—Te veo al regresar. —murmuró Austin, delante de Mireia, mientras le sostenía las manos y entrelazaban los dedos, sin lograr encontrar el mínimo deseo de querer dejarla ir.., de alejarse de ella. Mireia lo observaba con mirada perdida y ojos brillosos. La verdad es que el tenerla delante, con sus hermosos iris marrones con mas resplandor que el mismo sol de aquella mañana, mejillas con tan poco maquillaje que ni siquiera era perceptible, labios un tanto gruesos con poco labial rosa, lo dejaban totalmente lívido. Mireia es sencillamente la mujer de su vida, era muy consciente de eso.Una vez Mireia abrió los ojos, supo al notar los rayos del sol colarse por aberturas de la cortina que un nuevo día había empezado y ella ni siquiera quería así fuera. Él debía irse, volver a su vida, una vida en donde ella no tenia cabida. Quería evitar a toda costa su partida, incluso por un momento le paso por la cabeza la idea de amarrarlo y esconderlo en una de las habitaciones de su casa, nadie se daría cuenta ya que nunca recibía visitas, no obstante, eso era tan solo un descabellado raciocinio, no podía apresarlo y mantenerlo con ella si le había dejado bien en claro que debía marcharse. ¡Demonios!
Eran apenas las 6:30 am cuando él se metió a duchar. Mireia se hizo la que buscaba entre un montón de ropa durante casi una hora, tan solo para matar el tiempo, después se metió a duchar y perdió alrededor de cuarenta minutos allí, alargando a toda costa su partida. Austin se mantuvo al margen, sus manos pugnaban a todo momento por acercarse, abrazarla desde atrás, besarle el cuello para después tomar posesión de su boca con deseo. Pero se mantuvo simplemente observándola a la distancia, sabia bien ella no era el tipo de mujer de querer personas a su alrededor todo el tiempo y mucho menos seria él quien arruinaría todas las cosas con ella la ultima hora. La cabeza de Meira dolía, dar vueltas para entretenerse sin que él se percatara de sus intenciones era agotador y la hacia sentir estúpida. A las ocho Vanessa le aviso necesitaba mostrarle unos documentos de modo que ya no pudo retrasar un minuto mas su ida, ella también necesitaba marcharse.
Iba a marcharse con Ramon a la oficina pero Austin insistió en llevarla, ella necesitaba mantener distancia de los sentimientos que él le provocaba desde ese momento, sin embargo, se permitió ser un tanto egoísta, por lo que acepto. En ningún momento fue capaz de mirarlo a los ojos, incluso cuando entrelazo sus dedos mientras con la otra mano mantenía el guía del vehículo y escuchaba como pequeños fragmentos de su corazón quedaban destrozados tras una partida más no deseada. Ya debería haberse percatado que al final del día todos siempre se marchan, dejándola otra vez sola.
—¿Cuándo piensas volver? —cuestiono en voz baja, mirando por ultima vez sus hermosos ojos grises, olvidando que a lo mejor esa seria la ultima vez de verlo, que estaban en la acera frente a la empresa, que las personas a lo mejor los miraban mal por obstruir el espacio y de ser así le importo muy poco.
—Puede que antes de lo que piensas. —susurro, acariciando la mejilla de la joven con delicadeza y dejando caer la frente sobre la de ella, suspiro, percibiendo como un sentimiento de tristeza se apoderaba de él. Dios, no quería marcharse.
—Eso espero. —declaro. Austin sonrió, saber que ella lo quería cerca aun lo dejaban con un sabor a felicidad y extrañes en la boca en las mismas proporciones. Aun no podía creerlo. Termino de acortar la distancia que quedaban entre sus bocas y la beso, rozo sus labios entreabiertos con ternura.., cariño, notando como había esperado todas esas horas por sentirla así de cerca, por sentirla suya. Mireia suspiró contra sus labios, sintiendo como una corriente eléctrica atravesaba su columna vertebral, sus manos empezaban a sudar y su corazón tomaba una rapidez alarmante. Austin la besaba como nunca antes había besado a nadie, con anhelo, devoción. Abrió la boca y con su lengua acaricio el labio inferior para después arrastrarlo entre sus dientes. El pecho de Mireia se hinchaba y deshinchaba con rapidez, como si sus pulmones no capturaran la cantidad de aire suficiente. Enrollo las manos alrededor del cuello del hombre y abrió la boca permitiendo que saqueara todo su interior, necesitaba mas, pero no era el momento. Se alejo de pronto recordando donde se encontraban, apoyo la frente contra la de aquella mujer que lo mantenía todo el tiempo pidiendo su contacto y dejo caer un pequeño beso antes de apartarse una vez más.
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Al borde del precipicio
RomansaAustin: Simpático. Aventurero. Sensual. Atrevido. Mireia: Directa. Real. Indiferente. Organizada. Ambos de personalidades tan diferentes pero a la misma vez tan atrayentes, como el mismo sol junto a la luna formando el crepúsculo. Ella era todo lo...