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Era una noche fría en la cuidad de Zaun, con la pelinegra desnuda sobre la tina y tus manos sobre su cráneo.
La humedad del baño era un poco sofocante, la mayor se dejaba hacer con tus manos enjabonadas en su melena, dando masajes y limpiándola, era algo que hacías muy seguido para ayudarla; debido a su brazo robótico había cosas que se le dificultaban hacer y lavar su cabello era una de esas cosas.
Tomaste un vaso, llenándolo con agua de la tina y tirándolo sobre su cabeza, sacando los rastro de jabón en el. Escuchaste el gruñido de la mayor; rápidamente te inclinaste para ver su rostro, preocupada de haber echo algo mal.
—Apagaste mi cigarro—reíste al ver su molestia, Sevika te arrojo un poco de agua con su mano, empapando tú rostro, el chillido que soltaste la hizo sonreír.
—Ya sal de ahí, grandulona. — te levantaste tomando la toalla que se encontrada colgada en la pared, la abriste enfrente de la mayor quien se acerco para rodear su cuerpo con la tela.
Las dos se dirigieron a su habitación, esperaste a que la pelinegra terminara de vestirse para secar su cabello. Sentada en la cama dirigiste tus manos hacia su cabellera, ella estaba en el piso de espaldas a ti dejando que escurrieras su pelo con la toalla.
—Listo.— finalizaste tu trabajo con un beso en su nuca, la mayor se levantó dispuesta a acostarse en su cama; lo impediste tomando su mejillas, acariciado aquella bonita cicatriz. Dejaste otro beso, esta vez en sus labios.
—Todo lo que sientes es bueno, sólo déjate llevar— susurraste sobre sus labios, seguías sintiendo el miedo en ella, su impedimento que no la dejaba mostrar sus sentimientos, la entendías y estabas dispuesta a soportar sus formas de amarte.
—Que ridícula— te dedico una sonrisa socarrona, la mayor intentaba que supieras el gran amor que te tiene, solo que sus maneras eran un poco secas y sin nada de tacto.
La mayor se tiro a tu lado sobre la cama, rápidamente te acercaste a ella con las cobijas, tapándolas a ambas; terminaste acostada sobre su nuca y con tu mano en su pecho, acariciándolo.
—Se que me amas— te acomodaste un poco más en su cuello dejando otro beso ahí, te encantaba lo bien que encajaba tu rostro en aquel lugar, como dos rompecabezas.
El olor de tu amada y el calor que emanaba su cuerpo te dejaba somnolienta, tu respiración se hacia lenta con el pasar del tiempo, dejándote dormida, a diferencia de Sevika quien solo esperaba que durmieras para admirarte.
Mientras duermes la pelinegra te observaba, asustada de que en algún momento la abandones, esperaba con ansias el amanecer; por que despiertas con esa deslumbrante sonrisa que la hace sentir segura, que la hace ser valiente otro día mas.
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gracias por votar, leer, comentar uwu gracias también por respirar, comer y cagar (๑･̑◡･̑๑) los kiero bbs💖💖
