MOON WOLVES❞ ksj;knj [1 Y 2]

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Seokjin era un alfa que nunca daba explicaciones de nada, así que no le importó recibir miradas en cuanto puso un pie en su clan, por supuesto que aquellas miradas llevaban un cuestionamiento marcado.

¿Quién era esa hermosa mujer que iba a su lado? Yangtae se enganchó a su brazo, sintiéndose intimidada por tanta gente y también por lo grande que todo se veía. Se sintió más pequeña.

—Les voy a pedir que no me busquen el día de hoy— habló a sus hombres— sé que hay mucho de lo que hablar, pero tendrá que ser mañana, solo necesito que me pongan al día con el estado de la construcción.

El que parecía ser quien lideraba al grupo, dió un paso al frente para responder.

—Se ha avanzado mucho en estas semanas, estamos casi a mitad de camino con los nuevos edificios y las murallas.

Sonrió.

—Eso es todo lo que necesito saber, solo busquenme si se trata de algo sumamente urgente— asintieron, luego, se quedaron viendo a Yangtae a la espera de una presentación o algo— Muy bien, corazón, en vista de que estos parecen muy curiosos por conocerte— comenzó, sus mejillas ardieron de nuevo— ella es Yangtae, mi omega.

—Un gusto— sonrió de boca cerrada.

—Ellos diez son mi equipo principal de vigilancia y también de confianza— los mencionados le devolvieron el gesto, manteniendo una distancia respetuosa para evitar hacerla sentir incómoda— están por toda la ciudad, todo el tiempo, en diferentes puntos, si llegas a necesitar algo y yo no estoy— cosa casi imposible— cualquiera de ellos puede ayudarte, pero solo estos, ninguna otra persona.

Aclarado ese punto y con las presentaciones realizadas, retomaron rumbo hasta la puerta del hogar del alfa, una casa bastante grande, más de lo que acostumbraba a ver.

—Vaya, todo es gigantesco.

—Espero te acostumbres y te guste— rió—mañana te presento a Nana, ella es una mujer mayor que trabaja aquí, cocina delicioso y es un amor, estoy seguro de que podrán llevarse muy bien.

—¿Vives solo, entonces?

Asintió.

—Me gustan los espacios grandes, incluso si no lo ocupa nadie— le enseñó la sala rápidamente— aquí pasa Nana el tiempo libre, ve la televisión, programas de comedia o películas románticas, yo no uso este lugar para nada, es suyo, prácticamente.

—Eso es dulce.

Se adentraron un poco más, un pasillo considerablemente angosto, con muchas fotografías de Seokjin en distintos escenarios o con lo que suponía eran amistades.

—Esta es la cocina.

—Woah, también es enorme.

—Y tampoco entro aquí, este también es territorio de Nana. Yo solo la uso cuando me dan ganas de prepararme algo yo mismo, lo que no sucede muy seguido, he de admitir. Sigamos— subieron varios escalones, el diseño del lugar era interesante— esta habitación es para... mis armas, así que, aquí no entramos, corazón.

—Creí que solo era el látigo.

Seokjin tocó el mencionado y negó.

—Este es mi favorito y el más fácil de tener a la mano— abrió la puerta, Yangtae parpadeó un par de veces— hay cosas que ni yo sé cómo funcionan.

—Vale, ahí no se entra, tampoco tengo muchas ganas.

—Perfecto— cierra la puerta— ahora al mejor lugar de toda la casa.

—¿El jardín?

Bufó.

—No, mi habitación— apretó sus hombros— no tengo jardín, pero seguro tendremos uno en la casa nueva, a Namjoon le fascinan las plantas, tiene un invernadero y les habla como si fuesen sus cachorros.

—¿No te gustan a tí?

—Bueno, no me molestan, solo no soy muy dedicado a ellas, pero tengo muchos cultivos de fresa que cuidar— recuerda— algunos viñedos porque me encanta el vino y aquí se exporta a otros clanes.

Apenas entraron, Yangtae entendió porque denominaba a ese lugar, como el mejor de la casa. La sola cama era simplemente enorme y era como una casa dentro de otra casa, tenía todo lo que una persona podía necesitar y así no salir de allí.

Yangtae rió.

—¿Por qué la cama es tan alta?

—Porqué tienes que tomar impulso aquí—la cargó— saltar aquí— corrió, llegando al pequeño trampolín, Yangtae gritó cuando cayeron en la superficie blanda— y listo, aunque para mí realmente no es muy alto.

—Estás loco— comentaba entre carcajadas, recomponiendose.

—Me lo dicen mucho— busca en sus bolsillos hasta dar con el celular— ven, vamos a llamar a tus hermanos.