38. Salvar a Enova

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Tras la charla en la mesa de reuniones, Greenqueen me pidió acompañarlo a solas

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Tras la charla en la mesa de reuniones, Greenqueen me pidió acompañarlo a solas. Acepté claramente, y parándome sobre su hombro comenzamos a pasear entre pasillos hasta llegar a una sala larguísima. En el fondo de la misma, se hallaba un trono diseñado para un guardián debido a su altitud y longitud, sin embargo sobre esta se lucía un gran cuadro con la pintura de... pues de mí. Bueno, con mi rostro. Aurelia Queen, con un vestido de época, el cabello recogido y una mirada escalofriante y poderosa. Mis pelos se pusieron de punta en mi primera impresión. Greenqueen me pidió amablemente que me siente en el trono, y una vez más accedí. Se sentía toda la energía que alguna vez mi antepasada había depositado. Las mismas que recorrían mi cuerpo enviando supremacía y satisfacción hacia todos lados.

─Ese es su lugar, reina Belladonna, el que está destinado a usar ─indicó el guardián con calma.

─¿Cómo hago para conseguirlo sin dañar a los que quiero? ─pregunté más para mí que para él. En realidad me hacía una idea de como conseguirlo, sin embargo esta incluía traicionar y dañar a muchas personas, y mientras sea posible intentaría evitarlo.

─Debe aguardar, esperar con paciencia y surgir de las cenizas del pasado cuando sea el momento justo.

─Me cansé de esperar ─me quejé acostándome sobre la silla, era demasiado grande así que en vez de apoyar mi espalda en el respaldo la apoyé en el asiento.

─La paciencia será una de sus mejores virtudes si aprende a desarrollarla.

─Créeme, soy una persona paciente ─contesté antes de soltar una leve risa.

Escuché como su madera crujía y él suspiraba, sacudiendo mi ropa y agitando mi cabello a causa del viento. Me incorporé para verlo mejor, logrando apreciar una leve sonrisa.

─Te pareces mucho a la reina Aurelia, no solo por tu aspecto sino que también en la personalidad ─comentó con nostalgia.

─¿Cómo era ella? ─me aventuré a preguntar.

─Divertida, lograba sacarle el lado positivo a todo. Tenía poca paciencia y se irritaba con facilidad, pero era causa de su gran pasión e hiperactividad. Fue una gran reina, pero sobre todo fue una gran amiga... ─su tono lastimero pero permitió apreciar lo cercanos que eran. Supuse que fue difícil verme a mí y recordar a quien fue su reina muchos años atrás.

Un fuerte ruido hizo crujir el suelo interrumpiendo nuestra charla, tal y como había pasado cuando Greenqueen contacto a Bluequeen hacía un rato. Greenqueen pareció recibir una señal y se sentó frente a mí con los pies cruzados, logrando que el edificio retumbe.

─Ha llegado el momento ─informó cerrando los ojos. Mi corazón se aceleró y un peso profundo inundó mi pecho, desorbitandome.

─¿Qué tengo que hacer?

─No es complicado, pero tampoco es fácil ─comenzó, arrastrando las palabras en un estado tranquilo ─. Le transmitiré una parte de mi poder, compartiré mi núcleo mágico con usted. Cuando eso pase, su mente, para protegerle de la gran cantidad de poder, procesará recuerdos al azar. No solo suyos, es posible que vea recuerdos de sus amigos y nuestros, los guardianes. Eso pasará debido a la conexión que tienen nuestros poderes como guardianes con todas las personas que pisaron este mundo. Deberá navegar por los recuerdos hasta llegar al espacio cero, un lugar oscuro y sin vida. Allí ejercerá todos sus poderes, tal y como lo hizo para llegar aquí. El espacio cero comenzará a llenarse de luz y todos ustedes volverán a Enova, deteniendo así el ataque.

La heredera sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora