3. SILCO

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⁽ 𝗦𝗧𝗥𝗘𝗘𝗧𝗦; 𝗗𝝝𝗝𝝠 𝗖𝝠𝗧 ⁾ 
¦ ❛ 𝗳𝘂𝗲 𝗱𝗶𝗳𝗶́𝗰𝗶𝗹 𝗲𝗻𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗮𝗿 𝗮 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗶𝗲𝗻 𝗰𝗼𝗺𝗼
𝘁𝘂́  ❜ ¦

Abrí los ojos viendo la conocida pared del cuarto que comparto con mi pareja, siento como el brazo de este se aprieta contra mi abdomen y su cabeza se frota contra mi espalda

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Abrí los ojos viendo la conocida pared del cuarto que comparto con mi pareja, siento como el brazo de este se aprieta contra mi abdomen y su cabeza se frota contra mi espalda. Escuche el sonido de la puerta abrirse, era Jinx que tenía hambre y no quería quemar la cocina haciéndose desayuno por su cuenta.

—Ya voy, linda — respondí, con el mayor sigilo del mundo, retire el brazo de Silco de mi abdomen para levantarme de la cama, lo arropé dejándole un beso en su mejilla para retirarme de la habitación. Alguien tiene que hacer el desayuno y sin duda alguna no seria Jinx.

Jinx me siguió hasta la cocina, comencé a prepararle unos huevos estrellados con tocino, al terminar se lo serví con un jugo de naranja. Se lo coloqué en la mesa y no tardo en comenzar a devorarlo.

—Gracias, ma.

Dejé un beso en su cabeza y fui directo al baño, dónde me bañe y me arregle un poco. Al salir encontré a Silco con la peliazul hablando en la mesa, más bien, Jinx hablaba y Silco la escuchaba. Los dos voltearon a verme cuando llegué, escuché el grito de la niña.

—Ma, no entiendo cómo te saben tan bien los huevos, ¡ay! sonó mal— se carcajeó sola, solté una risita a su comentario. Me acerqué a mi hombre, dándole un beso, mientras escuchaba los quejidos de la menor.

—Buenos días, ¿quieres desayunar?
—No, no te preocupes, Jinx me compartió de su tocino, gracias amor.

—Sí tu lo dices. Van a venir a comer, ¿verdad? — los dos guardaron silencio volviendo a sus asuntos, Silco leyendo un libro y Jinx tomando de su jugo — Ni crean que les llevare comida a la base, vienen o nada.

Suspiré y me deje caer en la silla, pensando que hacer de comer. Observe cómo el adulto y la menor se miraban cómplices.

...

Vaya mierda, aquí estaba entrando en la base para darle de comer a mis polluelos. Llegué al despacho de Silco y sin tocar entre, viéndolo hacer sus cosas. Me observo con una sonrisa ladina.

—Hola ____, pensé que hoy no ibas a traernos de comer.— gruñí mirándolo molesta, claramente se estaba burlando de mi. Deje la bolsa en la mesa, comenzando a sacar los platos y la comida. Sentí a Jinx caer a mi lado.

—Fuaa! ¿qué hiciste de comer hoy? me estoy muriendo de hambre — la menor se sentó en la silla restante mientras observaba cómo servía la comida que había preparado.

—Ya sabes, unas ratas asadas con mi toque especial— me carcajeé por sus caras, voltearon a verme asustados. Termine de servirles, les di sus platos y seguían mirando la comida con cara asqueada y asustada, rodé los ojos— Es solo carne con verduras, coman sin miedo.

—No confió en ella, Silco.
—Come, ahora, Jinx.

Los dos empezaron a comer con miedo, al primer bocado Jinx empezó a devorar el plato y Silco comió con más confianza, al terminar guarde los platos en la bolsa.

—Joder, si pudiera casarme con tu comida lo haría,_____ —la menor estaba echada en la silla mientras daba palmadas en su panza. Silco por su parte me indicó que me sentara en sus piernas, al hacerlo puso en mis manos una jeringa, no me gustaba hacer esto. Posicione la aguja en su ojo y cuando estuve segura de que daría en su pupila piqué el boten que inyectaría la sustancia a su ojo. Sentí cómo se retorcía y con mucha delicadeza agarre sus mejillas, acariciando estas.

—¿Mejor? — él asintió, acerque mi rostro al suyo, juntando nuestras frentes.

Tal vez Silco no es el mejor novio del mundo, ni mucho menos el mejor padre, pero el ama de una manera tan pura e incondicional que hace querer amarlo por el resto de sus días, y era algo que estaba dispuesta a cumplir. Por que es uno, en un millón.

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¹・ARCANE; osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora