron el gran pasoooo. C emociona*No olviden votar y comentar que les pareció. Besos mis amores.

ESTÁS LEYENDO
Ciudad de Cristal ( III )
FanfictionTras el reciente descubrimiento de sus habilidades, Jane se mantiene a raya, intentando ocultarlo por el mayor tiempo posible. Intentando salvar a la madre de Clary, los chicos emprenden un viaje a la Ciudad de Cristal. Allí Simon ha sido encarcelad...