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[2da parte]

Veía a la gente moverse desaforadamente al compás de la música, algunas estaban intercambiando saliva, y otras tomaban como si fuese la última vez, e incluso mi compinche en esta noche lo estaba haciendo, mientras hablaba con su grupo de amigos. Yo por mí parte, estaba bailando junto a un muchacho buen mozo, que por mi buena suerte, hablaba español, se llamaba Francisco y me facilitaba no aburrirme esta noche.

—¿En serio no quieres tomar nada?—me habló al oído a causa de la música alta, negué haciendo cara de asco y él se rió.

—Tengo que estar cuerda, me tengo que hacer cargo de un amigo—le comenté—, pero si me invitas la próxima, de una te acepto.

Al instante, la música cambió a una para mover el esqueleto y enseñarse a perrear. Sonreí ladina mirando a Fran, y él hizo lo mismo, coloqué mis manos en mis rodillas y di todo el peso en ellas, para después comenzar a mover mi poco abultado trasero. Me dejé llevar, y era la primera vez que hacía este tipo de cosas sin acompañamiento de mis amigas, suelo sentirme segura con ellas, pero tampoco iba a desaprovechar la oportunidad.

—¿Las argentinas saben moverse así de bien siempre?—gritó Francisco atrayendo mi cuerpo contra el suyo, mis mejillas se ruborizaron porque sentía el calor de la vergüenza y no por el lugar cerrado. Él lo notó y me murmuró un "lo siento".

—Hay mejores, yo hago lo que puedo—reí moviendo mis caderas de forma sensual.

En una ida y venida, ya nos estábamos besandonos, y me importó una mierda todo. Besaba tan bien, que me derretía en sus brazos. Sentí un tironeo haciendo que me separara de forma brusca, miré quién fue y era Chris, quién fulminaba de forma invasiva al Colombiano—olvidé mencionar que acababa de besar a un colombiano—, y me alejó de él.

—¡Christopher! ¿que poronga haces?—grité enojada y él me miraba de igual forma.—A vos no te va a gustar que te hagan lo mismo, sos un corta chongo.

—¿Corta que?—me preguntó tratando de evadir la acción que había hecho.—Tengo que cuidarte yo también, y ese chico no tenía cara confiable.

Mi cara demostraba incredulidad,—¿Y la piba que estaba con vos tenía cara confiable? Dios, Christopher, tampoco me iba a ir con él, si vine con vos es porque también me voy con vos pero dejame disfrutar como lo estás haciendo vos. A parte, el papel de hermano celoso no va con vos.

Él sólo me dio una mirada de enojo, y se fue donde el grupo de antes. Rodee los ojos y me fui a sentar, el muchacho con el que estaba anteriormente se había esfumado, ja. Dios, si estúpida fuese un nombre ya claramente iría a cambiarmelo por ese.

—Lo siento, ¿si?—habló alguien a mi lado, a todo esto había recostado mi cabeza en la mesa, y por más que no le viera la cara, sabía que era Chris.—No fue mi intención, ¿sabes?

Sonreí girando mi rostro haciando donde estaba él.

—Gracias igual—dije y él me miró con confusión.

—¿Por qué? he arruinado tu chongo.

—Ja, Chris, ¿lo ves a mi lado?—él negó—quería que me revuelque con él, así que, gracias pichirulo.

—¿En serio?

—Si, Chris, si.

Sonrió y depositó un beso en mi coronilla. Sentía su calidez de hermano mayor, y estaba más que agradecida.

—¿Pensas quedarte todo la noche ahí o vienes a bailar conmigo?—preguntó y asentí con una sonrisa.

Estaba algo tranquila ya que Chris no había tomado mucho, aunque se le sintiera el olor a alcohol, de acá hasta la otra punta del lugar, me sería mucho más fácil el volver.

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