Cuando llamaron a la puerta, Isabelle le pidió a Jane que se hiciera cargo. La chica cumplió la orden, y al abrir la puerta de abrió de golpe, sus ojos se pusieron como platos por la sorpresa.
—¿Clary?
Clary sonrió débilmente.
—Hola, Jane.
Jane se recostó en el marco de la puerta con expresión desconsolada.
—Ah, mierda.
— ¿ Qué sucede ? — dijo Isabelle uniéndose a la conversación y quedándose tan pasmada como Jane al ver a la pelirroja — ¡ Clary ! ¡Pero se supone que estás en Nueva York! —exclamó—. Jace dijo que habías cambiado de idea sobre lo de venir. ¡Dijo que querías quedarte con tu madre!
—Jace mintió —dijo Clary tajante—. No me quería aquí, así que me mintió sobre el momento de la partida, y luego os mintió a vosotros diciendo que yo había cambiado de idea. ¿Recuerdas cuando me dijiste que él nunca miente? Pues no es verdad.
—Normalmente nunca lo hace —repuso Isabelle, que había palidecido—. Oye, viniste aquí…, quiero decir, ¿tiene esto algo que ver con Simon?
De repente Jane palideció. Quería matar a Jace por haberla metido en todo aquello.
—¿Con Simon? No. Simon está a salvo en Nueva York, gracias a Dios. Aunque va a enfadarse una barbaridad por no haber tenido oportunidad de despedirse de mí. —La expresión desconcertada de Isabelle empezaba a molestar a Clary—. Vamos, Isabelle. Déjame entrar. Necesito ver a Jace.
—O sea que… ¿viniste por tu cuenta, así sin más? ¿Tenías permiso de la Clave? Por favor, dime que tenías permiso de la Clave.
—No exactamente…
—¿Has violado la Ley? —La voz de Isabelle se elevó, y en seguida descendió; siguió hablando, casi en un susurro—. Si Jace lo descubre, le va a dar algo. Clary, tienes que regresar a casa.
— Cierto, debes regresar a casa — la apoyó Jane algo nerviosa.
—No; debo estar aquí —dijo Clary —. Y necesito hablar con Jace.
—Ahora no es un buen momento. — Jane miró a su alrededor ansiosamente —. Por favor, regresa a Nueva York. ¿Lo harás?
—Pensaba que te caía bien, Jane.
Jane se mordió el labio.
—Y me caes bien. Es sólo que Jace…,
— Dios mío, — interrumpió Isabelle — ¿qué llevas puesto? ¿Dónde conseguiste el equipo de combate?
Clary inclinó la cabeza para contemplarse.
—Es una larga historia.
—No puedes entrar aquí de ese modo. Si Jace te ve…
—¿Y qué si me ve? Isabelle, vine aquí por mi madre… Por mi madre. Puede que Jace no me quiera aquí, pero no puede obligarme a que me quede en casa. Se supone que debo estar aquí. Mi madre esperaba que hiciese esto por ella. Tú lo harías por la tuya, ¿verdad?
—Desde luego que lo haría —respondió ella—. Pero Clary, Jace tiene sus razones…
—Entonces me encantaría escucharlas. —Clary se agachó, pasó por debajo del brazo de Isabelle y se introdujo en la casa.
—¡Clary! —aulló Jane, y salió disparada tras ella, aunque Clary había recorrido ya la mitad del pasillo.
—¡Sebastian! —llamó Isabelle—. ¡No la dejes ir arriba!
El muchacho alzó los ojos, sobresaltado, y al cabo de un instante estaba frente a Clary, cerrándole el acceso a la escalera. Clary se detuvo con un brusco patinazo; jamás había visto a nadie moverse a tal velocidad; salvo a Jace. El muchacho ni siquiera estaba sin aliento; de hecho, le sonreía.
—Así que ésta es la famosa Clary.
El muchacho parecía desconcertado.
—No creo que… ¿nos hemos visto antes?
Estupefacta, Clary negó con la cabeza.
—¡Sebastian! —Los cabellos de Isabelle se habían soltado de las horquillas y colgaban sobre los hombros, y la joven mostraba una expresión iracunda—. No seas amable con ella. No debe estar aquí. Clary, vete a casa.
Con dificultad, Clary apartó la mirada de Sebastian y miró furiosa a Isabelle.
—¿Qué? ¿De vuelta a Nueva York? ¿Y cómo se supone que regreso allí?
—¿Cómo llegaste hasta aquí? —inquirió Sebastian—. Penetrar en Alacante es toda una hazaña.
—Vine a través de un Portal —respondió Clary.
—¿Un Portal? —Isabelle se mostró atónita—. No queda ningún Portal en Nueva York. Valentine los destruyó…
—No te debo ninguna explicación —replicó Clary—. Al menos hasta que tú me des algunas. Para empezar, ¿dónde está Jace?
—No está aquí —respondió Jane, justo al mismo tiempo que Sebastian decía:
—Está arriba.
Isabelle se revolvió contra él.
—¡Sebastian! Cállate.
Sebastian se mostró perplejo.
—Pero es su hermana. ¿No querrá verla?
Isabelle abrió la boca y luego la volvió a cerrar. Clary pudo ver que la muchacha sopesaba la conveniencia de explicar su complicada relación con Jace a Sebastian, que era totalmente ajeno a ella, sin darle una desagradable sorpresa a Jace.
—Fantástico, Clary —dijo Jane con una ira insólita, harta de aquella conversación y ansiosa por acabar con todas las mentiras —. Sigue adelante y haz lo que quieras, sin que importe a quién lastimas. Siempre lo haces de todos modos, ¿no es cierto?
Clary lanzó a Jane una mirada de reproche antes de volverse de nuevo hacia Sebastian, que se apartó en silencio. Pasó como una exhalación junto a él y ascendió la escalera, vagamente consciente de los gritos de Isabelle al desventurado Sebastian.
— Aline está arriba con Jace ¿ no es cierto ? — preguntó Jane.
— Así es — asintió Isabelle — Pero si no sabías que Aline estaba allí con él, ¿ entonces por qué no querías que Clary subiera a verle?
— Imaginé que Aline estaría allí — mintió Jane con nerviosismo — Quería evitar que sucediese lo que sea que sucederá ahora.
— ¿ Qué tiene que ver que Clary vea a su hermano con una chica ? — inquirió Sebastian — No termino de entender.
— Es una larga historia — bufó Isabelle — Creo que será mejor que vaya a mi habitación.
— Yo intentaré encontrar a Alec — anunció Jane — Desde ayer en la noche no le veo.
— Ha estado muy callado — comentó Isabelle — Lo encontré en el jardín en la mañana. Se veía muy serio, y cuando le pregunté si todo andaba bien, me regaló una sonrisa a medias y asintió con la cabeza.
— Será mejor que lo encuentre — dijo Jane preocupada — Nos vemos más tarde, tal vez en la cena.
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Ciudad de Cristal ( III )
FanfictionTras el reciente descubrimiento de sus habilidades, Jane se mantiene a raya, intentando ocultarlo por el mayor tiempo posible. Intentando salvar a la madre de Clary, los chicos emprenden un viaje a la Ciudad de Cristal. Allí Simon ha sido encarcelad...