Al notar como las horas transcurrieron llevándose con ellas el día sin él haber hecho su aparición la irrito en sobre manera, ni siquiera logro concentrarse como de costumbre en el trabajo cosa no le agrado pues sabia eso no podía ser posible, al menos para alguien como ella. No le gusta darle esa clase de poder sobre sus pensamientos a otra persona aunque ese alguien no lo supiera que lo poseía.Al final del día incluso los minutos le parecieron eternos, agotador por haberse mantenido en vilo esperando la puerta ser abierta por su nuevo grano en el culo. Una vez llego a la seguridad de su departamento deseo estampar la cabeza contra cada una de las paredes existentes allí hasta dejar de pensarlo y invocarlo cada segundo. Sin embargo, no lograba alejarlo con nada, de modo que eso la enfurecía aun más si era posible. Después de pasadas interminables horas observando el techo sobre su colchón tubo que tomarse un analgésico para el dolor de cabeza antes de intentar poder dormir, algo aparentemente imposible con los pensamientos en su cabeza revoloteando como mariposas.
El miércoles al repasarse una y otra vez frente al espejo se percato del negro debajo de los ojos mucho más pronunciados que de costumbres.Necesito aplicar varias capas de cubre ojeras, más de lo habitual pues las dos ultimas noches de haberse topado con su mal andante, a dormido mucho menos de lo normal. Las noches se han vuelto aun peor ahora con una sombra más al acecho.
Decidió usar un vestido rojo adherido al cuerpo para disimular la palidez de su rostro y tacones negros. Llego unos minutos más temprano de lo habitual, tanto por unos contratos le faltaron por revisar y firmar el día anterior por falta de concentración como por no haber conciliado el sueño durante toda la madrugada. Espero al menos ese día transcurriera con tranquilidad, no obstante, al sentir a Vanessa tensa al comunicarse por el intercomunicador y luego entrar en el despacho con semblante alterado entrada la tarde entendió toda la poca paz encontrada se había esfumado, otra vez.
Mireia observo como dos hombres de pieles bronceadas vestidos de policías entraban en la oficina con semblantes inescrutables, el corazón le dio un vuelco al verlos de modo que inmediatamente lo supo. Les brindo asiento en los dos sillones delante del escritorio, ambos aceptaron asintiendo con la cabeza y quitando sus gorras de oficio tras hacerlo.
—Buenas tarde señorita León, mi nombre es Camilo Smith y mi compañero aquí presente es Sam Davis. A sus ordenes. —dice el que se encuentra en la silla de la derecha, de facciones duras y de no más de cuarenta y tantos años, aparentemente. — Vinimos de parte del departamento de policías a entregarle el siguiente comunicado. —musita a la vez que extiende un sobre sacado de su chaqueta, el cual toma examinándolo curiosa. No cree haberse saltado algún citatorio, es imposible pues desde lo ocurrido se mantiene al tanto de todo lo procedente junto a sus abogados.
Algo debe andar mal, lo sentía y ese solo pensamiento le puso todos los pelos de punta.
—Buenas tarde señores. —saludo cortes. —¿Puedo brindarles algo de tomar? —pregunto, abriendo el sobre sin poder contenerse un minuto más pues el sentimiento de algo andar mal continuaba latente en su interior y empezando a leerlo de inmediato. Noto como uno de ellos, él de la izquierda para ser exactos y el que aparentaba ser él más joven de los dos se remueve en el sillón notablemente incomodo.
—No, así estamos bien señorita gracias, solo esperamos a usted este enterada de la situación. —declaro el mayor con voz atronadora. No quería ser él quien diera la siguiente noticia por la sencilla razón de que no quería ser el blanco de esa mujer de pocos sentimientos, por no decir algo peor, pero no tenia opción, era su trabajo por lo que, mientras más rápido pase todo mejor.
Asintió de acuerdo, mordiendo su labio inferior internamente nerviosa por lo próximo puede suceda.
Inmediatamente avanzo la lectura tanto como sus ojos le permitían, notando como la respiración se le hacia mucho más pesada y rápida mientras avanzaba el documento y la furia crecía a borbones por su sistema nervioso. Arrugo el papel aun suspendido en el aire con los dedos a los lados sosteniéndolo, continuo leyendo y a cada segundo avanzaba la cólera se incrementa desde lo más profundo de su interior.
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Al borde del precipicio
RomanceAustin: Simpático. Aventurero. Sensual. Atrevido. Mireia: Directa. Real. Indiferente. Organizada. Ambos de personalidades tan diferentes pero a la misma vez tan atrayentes, como el mismo sol junto a la luna formando el crepúsculo. Ella era todo lo...