CAPÍTULO 9. Haga lo que haga, va a ser un error

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Jaden.

Doy una calada larga a mi cigarro y miro hacia la puerta del bar, a través de mis pestañas.

Ya tengo localizado al hijo de puta que le hizo eso a Star, gracias a un amigo que lo conoce, e independientemente de que parezca que estoy relajado, dentro mío tengo muchas ganas de reventarle la cabeza y borrarle esa sonrisa de cínico que lleva a cuestas. Pero no, eso ya no, ese Jaden agresivo tiene que desparecer, y ahora sólo vamos a hablar como dos personas adultas.

Aunque él deje mucho que desear como adulto,y como persona en general.

No puedo creer que después de la paliza que le di la otra noche, esté ahí tan tranquilo. Y puedo creer menos aún que esté tan feliz después de haber intentado abusar de una persona junto a dos capullos más, que se borraron del mapa en cuanto vieron que podían acabar como el cabecilla, si no se andaban con ojo.

Ni siquiera defendieron a la rata cuando le di su merecido.

Estoy sobre mi coche, y cuando veo que el personaje ese se despide de la gente con la que estaba hablando y camina hacia su derecha, me incorporo y camino yo también, derechito hacia él. En casa he dicho que salía con mis amigos, y a mis amigos, que tenía cena en casa.

Acelero los pasos tirando el cigarro y alargo mi brazo, para agarrarlo de la capucha cuando llego, tirar de él, y así estamparlo contra el primer árbol que me encuentro en el camino.

El tipo se asusta de primeras, porque en el fondo es un jodido cagado, hasta que ve que soy yo y sonríe, frunciendo su ceño.

—Buenas noches, bonito —dice, haciéndome reír —¿Vienes a por la segunda ronda? Mira que esta vez no me pillas desprevenido.

Lo suelto de mala gana, mirándolo de arriba a abajo —¿Tú te has visto? —ladeo la cabeza —¿Cuanto mides? ¿Metro cincuenta?

Eso lo hace reaccionar y se abalanza sobre mí, pero no le da tiempo a mucho porque reacciono rápido, empujándolo hacia atrás y pegando su cuerpo al árbol.

La rata asquerosa comienza a ponerse nervioso, y yo disfruto de verlo tan cagado porque hace un segundo estaba intentando ponerse gallito.

—Muy listo para algunas cosas y muy cobarde para otras —chasqueo la lengua —Estás quedando fatal.

—¿Que es lo que quieres? —pregunta con la respiración acelerada.

Yo lamo mis labios, preparado para contarle la razón por la que estoy aquí —¿Has tenido el valor de amenazar a mi chica, después de que intentaste violarla?

Lo de mi chica no viene a cuento, pero le pone mucha más intensidad, además quiero que sepa con quien se ha metido.

El tipo traga grueso y sonríe nervioso, como si así fuese a calmar las aguas —No la amenacé, solo hicimos un trato justo.

Alzo mis cejas —¿Un trato justo? —levanto mi dedo para negar con él —No, amigo, eso no es un trato justo. Hubiese sido así si Star hubiera puesto la denuncia que te mereces y hubieses pagado por lo que has hecho.

—Tú también hubieses salido mal parado —responde con la voz temblorosa.

Me río, porque no me queda otra opción.

—Mira, como te llames —aclaro mi garganta —Te voy a explicar algunas cosas que debes tener en cuenta la próxima vez que te de por hacer el tonto.

No puedo con esa cara que tiene, tengo ganas de vomitarle encima.

Tenso mi mandíbula, sin apartar un segundo mis ojos de los suyos —La primera, es que sepas con quien te metes. La segunda, que sepas el lugar que ocupan los violadores en esta sociedad —enumero con mis dedos, viendo como traga grueso una y otra vez.

¿A donde vamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora