CAPÍTULO 28. Berlín, ¿y tú?

730 45 9
                                    

Star.

Estoy muy cansada. El viaje ha sido agotador, y encima también ha sido un caos que va a hacer que me quede en la cama por lo menos día y medio, sin excusas, y obligando a mi novio a que me acompañe.

Con Jaden duermo extremadamente bien.

Estos días he dejado todo lo de la Universidad, hecho y preparado para cuando regrese y así no se me acumule nada, y tengo literalmente, cinco horas de sueño en el cuerpo que sinceramente no me van a servir de absolutamente nada.

La noche siempre me ha fascinado. La he tomado muchas veces como referente para inspirarme y me ha ayudado todas esas veces que necesitaba vomitar palabras y no sabía cómo hacerlo, como expresarlo...

Pensaba aprovechar bien esta noche e inspirarme observando los movimientos de mi chico, deleitándome con sus ojos azules y paseando por la ciudad que me acoge estos días, de su mano, hasta altas horas de la madrugada, pero creo que tendré que dejarlo y usar las noches para descansar y dormir, no para llenarme de inspiración y terminar el proyecto que tengo entre manos.

Cuando regrese a Nueva York, volveré a mi rutina nocturna.

—Pásame la llave que hay en el bolsillo pequeño de mi maleta —Jad habla y bufo, moviéndome sin ganas y haciendo caso a lo que me ha dicho.

Desde que nos hemos subido en el avión, he tenido una sensación extraña que no deja de rondar en mi pecho, y en el fondo creo saber lo que es, pero no expondré "mis predicciones y sentimientos " para no quedar como una auténtica loca.

—Toma —le paso la llave a mi chico y este me mira, antes de cogerla y meterla en la puerta.

—¿Que te pasa? ¿Estás bien? —pregunta frunciendo su ceño.

Yo lo miro, y pasados unos segundos sonrío y paso una mano por su pelo, restando importancia a lo que cree él que me pasa —Necesito descansar, Vaquero.

Jad abre la puerta y sonríe, acercándose antes a dejar un pequeño beso en mis labios —Pues tenía pensado prepararte una pizza de peperonni  enorme y ver una peli los dos juntos y solos en mi habitación —aprieta sus labios —He traído el proyector.

Gracias por regalarme al mejor novio del mundo, universo.

Muerdo mi labio acercándome yo esta vez para besarle y él gruñe, tirando de su maleta y entrando al que va a ser su antiguo hogar, aún pegado a mi boca. Quizás no sea buena idea seguir dándole cuerda a la calentura si quiero que me cumpla el plan que me ha dicho, pero es que esté Dawson es irresistible.

Tiro mi mochila a un lado para rodear su cuello con mis brazos y Jaden cierra la puerta, tirando las llaves y agarrándome en brazos con facilidad.

—Jad, tenemos cosas más importantes que hacer —digo contra sus labios —Esto nos va a quitar tiempo.

Mi novio niega, moviéndose conmigo hasta su habitación —Tiempo muerto, Rizos —Dice con la voz ahogada —Uno rápido. Acabamos de llegar y todavía tenemos que acostumbrarnos al ambiente de Berlín.

Me rio, mordiendo su labio —¿Que pasa que después de cuatro años no te has acostumbrado, o es que el sexo te abre la mente?

El Vaquero se ríe llegando a su habitación y entierra su cara en mi cuello, entrando y besando esa parte sensible de mi —No me pidas calma cuando te miro y tiemblo, de lo buena que estás.

Yo ya he ganado en la vida.

Gimo perdiendo la noción del tiempo y Jad se quita la camiseta, cerrando la puerta con seguro y mirándome de arriba a abajo cuando lo imito.

¿A donde vamos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora