CAPÍTULO 4. Perfectos desconocidos

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Star.

Me arde la garganta mientras recolecto todos los momentos felices juntos.

La Copa de champán solo agrava el dolor que me producen mis sentimientos, y la música que suena por los altavoces de la sala, se clava en mí estómago cómo cuchillos afilados de carnicero.

Me planteé este momento imaginando la parte más épica de mí libro favorito, en la que los protagonistas se encuentran después de meses o años y se miran y quieren cómo la primera vez. Pero me parece que la única que sigue sintiendo de todo en esta historia soy yo, y me frustra sentir sola.

¿Aunque de que me sorprendo?

Jodí a Jaden. Lo destrocé, hice de su corazón trizas, y soy consciente de ello aunque haya intentado mirar siempre hacia otro lado y auto convencerme que lo que hice, lo hice por su bien, por nuestro bien...

Si esto fuese la introducción de una historia y leyeran eso que he dicho después de saber lo que hice, la gente se preguntaría: ¿Cómo puede decir que le puso los cuernos por su bien? ¡Mala persona!

Y si, a lo mejor soy una mala persona, pero hay que pararse a mirar más allá de lo que tenemos en frente, y yo no me refiero con eso de "Por su bien", a los cuernos, me refiero a alejarnos, a dejarnos atrás, a no tener nada que ver con el otro...

A eso me refiero cuando hablo de su bienestar.

Estoy en una esquina del Salón de casa de mis tíos, con una Copa en la mano y completamente sola porque mis padres andan perdidos, aquí no están ninguno de mis dos amigos, y las gemelas desde que dejé a su hermano han perdido toda esa confianza en mí, que teníamos desde que éramos pequeñas.

Y eso que sé que Jaden no les ha contado nada de lo que "hice".

Si tan sólo supieran...

Veo a Marie hablar animadamente con un par de chicos y sonrío, pendiente a sus movimientos que son dignos de estar coqueteando. Esta noche las que eran mis mejores amigas, van hechas un auténtico fuego, y me encantaría poder decírselos.

Mi móvil vibra en mi mano y miro la pantalla para ver de quien se trata.

Marcus.

No puedo evitar volver a sonreír, y ajusto mi abrigo mientras llevo el aparato a mi oreja para hablar con la única persona que puede alegrar un pelín mi noche.

—Hola —mi voz sale elevada por la música de fondo.

—¿Has llegado ya? ¿Cómo ha ido todo?

Tengo que tomar aire para responder a esa pregunta porque no ha sido fácil ver su mirada de odio detrás de esos ojos azules a los que tanto amo.

—No sé, no sé cómo ha ido.

—¿Habéis hablado?

Niego, aunque mi mejor amigo no me vea —No, él está demasiado ocupado planificando su futuro —cierro mis ojos —Aparte creo que si mantenemos una conversación, no llegaríamos a ninguna parte.

Marcus chasquea su lengua —Me jode que te sientas mal. No mereces todo esto, Star.

Si, si me lo merezco. Yo elegí esto.

—Estoy bien, Marcus, nada que no arregle una buena Copa de vino.

—El alcohol no es solución, espero que sepas controlarte. No estamos ahí.

Sonrío pero de inmediato cambio el semblante cuando al levantar la mirada, mis ojos chocan con los suyos, que están observándome desde la otra punta del salón mientras él bebe de su Copa (seguramente de Ron) y asiente con la cabeza a alguien que conozco.

¿A donde vamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora