Mireia se removió, adormilada, despertando de uno de los más profundos sueños en los que se había sumergido en mucho tiempo. Aleteo las pestañas con pesadez, sintiendo como el sueño se resistía de abandonar su cuerpo. Suspiro y estiro un brazo sobre una superficie suave, tersa y dura. Abrió los ojos de pronto, topándose con aquellos brillantes iris grises observándola. Entonces, recordó haberse quedado dormida sobre su pecho. Sonrió un tanto tímida y volvió a recostar la cabeza sobre su torso.
—Buenos día preciosa. —murmuro por lo bajo, observándola con cariño. Él llevaba al menos una hora despierto, pero se mantuvo inmóvil pues no deseaba despertarla. Sin embargo, todo ese tiempo que llevaba despabilado se le paso volando, escuchando como pequeños ruiditos se escapaban de su garganta siendo música para sus oídos y observando su rostro se estrujarse de ves en cuando, a lo mejor por algún sueño que estaba teniendo. Esa ninfa era el ser mas sobre natural que hubiera visto nunca. De solo verla así, tan sencilla, sin una gota de maquillaje, recién despierta y con los ojos aun adormilados, se le antojo perfecta.
Mireia abrió los ojos desmesuradamente, sorprendía. Era imposible que hubiera dormido tanto.
—¿Cómo? ¿Dormimos todo un día? —cuestiono sin poder creerlo. El pecho de Austin vibro por la risa que lo habia atacado al ver su rostro descompuesto y un poco alterado. Mireia se habia reprimido tanto a si misma que dudaba en algún momento se hubiera tomado un día o tan solo se despertara pasada media mañana. Lo creía imposible. Llevo una mano hasta su mejilla y la acaricio, con el corazón comprimido por tantos sentimientos que ella despertaba en él.
—No mi amor, solo te estaba tomando el pelo. —murmuro, sonriendo coqueto. Mireia elevo una ceja sonriente, acomodo los brazos sobre el fuerte pecho del hombre y apoyo la barbilla sobre sus manos, admirando el bello rostro que tenia en frente. —. Apenas han de haber pasado tres o cuatro horas desde que nos quedamos dormidos. —aclaro, poniendo ambos brazos debajo de la cabeza sin poder apartar sus iris de la deslumbrante mujer lo observaba.
Si Mireia dejara de reprimirse como lo estaba haciendo en las ultimas horas y fuera capaz de ver lo que sus ojos estaban viendo, seria capaz de notar que con esa belleza tan peculiar que poseía y su aura sobrenatural iluminaba todo su alrededor. Ella era una estrella fugaz en un campo sin luz.
La mujer se levanto del pecho del moreno, apoyo las manos sobre este y se tendió sobre el cuerpo del hombre sin llegar a recostarse sobre el, quedando a pocos centímetros de su boca.—Ummm. Entonces ¿Te estas burlando a mi costa? —susurro en tono de pregunta, con una ceja enarcada y una media sonrisa apoderada de sus labios. Se sentía sexy y deseada.
Ese apelativo le estrujo el corazón a Austin de emoción. Él podía notar como cada vez Mireia tenia mucha mas soltura. Bajo la vista e evaluó la parte superior del cuerpo femenino desprovisto de ropa, miro los pequeños y regordetes senos de Mireia y luego sin poder contenerse llevo una mano hasta uno de estos y lo apretó, siendo consciente del tono juguetón de sus palabras. Austin noto como el deseo cruzo por la mirada de la mujer.
—¿Qué harás si te digo que si? —cuestiono, atacándola. La joven bajo la cabeza hasta quedar rozando los rellenos y rosados labios del moreno.
—Esto...
Dijo, en voz baja, para luego arrastrar el labio inferior de Austin entre sus dientes y por ultimo, acariciarlo con la lengua, despacio, tentándolo. Él se sorprendió sin poder creer lo sensual que fue verla hacer aquel acto tan erótico. Sin medir palabra, ataco su boca con desespero, introduciendo su lengua dentro de la cavidad bucal de la mujer, moviéndola dentro y saqueando todo su interior.
Mireia cayo sobre el fuerte pecho del hombre, sin tener las fuerzas suficientes para continuar apoyada contra sus manos. Llevo sus brazos hasta la nuca de Austin y jalo su cabello, besándolo con igual arrebato y deseo.

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Al borde del precipicio
RomanceAustin: Simpático. Aventurero. Sensual. Atrevido. Mireia: Directa. Real. Indiferente. Organizada. Ambos de personalidades tan diferentes pero a la misma vez tan atrayentes, como el mismo sol junto a la luna formando el crepúsculo. Ella era todo lo...