CAPÍTULO 1. REPORTE AGRIDULCE

369 33 0
                                    

Jaden.

Alguien golpea mi cabeza con una almohada y gruño, cambiando de postura en mi cama y haciendo caso omiso a los gritos, que son muuy desagradables pero ultimamente estoy acostumbrado.

La monstruita esta ya lleva un rato intentando que me levante, pero es que hoy no es mi día.

—¡Biancaaaa! —grito contra la almohada —Déjame dormir, por lo que más quieras.

—¡Despiértate ya, Jaden! —grita de vuelta —Hoy llegan los gemelos, con Ito y Gin.

¿Eh? ¿Por qué nadie me ha avisado de eso?

Abro mis ojos como puedo y me muevo para quedar boca arriba, viendo a mi prima con su pijama de flores aún puesto, su pelo rubio despeinado, y mirándome con una sonrisa. Admito que es la cosa más preciosa del mundo, pero que me despierte así hace que quiera...

—¿Ya no te caen mal los gemelos? —le hago un gesto con la mano para que se suba en la cama y eso hace, sentándose frente a mí —Según tú, te han robado todo el amor de tu hermano.

—¿Y acaso es mentira? —frunce su ceño —Pero son mis sobrinos, aunque yo aún sea pequeña y tenga once años. No puedo ser una mala tía.

Eso me hace reír, y me acerco a acariciar su mejilla antes de dejar un beso en ella —Tú hermano te quiere como si fueses su hija, bobita, así que deja los celos.

Aprieta sus labios y aprovecho para mirar mi móvil, que está sobre mi mesita de noche. Anoche salí con el abuelo a un evento que resultó ser muy aburrido y agoté la batería en nada, debo tener llamadas y mensajes de todo el mundo porque no di las buenas noches.

Y sabemos lo histérica que se pone mi madre cuando no doy señales de vida.

—¿A que hora viniste anoche? No te oí llegar.

—¿Controlas a tu primo? —digo divertido sin dejar de mirar mi móvil.

—Me prometiste que si venías pronto veríamos una película juntos —bufa —Me aburro mucho cuando no estás.

La miro con una sonrisa y me incorporo, para sin esperárselo, soltar el móvil y hacerle cosquillas, haciéndola gritar y reír como una auténtica loca. Mi tío y Nora están de viaje esta semana, por tema de negocios, y no les gusta llevarse a Bianca fuera del país y no poder disfrutar de ella, por eso estos días está en Chicago con mi abuela Barby, que es la persona que más la mima en el mundo, porque digamos que este pequeño bicho rubio es la debilidad de Bárbara.

Freno cuando ya nos duele la tripa de reír y nos dejamos caer en la cama, con la respiración acelerada.

—Anoche tuve que acompañar a mi abuelo, peque, pero hoy no tengo absolutamente nada que hacer.

—¿Ni hablar con Star? —frunce su ceño —¿Por qué ella no está aquí?

Vaya...

Miro al techo y cambio el semblante. No es que esté aquí y no piense en ella, pero Chicago me ayuda a ignorar un poco el hecho de que estamos separados, y es por eso mismo por lo que no la menciono mucho, aunque haya puntos de la noche en el que si me acuerde de ella.

No hablamos desde aquella noche, pero seguimos sabiendo del otro porque ninguno ha tomado la determinación de dejar de seguirnos en redes. Y aunque no subimos mucho, por lo menos sabemos que estamos ahí, que nuestras vidas siguen en su línea, pero sin el otro al lado.

Admito que el pecho me arde por querer correr tras ella, y he intentado enmendar mi error de todas las maneras posibles, pero esto es algo que ella necesitaba y yo no puedo meterme ahí, no puedo hacer nada.

¿A donde vamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora