CAPÍTULO 10. UN PASO HACIA EL DESTINO

247 25 3
                                    

Danielle.

Yo no quiero un vestido largo —digo —El pelo lo llevaré recogido arriba pero suelto por abajo, y mi outfit tiene que ser lo más desenfadado posible para que vaya acorde.

—¿Basas el outfit en el pelo y no en el tipo de evento? —Marie ladea su cabeza —Es una gala muy importante para nuestros padres. Va a ver gente muy top, prensa, cámaras por todas partes...

—Puedo ir elegante con un vestido corto.

Sueno molesta, y es que mi hermana está demasiado tonta últimamente.

—No te lo niego, pero no es lo que pega para este tipo de fiestas ni de lugar.

—Si el vestido es adecuado, ¿por qué no va a pegar? La cosa es que lleve un buen porte, y vosotras estáis acostumbradas a posar en las alfombras —Gin habla sin dejar de mirar vestidos y sonrío, agradeciendo que me haya echado una mano.

Quedan pocas horas para que mis padres se presenten en sociedad como los nuevos dueños de Object M&D, y todos estamos rebasando un nivel de estrés que no rebajaré hasta que todo pase y esté de vuelta en casa, con una resaca importante y comiendo hamburguesas junto a mi padre, que por cierto nunca lo había visto tan nervioso y desquiciado como anda últimamente.

Sé que mi primo Noah está haciendo un gran trabajo en eso de distraerlo, pero no quiero ni imaginar lo difícil que le estará resultando.

—Quizás tengas razón —Marie chasquea su lengua y me mira —Lo siento, pero es que estoy muy paranoica.

—No es la primera vez, niñas.

—Nunca algo había sido tan grande para nuestra familia, encima van a estar todos.

—¿Crees que vendrán famosos?

—Estoy segura.

Gin se ríe y niega por nuestras ocurrencias, mientras se vuelve a perder en las prendas de la tienda y yo miro a mi hermana, que me mira con desesperación mientras hace un desastre con sus uñas.

—¿Y mamá? —pregunta.

—Ha ido a mirar zapatos. Está la mar de tranquila y no lo entiendo.

—Mamá y las cámaras se quieren, su cara ha estado rulando por toda Nueva York casi desde que se vino a vivir aquí. Está acostumbrada.

Asiento, sabiendo que tiene razón.

—Oye —Marie llama mi atención mientras coge y suelta prendas y la miro, esperando a ver que quiere —He pensado una cosa.

—¿Que cosa?

Sonríe —No sé si te gustará la idea, quizás me quieras perder de vista.

Frunzo el ceño —¿Que locuras dices?

—Es que he estado meditando mucho los destinos que me propusieron para el curso y he pensado en irme a Italia.

Un momento...

Hago una mueca, un poco fuera de lugar —No entiendo muy bien que quieres decirme.

Mi hermana chasquea su lengua —Dan, sé que tenemos una edad y que nuestros caminos son diferentes, pero si papá acepta la proposición de Andrew y te vas a Italia... —niega —Quiero vivir esta experiencia contigo, siento que es así.

Muda.

Así me quedo.

Primero porque me toma por sorpresa todo esto, y segundo porque me muero de emoción a la vez que de miedo por pensar que quizás solo esté eligiendo ese destino por mí.

¿A donde vamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora