Cap. 4

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<<No ha pasado nada, no ha pasado nada>>

No dejaba de repetirme esas palabras como un disco rayado mientras caminaba directo a mi habitación con la ropa totalmente mojada y pegajosa, añadida a mi como una segunda piel.

Mi vestido se arruinó y ya no me quedaba de otra mas que cambiarlo y regresar a recalentar el desayuno del señor Moere, pero con todas y mis ganas de volver también me enojaban sus mañas.

¿Cómo pudo meterme en esto?

No tengo cabeza para plantarme frente a esa señora sin que me entren las inmensas ganas de esconderme, ahora hacer los servicios al señor Moere e intentar desviar la vergüenza en mi mirada por lo que imaginé mientras él intentaba ayudarme.

Mi Madre estaría recibiéndome a escobasos si se entera de mis inicios en mi nuevo trabajo.

<<Vamos por ello>> las palabras de Papá resuenan en mi cabeza conteniendo la poca esperanza que me queda.

Es un pacto que hicimos al llegar aquí a Italia, sin importar cuan difícil fuera lo intentaríamos hasta que no pudiésemos más. Tratando de ser perseverantes por Mamá, pero esto no ayuda...la situación con Brandon Moere no ayuda en absoluto.

–Tan cerca y tan lejos —digo mientras me cambio a otro vestido color celeste con flores blancas. Me hago dos coletas envueltas en trenzas y aplico un poco de humectante en las puntas para cuidarlo de la resequedad que mostrará apenas este seco.

Mi mandril está completamente arruinado, no me queda de otra mas que ir al cuarto de limpieza a por otro y echar este en la ropa sucia.

Hago lo necesario poniéndome nuevamente al día con el horario del señor. No fue necesario recalentar su desayuno porque al final terminó empinandose un vaso de jugo de arándanos y tomó unas donas con crema, lo que me pareció increíblemente raro ya que no es de los que les gusta recibir tantas calorías en su cuerpo.

Todo en forma, todo correctamente en su lugar.

–Ellen —escucho que alguien me llama y volteo encontrándome con la secretaria.

Su cuerpo adopta una pose ligera y relajada, incluso percibí que no tuvo tanta fuerza al pronunciar mi nombre.

–Si, señora ¿Qué se le ofrece?

Ella suspira cruzando sus brazos.

Yo restriego las manos en mi mandril, están sudorosas de los nervios que me causa el ver a esa bruja.

–Hay alguien que quiere verte, está en el primer piso de la Mansión. No tardes.

Mi ceño se frunce y mi nariz se arruga.

Nadie sabe que trabajo aquí, además ni siquiera tengo amigos.

–¿Podría decirme quién es?

–¡Solo ve, Ellen! Deja las preguntas y no hagas esperar a tu visita por estar investigando tonterías.

–Bueno, la curiosidad no es un pecado...

–Ay niña...

–Ya me voy.

Abochornada camino deprisa para tomar el ascensor porque ni loca tomaré las escaleras por bajar hasta el primer piso.

Se me hace raro las visitas si le he dicho a mis Padres que en cuanto pueda los visitaré yo misma y así evito quejas en mis primeros días. Puede ser que nos extrañemos, pero siempre cumplimos con nuestra palabra sin importar los apuros, bueno...aunque si es una emergencia es relevante hacer una excepción.

Queen of Daddy  | +21 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora