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Sia - I'm in here

Es muy temprano, pequeños rayos de sol se cuelan por las gruesas cortinas azul oscuro del ventanal, son tan solo las 6:00am y Mireia ya se encontraba despierta, con los delgados brazos detrás de la cabeza, recostada sobre la mullida cama, sin querer aun enfrentarse aún nuevo día, pensativa... Estaba acostumbrada a dormir pocas horas, o, solo a no dormir, desde hacía exactamente siete años atrás, justo después de la muerte de su familia.

Fue feliz, por esa razón ahora la soledad le dolía tanto, le hacía tanto daño, por que después de haber conocido el cielo, saber lo que era ser feliz, la hicieron bajar al infierno y nunca más salir de ahí.

Viajaba constantemente junto a su familia, conociendo cientos de lugares nuevos los cuales cualquier persona desearía visitar, viviendo, siendo feliz... cuán poco le duró todo aquello.

Nuestros padres nos adoraban, a mi y a mi hermano; Eric. No paraban de recordarnos cuán feliz los hacíamos, todo el tiempo lo demostraban, no solo con sus gastos y regalos materiales, pues para ellos el dinero nunca presentó problema, sino con sus actos, dejando muchas veces los negocios aun lado, regalándonos bellos momentos, recuerdos... lo único que le quedaba ahora de ellos... recuerdos.

Se levantó airosa, reteniendo el dolor como es su costumbre y prohibiéndose sentir tristeza, aun en la soledad de las cuatro paredes de su habitación, se acercó al ventanal, observando las concurridas calles de New Jersey desde tempranas horas de la mañana, recordando... viajando al pasado...

Ese día habían quedado en hacer un viaje a España, país donde viajaban cada cierto tiempo pues su madre; Milena, lo adoraba. Sin embargo, unos problemas en la empresa retrasaron el viaje; La compañía se dedicaba a crear diferentes líneas de Zapatos, contaban con la sede principal en el centro de New jersey —lugar en donde nació el negocio— y dos más en: Chicago y Seattle. Algo muy común cuando se poseía una compañía de esa magnitud, por tal razón tuvimos que quedarnos.

La peor decisión que papá pudo haber escogido... aunque claro, en ese momento pareció ser la más razonable...

Ese día, Eric se fue a cenar fuera con sus amigos, mamá y yo decidimos preparar algo para cuando papá llegara, una hora después hizo su entrada y tras cenar, como era normal en nuestra familia pusimos una película en una de las  salas de estar, Eric al aparecer terminó uniéndose a nosotros.

Al final, entrando la madrugada nos marchamos a acostar, el día siguiente sería uno largo y agotador. La noche se volvió tenebrosa con la lluvia y los truenos, retumbantes contra las paredes, que de pronto se empezaron a escuchar, irrumpiendo en el silencio de la casa y la oscuridad siendo alumbrada por los relámpagos, al caer del cielo. Un ruido me despertó, fue leve, casi imperceptible sino a de haber tenido el sueño liviano, abro los ojos adormilada, arreglándome para volver a dormir cuando de pronto, noto a alguien en mi puerta.  No vuelvo hacer ningún movimiento, ni siquiera mínimo, entre la opacidad de la noche trato de afinar la vista y descubrir si era Eric, con unos de sus juegos sin chistes, pesados, pero no, sabía muy bien que no era él, y el miedo corriendo por mi sistema nervioso, lo confirmo.

Ese hombre, de complexión extraña, alto, vestido en absoluto con ropa negra, pasamontañas del mismo color y una pistola en la mano derecha se acercó, con pasos sigilosos pero seguros, quito la sabana de sobre mi cuerpo, pasando el frío acero por mi sien...

Sintiendo el tan familiar escozor en los ojos, se aleja de los oscuros y grandes cristales llegan desde el piso hasta el techo, del lugar que desde hace dos años a sido testigo de su sufrir... amarga vida... y soledad...

Durante siete años  deseó haber muerto junto a ellos esa noche... aún a sol de hoy lo desea...

No llevaba una buena relación con la familia de su padre, la consideraban egoísta, ambiciosa,  muy joven e inexperta para querer esforzarse y reclamar el mandato, de lo que su padre había trabajo por tantos años y por derecho le pertenecía, no le importo en lo absoluto, ya nada le importaba, realmente, no llevaba una buena relación con nadie de cualquier manera, se alejo de todos y se refugió en la que ahora, era su nueva realidad.

Al borde del precipicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora