La mañana siguiente, cinco minutos antes de las nueve, Mireia dirige sus pasos hacia Thomás y Vanessa, quienes ya la esperaban en el vestíbulo. Su caminar delata la excitación en su andar y la manera en como se arregla el bolso en el hombro una y otra vez, muestra la ansiedad que la carcome mientras mas pasan los minutos. Va vestida con una blusa rosa claro acentuada en los lugares correctos, falda tubo de tono crema, zapatillas de tacón alto del mismo color que la prenda inferior, maquillaje sencillo y pelo cayéndole casi hasta las caderas.
Recordaba con lujos y detalles lo que había sucedido la noche anterior..., tanto como sus labios aun podían sentir sus férreos besos como el temblor de sus piernas al sentir como su mano la hacia ver las estrellas con los ojos cerrados. Su cuerpo vibro y todos los vellos del cuerpo se le pusieron de punta de solo invocarlo, y si eso le pasaba con solo tenerlo en su cabeza después de aquello, no sabría como reaccionara al tenerlo enfrente, como actuar. Con una mierda, por la misma razón busco excusas para evitar volver a estar a su alrededor, pero él muy idiota no acepo ninguna y eso la hacia temer, quería probar muchas cosas y todas las deseaba descubrir junto a él.
—Buenos día. —susurró una vez llego al lado de Vanessa quien le devolvió el saludo junto a una cálida sonrisa. Thomás ladeo el rostro y como de costumbre, paseo los ojos por el rostro y cuerpo de la joven para luego mirarla fijamente con una ceja enarcada en signo de superioridad y arrogancia.
—Buen día Mireia. Pensamos tendríamos que marcharnos sin tu hermosa presencia. —mascullo en tono de burla. Ella resoplo, cansada de lo mismo desde temprana hora de la mañana, voltio el rostro y lo escruto con la mirada, deseando demostrarle con sus ojos cuanto lo detestaba.
—En tal caso querido tío. —murmuro entre dientes, despacio, saboreando las palabras entre sus labios, con todos los sentimientos desagradables y de tristeza que aun no había podido aprender a controlar cuando de su familia se trataba a flor de piel. —, La reunión se cancelaria porque tu jefa no asistiría. —Thomás atrapo su labio inferior con fuerza entre sus dientes y dio un paso hacia ella, enardecido hasta la medula. Sentía diversos sentimientos hacia esa mujer pero ninguno podría llamarlo de manera agradable, la detestaba y para nadie eso era un secreto. Mireia elevo la barbilla y enderezo la espalda, esperando para volver a atacarlo, harta como nunca de aquella situación, cuando su celular sonó dentro de su cartera. Saco el aparato y atendió la llamada sin siquiera percatarse del nombre del remitente. —. ¿Si?
—¿Mireia? Te habla Austin, estoy afuera de tu hotel. —su respiración quedo atrapada dentro de sus labios y el corazón aumento su ritmo cardiaco al escuchar su áspera voz varonil al otro lado de la línea. Chasqueo la lengua por no desear aclarar la voz teniéndolo al teléfono.
—De acuerdo, ya salgo. — cerro la llamada de inmediato, sin darle oportunidad de volver a hablar y a ella de seguir cuestionándose si tendrá el valor suficiente para volver a verlo. Con el pulso a mil dirigió la mirada hacia Vanessa. —Vamos. —anuncio, volviendo a arreglar el bolso en su hombro y con las manos sudorosas.
Camino con la chica al lado, no necesito voltear a mirar hacia atrás para asegurarse de que Thomás le siguiera los pasos, podía sentir como sus iris le taladraban en la espalda, la situación de por si era triste, sin embargo, hace mucho dejo de importarle. Lo vio a la distancia, vestido con un hermoso traje azul marino hecho a la medida, pelo muy bien acomodado en su lugar, parado al lado de un lujoso auto negro, con los brazos cruzados y la sensualidad brotándole por los aires; de pronto se vio recostada contra la puerta del vehículo, con su boca sobre la suya, atacando sus labios, con la excitación subiendo a borbones. Quiso golpearse porque por mas y deseara borrar esa clase de pensamientos de su cabeza, simplemente no logra conseguir hacerlo.

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Al borde del precipicio
Storie d'amoreAustin: Simpático. Aventurero. Sensual. Atrevido. Mireia: Directa. Real. Indiferente. Organizada. Ambos de personalidades tan diferentes pero a la misma vez tan atrayentes, como el mismo sol junto a la luna formando el crepúsculo. Ella era todo lo...