Dos horas después Mireia se encontraba despierta, dando vueltas sobre la mullida cama de sabanas blancas, tratando de volver a dormir. Sin embargo, al no conseguirlo se queda viendo el blanco techo como si de algo extraordinario se tratara.La semana había sido tan ajetreada que ni siquiera se había detenido a pensar en el osado hombre de ojos grises. Luego de aquel día en donde se había aparecido en su oficina, el mismo día en donde había probado sus labios << por primera vez pero no por ultima... >> no había vuelto a verlo, ni siquiera las flores siguieron llegando. Le había parecido extraño que después de su arrebatado y ardiente encuentro no hubiera vuelto aparecer, ya había dado por sentado que lo estaría viendo más seguido aparecerse por aquel lugar, no obstante, ocurrió todo lo contrario y ella no había tenido tiempo de detenerse a darle vueltas al asunto hasta ese momento.
¿Qué estaría haciendo? Él le había asegurado se verían antes de lo que esperaba y de eso hace exactamente cinco días. Él muy idiota la mantenía en vilo, a la espera de volver a verlo, de su próximo movimiento. A lo mejor simplemente había conseguido una nueva conquista con quien estaría arrugando las sabanas cada noche; Una guapa mujer rubia, de figura curvilínea, altura de modelo de pasarela y tez de muñeca de porcelana. El tipo de mujer que le había visto de su brazo en las fotos que llegaron junto a su información. Tal vez... en las madrugadas Austin rosaba su boca por el cuello de la chica mientras sus manos se pasean por su cuerpo, tocando los lugares correctos para hacerla suspirar... Después con los codos en la cama se suspendería sobre ella para adentrarse en su cuerpo... haciéndola ver las estrellas como había hecho con ella misma con tan solo besarla.
Una ráfaga de irritación embargo el cuerpo de Mireia. Se levanto cabreada sin saber por que o mejor dicho, sin querer aceptar la razón; Salio a la pequeña sala fuera de la habitación de paredes con diseños dorados y tomo el teléfono que reposaba en una de las repisas; No tenia ánimos para bajar a comer, menos de tener personas a su alrededor, de modo que pidió le subieran la comida. Dos minutos después se sentó en el grande y espacioso mueble marrón, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza recostada sobre ellas.
No tendría por que sentirse colérica por lo que podría estar haciendo con otras mujeres durante todos estos días, no era algo que le importara, ni siquiera tendría por que estarlo pensando. Sus actos eran algo que ni le iban ni venían, en todo caso.
Mireia ladeo el rostro hacia el ventanal que da a una atractiva vista hacia Madrid desde esa altura, pero sin reparar en ella exactamente. A ultimas horas sus pensamientos parecen torbellinos sin freno.
Lo único que los mantenía unidos a ambos eran los negocios y a lo mejor así deberían quedarse las cosas y dejar esa maldita obsesión de querer meterlo en su cama. Sí es un hombre terriblemente guapo, con una personalidad atrayente y ese aire de erotismo que lo embarca; No podría negarselo a si misma, aunque lo hiciera mil veces, Austin posee algo que la mantiene atraída hacia él.
Salio de la nube de pensamientos al escuchar al fondo unos pequeños toques en la puerta. Se levanto lanzándose una ojeada a su atuendo; El pelo desmarañado, un suéter blanco dos tallas mas grande que la que debería usar, un pantalón de chándal negro y medias. No es la mejor imagen, no obstante, hasta la hora de la reunión no tiene el propósito de ver a nadie.
Mireia se paso una mano por el cabello tratando de acondicionarlo un poco al menos mientras se movía de lugar, abrió la puerta y con un ademan le indico donde dejar los platos, un minuto después se marcho. Destapo la comida, se sirvió un vaso de jugo de naranja y empezó a comer sin mucho apetito.
Tal vez lo mejor es mantener la relación únicamente en el ámbito de trabajo. —llego a la conclusión mientras picoteaba la tortilla de patatas. —. A eso debería reducir los encuentros y no dar paso a algo más.

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Al borde del precipicio
RomansaAustin: Simpático. Aventurero. Sensual. Atrevido. Mireia: Directa. Real. Indiferente. Organizada. Ambos de personalidades tan diferentes pero a la misma vez tan atrayentes, como el mismo sol junto a la luna formando el crepúsculo. Ella era todo lo...