𝐂𝐍𝐂𝐎 | 𝟓𝟏

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𝐂𝐍𝐂𝐎 | 𝟓𝟏

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𝐂𝐍𝐂𝐎 | 𝟓𝟏

Uno de mis placeres cuando viajo en auto es escuchar música a volumen considerado y apoyar mi cabeza contra el vidrio, o mirar a través de él, e imaginarme escenarios que jamás pasarían. O videoclips. Siempre depende de la letra o ritmo de la canción. Y una situación que detesto es que me interrumpan cuando estoy dejando volar mi imaginación para únicamente preguntarme estupideces o simplemente, porque hay una discusión.

Para poner en contexto, desde que salimos del aeropuerto, Erick y Jazmín no pararon de discutir con temas triviales. Al principio es gracioso, ya después se vuelve insoportable porque ninguno quiere aceptar la opinión del otro. Y no, Jazmín no odia a Erick, simplemente no puede creer que Erick ponga primero la leche y luego el cereal. Y Erick no acepta que Jazmín tenga a Tom Holland como su Spiderman favorito mientras que el suyo es Tobey Maguire.

¡¿Alguien puede pensar en Andrew Garfield?! Él también interpretó a Spiderman y lo hizo genial. También merece reconocimiento.

Volviendo al tema, fue demasiado tedioso compartir auto con ambos y más, si su discusión persistió hasta que llegamos al departamento. En el único momento en el que no los escuché fue cuando bajamos a comprar en el supermercado lo que necesitaba para cocinarles en la noche. 

Ahora estábamos los siete, sentados en los sillones, pendientes a las noticias que estaban con el cartel de ALERT y EMERGENCY. Al parecer se propagó un virus, el cual se está considerando mortal, y varios países están tomando medidas sanitarias como cuarentena obligatoria, Argentina es uno de ellos. No quiero entrar en pánico pero estoy entrando en pánico y la primera en notarlo es Jazmín, quien me agarra la mano fuerte y me susurra un todo va a estar bien.

—Má' que seguro en uno día harán lo mi'mo aquí —comenta Zabdiel, apagando la televisión.

—Bueno, voy a preparar la comida —digo levantándome del sillón para distraerme de lo recién visto y escuchado. 

—¿Te ayudo? —preguntaron al mismo tiempo Christopher y Jazmín.

Los miro con los ojos entrecerrado deduciendo el ofrecimiento—. ¿Me van a ayudar o no más lo dicen por qué quieren picotear?

—Eh... ayudarte, por supuesto —responde dudosa Jazmín.

—No, no quiero que me ayuden.

—Ya luego no digas que no te quieren ayudar —dice Christopher apuntándome con el dedo.

Alzo los hombros y me voy a la cocina, donde agarro todos los ingredientes que tengo que usar y empiezo con la preparación. Desde que vi a mi abuela y mamá preparar empanadas, se me hizo tan fácil su producción y todo este tiempo no puse en practica, así que esta sería mi primera vez haciéndolo. 

¿Te ayudo? —me pregunta Joel, posicionándose a mi lado derecho.

Por favor —contesto haciendo un puchero.

¿Te ayudo? —escucho decir a Erick y rápido lo miro.

Por favor —le sigue la corriente, Jazmín.

Los chicos se ríen mientras que yo me mantengo seria—. ¿Ven que son dos tontos? Hoy casi se agarran a las piñas y ahora se hacen los amigos. Son insoportables.

—Y esto recién empieza, bebé —dice Jazmín guiñándome el ojo.

Procedo a sacarle el dedo de en medio y seguir en lo mío. Lo único que sigo escuchando es la risa de los chicos, incluida la de Joel. Luego de eso, le explico a Joel lo que le tocaba hacer mientras la carne estaba cocinándose para poder ponerla en el relleno. Y también le menciono el tipo de repulgue le tocaba él, y claro que le di el más fácil y el que todo usan para hacer empanadas picantes. 

Estoy poniendo todo de mi amor que les tengo a mis amigos porque mi abuela dice que cuando cocinas con amor y pasión, luego en el sabor se le siente. Es decir, cuando cocinas sin ganas, al final del día terminas sintiéndote mal del estómago. 

No sé si a ustedes les pasará pero a mí si.



Tres horas después nos dispusimos a cenar, cada uno contaba anécdotas triviales lo que causaba gracia en la ronda. Encima de anécdotas con Jazmín podremos tener pocas pero de que son las mejores, lo son. Una de las dos siempre terminaba pasando vergüenza, ya sea por caída, por equivocación de persona o por algún desastre que lleváramos puesto, pero aunque sea era compartido y si había que hacer el ridículo, lo hacíamos juntas. 

Estos son los momentos que me gustaría vivir siempre y el único dolor que se tenga que sentir es de la panza a causa de tanta risa. 

—Voy al baño —aviso antes de desaparecer de la sala.

De tanta agua que tomé mi vejiga necesitaba ser vaciada, imagínense si me seguía riendo sin venir al baño, el desastre que iba a tener en mi pantalón no iba a ser algo agradable. Una vez que termino, me lavo las manos y también la cara. Miro la hora y ya marcaban las doce y eso significa una sola cosa:

—Feliz cumpleaños, ___.

Sé a la perfección que sería el cumpleaños más diferentes que los anteriores y por un lado me sentía feliz por ello, porque cortaba con lo monótono, pero también me gustaría estar en casa y que entre a mi pieza mi abuela Marta con mamá, papá y mis hermanos con una torta en mano y que me canten el feliz cumpleaños. Sin embargo, teniendo a los chicos y a Jazmín, es como estar en casa, cálida y rodeada de amor, y por ello estoy agradecida con la vida por darme esta oportunidad.







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N/A: Hola, pollitxs.

¡Cambio de portada! ¿Les gusta?

Quería comentarles que me disculpen, aunque no debería, si no subo capítulos. No estoy en mis mejores ánimos y aunque quisiera transformarlo en una fuente de imaginación y volcarlo acá, todo se vuelve blanco y confuso. 

Es un capítulo largo sin tanta conversación.

Espero que se encuentren bien.

Lxs quiero.



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