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El sonido proveniente de mi celular hizo eco por toda la habitación, provocando que junto a Valeria nos pegaramos el susto de nuestras vidas. A regañadientes tomé el teléfono y era una llamada, sin siquiera ver el remitente, atendí:

—¿Hola?—mi voz salió ronca por haber despertado hace minutos. Me senté en la cama con los ojos cerrados, estaba teniendo un lindo sueño.

—¡Buen día, princesa!—ese acento cubano hizo que sonriera soñolienta, aunque lo cambié porque me despertó el muy hijo de su madre.—¿Estabas durmiendo?—preguntó seguido de una risa. Te voy a matar Brian.

—Sí, estaba durmiendo de lo más tranquila junto a mi hermana—contesté seguido de un bostezo. Me levanté de la cama y le hice una seña a Vale que siga durmiendo, y me adentre al baño.—¿Se puede saber por qué tu llamada?—estiré todo mi cuerpo y puse en alta voz, para poder hacer lo que quería.

—¿Qué no puedo llamar a mi novia?—bufó.

Te amo y odio al mismo tiempo.

—Si podes, pero no a las once de la madrugada—reí lavando mi cara—. En serio, ¿para qué me llamabas?

—Porque estoy aburrido, y Chris me sacó de su habitación—se quejó como nene chiquito. Me daba gracia la situación porque luego son dos chicles inseparables haciendo estupideces.

—Aguardame un minuto, por favor. Vos si querés podes hablar—avisé y puse en silencio mi micrófono, necesitaba orinar y no daba que escuché aquello. Me fijé si lo puse así, y estaba en lo correcto, ya que la última vez hablando con Jaz no lo hice, y se escuchó todo. Igual era alguien de confianza.

—¿Cuándo nos veremos? tengo una sorpresa para ti. Aunque Chris ya la comió, jamás voy a confiar en él. Quiero verte. Hace mucho no te vemos, aunque sea por fotos—suspiró—Te extraño mucho—sonreí enternecida acabando mis necesidades. Le saqué el silencio.

—Yo también te extraño, corazón—concluí la parte amorosa, porque si no, ya le estaría diciendo que mañana nos vamos a ver y arruinaría la sorpresa.—En fin, ¿sabes lo que le pasa a Zabdiel?

—¿Tú sabes que no? ha estado distanciado cuando le preguntamos lo mismo, es mejor que lo hagas tú, a ver si te lo dice—respondió como obviando lo que dijo—pero si quieres, le vuelvo a preguntar.

Maldito Zabdiel.

—No importa, cuando quiera lo voy a hacer, no da para amargar el día—reí entre dientes.

Luego de aquello, con Erick estuvimos hablando alrededor de dos horas de cosas random. Era agradable hablar con él, quién iba a decir que al que le caía mal ahora es mi pareja. Conocí un lado de él que era bastante interesante, por lo cual se dio cuenta y calló aquello con otra cosa.

Ahora mismo estamos almorzando con Valeria, quién sigue enojada porque después de despertarse por el susto no pudo dormir más. Me reía frenéticamente por los comentarios que tiraba con enojo, y nos damos cuenta que todo es de familia.

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