03. En el medio de la nada

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Sentí un dolor punzante en el estómago y una jaqueca insoportable

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Sentí un dolor punzante en el estómago y una jaqueca insoportable. No podía abrir los ojos por mi mareo y mis pies no respondían a mi llamado. Intenté tocar el suelo pero al apoyar mi mano bajo mi cabeza solo pude sentir los latidos de un corazón. Me hice a un lado tirándome bruscamente al suelo y soltando un quejido de dolor. Poco a poco fui abriendo los ojos, cegada por el brillante sol. Dirigí mi mirada a un lado encontrándome con el cuerpo esbelto de Luke. A mi alrededor no había nada, solo el cielo tocando la suelo seco del desierto a lo lejos.

Escuché la ronca voz de Luke soltar un quejido, se llevó las manos a la cara tapándose del sol y cuando pudo abrir los ojos su mirada recayó en mí. Estaba confundido y se notaba algo de miedo en su expresión. Miró a nuestro alrededor y vio exactamente lo mismo que yo, la nada.

─Donna, ¿Estás bien? ─preguntó preocupado, ambos nos sentamos con el sol calentando nuestras orejas.

─Eso creo, ¿Tú?

─También, adolorido y con ganas de vomitar. ¿Dónde estamos? ─Siguió mirando su alrededor mientras se levantaba y, acto seguido, me ayudaba a levantarme también.

─No lo sé. Hace segundos estábamos en mi habitación y el cofre... ─me quedé en silencio unos segundos. Era imposible ─. Luke, ¿Tú crees que...? ─no terminé mi frase pero me quedé mirándolo con algo de nervios y confusión en mi interior. Él negó con la cabeza dando unos pocos pasos hacia atrás.

─Esto debe ser un mal sueño ─se giró sobre sus talones y comenzó a caminar. Yo lo seguí preguntándome qué estaba haciendo ─. Pellízcame. ─No discutí y lo pellizqué, soltó un grito ahogado de dolor y se rascó la herida intentando calmar el ardor ─. ¡No tan fuerte!

─Discúlpame, intentaba despertarte de un sueño... ¡Que claramente no es un sueño! ─exclamé algo enojada, solo me estaba poniendo más nerviosa de lo que ya estaba.

─Entonces explícame, cerebrito, ¿Cómo es que hace minutos estábamos en tu habitación de noche y aparecimos en el medio de la nada de día? ─gruñó, comenzando a enojarse.

─¡No lo sé! Lo último que recuerdo es ese estúpido cofre ─me acerqué a él, quién estaba moviéndose constantemente, trotando dos pasos y deteniéndose para mirar alguna señal de vida además de mí.

─¡Te dije que no lo abrieras! Si me hubieses escuchado en vez de abrirlo como una niña esperando un juguete nuevo... ─se giró hacia mí de forma reclamante.

No sé en qué momento habíamos comenzado a pelear, pero no estaba en condiciones de responderle así que solo me giré en silencio y comencé a caminar, dejando atrás a Luke. Escuché como resoplaba detrás de mí antes de correr para alcanzarme.

─Perdóname, Donna. No quise decir que eres una niña, es solo que... ─se detuvo delante de mí interrumpiendo mi paso y obligándome a mirarlo ─ Tengo miedo.

Él solía guardar sus sentimientos cuando estaba conmigo, se había aferrado a la idea que era mi protector y un protector no puede ser vulnerable, no puede llorar o demostrar sus emociones, tiene que ser duro y firme en todo momento. Por lo tanto me sorprendió que haya admitido su miedo ante la situación.

La heredera sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora