Cap. 23

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Brandon Moere





No hay nada más conmovedor que ver a la chica que me hace arder cada fibra de mi cuerpo mientras duerme plácidamente en mi pecho cual cama. Después de un buen baño creí que lo único que ella necesitaba era descansar cómodamente en mi cama, no mantenerla contra mi pecho, abrazada e inseparable.

Ella suspira y recoge sus brazos para intentar cubrirse del frío que de pronto le eriza la piel, apesar de que lleva un albornoz encima tiene los dedos fríos y los lleva dentro del mio que aún se encuentra abierto.

Con mis dedos le acaricio el rostro y retiro las hebras que se han colado en su hermosa carita. Aprovecho para empaparme de cada rasgo único e inigualable. Trazo las curvas de su nariz, sus labios y su barbilla.

Desde que Ellen inició en este trabajo no he podido visualizar a sus Padres más de cerca, solo fotos y una que otras de su hija.

Por lo poco que alcanzo a ver Ellen no cuenta con tanto parecido a sus Padres, excepto por la nariz un poco afinada y rosa por el frío del aire acondicionado que es lo más o menos similar a la de su Madre.

Es cierto que no quise husmear demasiado sobre datos privados de su vida, y lo poco que conseguí de ella es más que suficiente.

Una chica proveniente de Manhattan, con índices académicos demasiado perfectos, pero con una relación social increíblemente fatal en los institutos por los que ha pasado. Resultado de todo esto es el cambio de ciudad, opciones elegibles entre estudiar o trabajar.

Llamemos a esto un futuro planeado, posiblemente por personas con altas influencias con deseos de no ver a nadie mas sobre salir como pudo haberlo hecho mi chica.

El fin es que su vida aún no acaba, se encuentra en una edad joven donde las oportunidades sobran junto a ese coeficiente intelectual que la convierte en un ser excepcional.

Una chica como Ellen no es para cualquier hombre mediocre, apesar de los tropiezos que le impiden avanzar eso no la hace menos valiente frente a las circunstancias.

Un hombre que no sepa lo que quiere la detendrá, un hombre como yo podría hacerla sentir más segura de sus decisiones como ningún otro, pero mi deber pesa. No puedo simplemente decirle "Quédate conmigo y no tendrás que preocuparte por tus deseos" porque su libertad vale mas que mil promesas.

Me gusta tanto que podría detenerla, pero conozco mis objetivos y si puedo impulsarla a seguir con su vida, sin ninguna duda lo voy a hacer.

Ella se remueve en mis brazos estirando sus pies y abraza mi cuerpo aunque ambos estemos estirados con comodidad.

-¿Segura que aún sigues en tu hermoso sueño o solo finges que es asi para no alejarte de mi?

Ella vuelve a removerse y eleva su cabeza para regalarme una sonrisa traviesa, eso hace que no aguante un segundo más y la beso con fuerza.

Nuestras lenguas vuelven a envolverse, sus labios chupan los míos como puede y que tanto quiere mientras yo solo pertenezco a su merced. La tomo de la cintura aprentandola contra mi erección que vuelve a creer con más ganas de lo apropiado, la posición nos resulta incomoda, pero no puedo parar a pesar de todo.

Solo ella lo hace separándose de mis labios y protesto nalgueandola cuando se coloca a horcadas justo encima de mi ya creciente e inoportuna erección.

-Quiero hacer algo, pero primero necesito que me... -la desobediente se sonroja y me ve con algo parecido a la pena.

¿Qué estaría pensando en esa cabecita suya?

-¿Y que quieres hacer? -llevo mis manos deslizándose por sus muslos buscando la forma de acunar su trasero -Daddy también puede cumplirte deseos.

-Se que estamos en la primera fase aún, tal vez no quiere que sea demasiado aproximado y me niegue ese deseo.

Queen of Daddy  | +21 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora