CAPÍTULO 9. EN BUSCA DE LA FELICIDAD

219 23 1
                                    

Jaden.

—Tengo frío —mi hermana se abraza así misma en medio de un temblor y la miro, alargando mi brazo y pasándolo por sus hombros.

—Es tarde, supongo que eso más que frío es cansancio.

Danielle se deja caer sobre mí pecho y cierra sus ojos —¿Que les queda a papá y mamá?

—Llevas media hora preguntando lo mismo y te hemos dicho que el vuelo va con retraso —apunta Marie —Sabemos lo mismo que tú.

—Yo debería estar en casa jugando con mi ahijado y mi sobrino. Durmiendo con ellos y aprovechando el tiempo, porque pasa volando y ya no los veré hasta el verano.

—Quedan dos meses para el verano y ahora están aquí, deja la intensidad para desquiciar a Sam —beso su cabeza y ella chasquea su lengua, frustrada y cansada.

Estamos en el aeropuerto, esperando a mamá y papá que llegan de un viaje en el que han tenido que cerrar contratos y fechas de eventos, y aunque no era lo que esperaba hacer esta noche, no me queda otra ya que es mejor no importunar a Lana y Lucas en pleno proceso de cambios.

—Gin está guapísima —apunta mi hermana cinco minutos mayor.

—Ella siempre está guapa —Marie sonríe, echando su pelo hacia atrás.

Aprovecho para observarla y darme cuenta de lo cambiada que está, de lo madura que la estoy notando últimamente y de que lo que sea que nos está ocultando, no le está sentando para nada mal.

—Ha dicho que tiene un regalo para mí.

—Tiene una regalo para todos, Noah y Gin nunca fallan.

—La suerte de ser los pequeños.

—Yo vivo gastándome el dinero en los mocosos. Pensarán que deben compensarnoslo.

—Nos gastamos el dinero en los niños porque queremos, no para que nos den nada a cambio.

—Por supuesto, pero ellos son así —aclaro mi garganta —Además...

—¿Reunión de Dawson's sin el más importante?

Papá me interrumpe apareciendo a nuestro lado junto a su maleta, y sonrío, observando su rostro cansado y su sonrisa de satisfacción.

Podrán pasar mil años que siempre vamos a ser su lugar seguro.

—¡Por fin!

—¡Papá!

Danielle y Marie no dudan en tirarse a sus brazos y yo ruedo mis ojos, cruzándome de brazos y esperando a que la Morena que viene  unos metros detrás  de Lucas, deje de mirar su móvil y me salude como se debe.

Quiero abrazar a mi padre, pero mis hermanas no me van a dejar en un buen rato.

Lana levanta la cabeza de sus cosas y mira la escena ante sus ojos, cambiando el semblante a uno más relajado y mirándome seguidamente a mí, que me abro de brazos para que haga su magia.

Intento que no se me note que es mi favorita, pero como mis hermanas no disimulan que mi padre es su perdición...

—Hijo —Mamá me abraza y yo cierro mis ojos, apretándola fuerte contra mí y besando su cabeza en el camino.

—Te preguntaría que tal ha ido todo, pero las proxima horas prefiero pasarlas en paz.

Lana suspira —Entonces mejor no preguntes.

Ups.

Me aparto, dejando que ella pase una mano por mi rostro —¿Tú bien? El móvil cuando papá y yo salimos de viaje parece que no te funciona.

¿A donde vamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora