24 de Diciembre. Noche de Navidad.
Una festividad amada por pocos pero celebrada por muchos. Aún recuerdo nuestra clase de historia hace unas semanas, donde el profesor habló sobre el significado de la fecha.
❝─Ciertamente, lo festejamos más por costumbre que por creencia. Los humanos festejaban el nacimiento de Jesús, y la primera reina junto a los primeros habitantes, al ser del otro mundo, trajeron sus tradiciones a nuestra tierra. Si hoy en día lo seguimos disfrutando y celebrando, aunque en menor medida, es para honrar a nuestros antepasados. Y también, no vamos a mentir, para juntarnos en familia y comer algún postre rico.❞
La academia entera estaba decorada con guirnaldas que cambiaban de colores. La música festiva sonaba en cada rincón, siendo administrada y amplificada por los L de sonokinesis. El atardecer caía con fuerza dando paso a la oscura noche estrellada, desde el carruaje veía como todos los estudiantes comenzaban a acumularse frente al escenario. Los chicos que ayudaron para la decoración realmente se esmeraron, pues todo brillaba y encandilaba a quienes lo veían. Mi estomago rugió de los nervios al ver el piano siendo preparado a un costado.
─¿Quieres ir con tus amigos antes de que comience el show o vamos directo a prepararnos? ─preguntó Azael desviando mi atención.
Habíamos ido a su casa en la mañana para practicar unas últimas veces y afinar detalles del show, pues no solo íbamos a tocar y cantar. Desde entonces no había visto a mis amigos.
─Vayamos a prepararnos ─me decidí rápidamente ─. ¿Vendrás con nosotros después del acto para celebrar? ─pregunté invitándolo.
─¿Irán a la casa de Alexei, verdad? ─asentí con la cabeza ─. No me lo perdería.
Sonreí de oreja a oreja antes de que el transporte se detuviera. Ambos nos bajamos y nos dirigimos hacia la segunda planta de la academia. Allí se encontraba la mayor parte de los salones (ahora convertidos en camerinos, lugares de encuentro para la organización del acto o depósitos momentáneos de objetos extras que al final no fueron usados para la decoración del lugar). Entramos al salón de comparación de mundos, el cual ahora se encontraba con todos sus muebles echados a un costado para dejar paso a los objetos de vestuario y maquillaje. Dentro nos esperaban tres chicas jóvenes junto con el señor Darth.
─Llegan temprano ─Keo se levantó de su sillón. Las muchachas, quienes comían en una mesa alejada al pelinegro, se levantaron rápidamente y tiraron los restos.
─Terminamos antes ─explicó su hijo, saludándolo con un apretón de manos. Luego, mi jefe se giró hacia mí y me saludó de la misma forma.
─Deben estar emocionados ─comentó con una leve sonrisa y una mirada más calmada que otras veces. También noté que llevaba un atuendo más sencillo, más casual y tranquilo que siempre, sin embargo seguía causando la misma sensación de respeto en los demás, como si su simple presencia fuese señal de formalidad.
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La heredera sin nombre
FantasySi pudiese volver el tiempo atrás no lo haría. Nadie nunca me advirtió. Ni siquiera me dieron un resumen o un aviso de dos palabras, quizás algo así como "¡Reina Enova!" o "¡Sos mágica!". Mi sangre proclama un trono del que, por 16 años, nunca supe...