MOON WOLVES❞ ksj;knj [1 Y 2]

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Yangtae se había asegurado de que todos en casa estaban dormidos luego de la gran cena que habían tenido en celebración y recibimiento a su padre luego de mucho tiempo sin verlo.

Tomó su cuaderno, era bastante tarde, su padre le había traído una linterna que funcionaba con baterías y ella realmente comenzaba a amarla pues le servía para iluminar el papel y dibujar a gusto.

La razón por la que le emocionaba una simple linterna, era que, las personas en los clanes pequeños no tenían acceso alguno a la tecnología o a muchas otras cosas que podían ser esenciales, no, ese era un privilegio solo de los clanes grandes e importantes.

Aunque realmente esas cosas no le resultaban imprescindibles, le gustaba la vida que tenía, en medio del campo, no eran pobres, todos sus hermanos trabajaban, incluyendo a su padre que lo hacía por fuera y por eso su larga ausencia, ella también trabajaba, había logrado convencer a Yahír para que le permitiera trabajar con otras omegas en distintos oficios, mayormente se ocupaba de cuidar y alimentar a los animales de una granja gigantesca, a veces se iba hasta el viñedo y allí se quedaba todo el día cosechando uvas para los vinos.

Yahír era el mayor, así que él daba las órdenes, fue difícil convencerlo de que podía hacer todas esas cosas sin que él o sus hermanos la pudieran vigilar, no porque creyera que era incapaz de trabajar, pues no era así, los cuatro alfas sabían que su hermanita era increíble en todo lo que se proponía, más bien era la preocupación por el resto de los alfas que podían acercarse y molestarla.

Ninguno de ellos consentía algo como eso.

Cómo no tenía ganas de problemas, se sentó en los escalones de la entrada a la casa, de esa forma, si alguno de los hombres sentía su ausencia, simplemente la encontrarían en los límites establecidos.

Escuchó un maullido que ya conocía, era el gato de Yohan, aquel felino tenía complejo de vampiro pues solo hacía las visitas en la noche, dormía todo el día.

—Hola, Chu. Llegaste en el momento perfecto, no sabía que dibujar— tomó el lápiz, el gato, que era naranja, maulló de nuevo— serás mi modelo.

—¿Yangtae?— levantó la mirada, Yinn se asomaba por su ventana— Mujer, a esta hora se duerme.

—Sólo voy a dibujar un rato y prometo irme a la cama inmediatamente después.

Lo escuchó suspirar.

—Bien, pero no te alejes mucho. Es tarde.

Cuando despertó, se dió cuenta de que la alarma no había sonado y se preocupó, colocándose de pie fuera de la cama y corriendo escaleras abajo para encontrarse con sus hermanos y su padre ya en la cocina, preparándose su propio desayuno.

—¡La alarma no sonó!

—Sí, lo sé— Yahír mordió un pedazo de tarta de ayer— yo la apagué, no has dormido bien los últimos días y ayer estuviste cocinando y limpiando hasta tarde.

—Oh... bueno, sí.

Yangtae sabía que ella no tenía la obligación como tal de servir a sus hermanos solo porque ella era la mujer y además la omega, ellos no la obligaría a tomar ese papel porque gracias al cielo, ellos eran unos caballeros con todas las letras.

Pero a ella si le gustaba tomar esas tareas porque se sentía más útil e importante, además de que no representaba molestia, al contrario, le había tomado gusto gracias a que lo hacía a voluntad, no porque tuviese qué.

—No te sobreesfuerces, Yangtae— advirtió su padre— si no duermes bien, vas a terminar enfermando y recuerda que las gripes que a ti te dan son un asunto preocupante y de mucho cuidado.

Tenía razón, cuando a Yangtae le daba gripe, no era solo simple y sin más, era la gripe más severa que podía atacarla, duraba semanas con ella.

Aceptó el vaso con jugo que Yeno le extendió y solo se sentó en la barra a beberlo, rascó su cuello, se despidió de su padre, luego de Yahír que se llevó a Yeno y Yinn con él, Yohan todavía tenía tiempo antes de irse a trabajar, así que hablaron sobre él queriendo invitar a salir a una de las omegas que atendía el puesto de frutas en el mercado solo porque le parecía linda, sabía que no era por algo serio pues en su familia de respetaba mucho la idea de las parejas destinadas, así que en el caso de sus hermanos que eran alfas, ellos esperaban al llamado de sus omegas para ir a buscarlas.

Y en su caso, no sabía cuándo o en qué momento, su loba decidiría llamar a su alfa destinado, pero eso era algo que podía ocurrir en cualquier instante.

—Bien, me iré— bostezó— estaremos aquí para almorzar, eso creo, si no me da pereza regresar para tener que devolverme después.

Yangtae rodó los ojos.

—Puedo simplemente llevar sus almuerzos...

—No lo sé, tal vez si. Cómo sea, no vayas al mercado y no te alejes mucho, necia.

Una vez quedó sola y Chu se estiró en el sofá para finalmente dormirse, se preguntó qué podía hacer para pasar el rato y en lo que pensaba y decidía comenzar a preparar lo más complicado desde ya, sintió un revoltijo en su estómago y de nuevo la picazón en su cuello.

Entonces, tocaron la puerta.