[PROMISCUOUS; NELLY FURTADO] ❛ ustedes saben que soy toda suya, ¿que están esperando ? ❜
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Hoy era sábado, uno de los tantos días en el que tú y tus parejas se juntaban para pasar el rato juntos y disfrutar. Ahí te encontrabas esperando que alguno de los dos apareciera, hoy tenías planes asombrosos para pasarla bien con ellos.
—¿Cómo estás, linda? — llegó Ekko al lugar de encuentro, le sonreíste y abrazaste, pasar una semana sin tus tesoritos era horrible.
—Triste pero ahora feliz, sólo falta mi chispitas. ¿Y tú, hombrecito? — tus manos se dirigieron a las mejillas de él pellizcándolas, te observó con una sonrisa. Cuando estaba apunto de contestarte unos brazos pasaron por la espalda del más alto, Jinx había llegado.
—¡Hola! Llegué...— la voz de la peliazul apenas se escuchaba debido a que estaba restregando su rostro en la espalda de Ekko.
—¿Estás drogada?—le dirigiste primero la palabra a Jinx; quien separó su rostro solo para verte, dirigiéndote una sonrisa burlona.
—Tal vez, pero que bonita estás, joder.
—Dame un poco.— el moreno se había unido a la conversación; Jinx sacó un pequeño frasco con pastillas, tendiéndole uno a Ekko. Los miraste y bufaste.
—Vaya pareja de drogadictos me fui a conseguir. — los dos rieron a tu comentario.
Comenzaste a caminar a su próximo destinó, una taberna clandestina; debido a la fama de Jinx tenían que mantenerse en perfiles muy bajos, demasiado bajos, siempre estaban intentando rotar de lugares o algunas veces solo se quedaban en tu lujoso apartamento.
Escuchaste sus pasos intentando alcanzarte, la peliazul tomó tu mano balanceándolas y el moreno tus hombros.
—Chicos, soy alguien rara, ya deberían saberlo.— comenzó la peliazul, refiriéndose a su triste gusto por las drogas.
—Lo sabemos, amor.— apretaste su mano, su gusto a esa sustancia por ahora solo era de vez en cuando y si en algún momento empeoraba, tú y Ekko estarían para ella.
—¿Oíste, Ekko? A mi me dice amor y a ti mierdecilla. — Jinx se burló del peliblanco, soltó tu mano y comenzó a trotar mientras bailaba frente a ustedes. Ahora el moreno agarro tu mano, mientras los dos veían a su linda novia ser ella misma.
—Las odio. —susurró Ekko.
—Eso ni tú te la crees.
El camino a aquella taberna parecía eterno, estaba realmente lejos, Jinx comenzaba a molestarse y no sabias que hacer para calmarla; justo cuando la peliazul estaba por disparar a un pájaro divisaste el logo del local.
—Ya llegamos, deja eso. — le señalaste el cartel, Jinx se emocionó y salió corriendo, él moreno y tú la siguieron entre risas.
El local parecía demasiado moderno para lo lejos que quedaba, los tres estaban parados en la puerta; tú y Jinx esperaban que Ekko abriera la puerta, cómo no dio señales de hacerlo la peliazul lo hizo, comenzaron a reír mientras miraban al peliblanco.
