Capítulo 8

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Narrado

Ya había pasado una semana y los únicos Rinaldi se hallaban esperando el transporte para Milán en donde se encontraría con los Conte para luego ir a la casa de estos.
No tenían muchos planes más que ir de vez en cuando al "Multicentro" cerca de donde ellos vivían.

Isabella- Pa...- Lo llamó al ver como el autobús entraba a la ciudad- Ya casi llegamos- Le volvió a decir al ver que no despertaba.

Rafael- ¿Qué hora es?- Preguntó después de bostezar y estirarse- ¿Cuánto dormí?-

Isabella- Son las 4 con 45 y dormiste las 3 y media de viaje- Respondió mirando con admiración los edificios, que comenzaban a iluminarse de a poco por la puesta del sol.

Rafael- Ciao?- Dijo descolgado la llamada que recién le llegaba- Claro Claro, acabamos de entrar a la ciudad en 15 estamos en la estación.... Si exacto.... Ok gracias.... ¿Cómo dice que es el auto?.... Ok muchas gracias- Y colgó el teléfono.

Isabella- ¿Quién era?- Preguntó aún mirando por la ventana.

Rafael- Robert, nos espera en un Toyota blanco 4 puertas en el parqueo de la estación cuando lleguemos- Habló mientras dirigía sus ojos azabache a la misma dirección que su hija.

Ella sólo asintió admirando la ciudad. Aunque los recuerdos y el dolor le llegaron al ver a lo lejos la torre Generali como nueva, se esfumaron al ver el resto de la ciudad que con cada minuto se iluminaba más y más. 'Siempre fue hermosa' se dijo a si misma tratando de cambiar su pensamiento hacia la Gran Ciudad, por que en este punto, mirandola en su máximo esplendor, lo que pasó en el pasado se quedó allí, dejándole paso al futuro y el presente de hacer las suyas. Si bien nuestra pequeña había vivido muchas cosas, nos toca ahora ver como crece, por que aunque ahora no lo parezca estas personas nuevas que llegan a su vida van a ser sin duda alguna una salvación, una verdadera familia.

Llegaron a la estación y bajaron con sus bolsos de mano, el chofer abrió un costado del autobús de donde sacaron dos maletas pequeñas negras cada una con su respectivo nombre atado a una cintilla de plástico naranja neón. Bajaron las maletas y se dirigieron al parqueo en donde encontraron a un hombre moreno de pelo azabache y canas a los costados, Isabella lo miro de arriba a abajo en varias ocasiones mientras caminaba hacia el auto, media 1.68c.m eso era seguro, eran muy notables los casi 10c.m que me llevaba su padre al hombre, como en la foto era de hombros anchos y aspecto serio, o al menos eso fue antes de que una gran sonrisa se pintará en su rostro con gran alegría al verlos salir de en medio de la multitud. El café oscuro de sus ojos expresaban ciertos años de arduo trabajo y gran esfuerzo por salir adelante, además de una gran bondad ante los invitados; Así que el viejo Rafa tenía razón...

Robert- ¡ Benvenuti a Milano !- Dijo dándole la mano a Rafael con energía- Tu debes de Isabella cierto?- Miro a la niña con alegría y se inclinó unos centímetros- Un gusto, soy Robert Conte- Y le extendió su mano en señal de paz.

Isabella- El gusto es mío señor Conte- Dijo de manera amable con una pequeña sonrisa.

Robert- Oh dime Robert, el señor me hace sentir viejo- Le mencionó subiendo las maletas a la cajuela o baúl del auto.

Rafael- Así que un Rav4, ¿Qué? ¿2010?- Preguntó luego de unos minutos hablando del viene y demás.

Ya para esta conversación Isabella decidió ni participar ni prestar atención así que sólo se dedicó a mirar la ciudad. Robert mencionó que el viaje sólo duraba unos 15 o 20 minutos pero que por el tráfico quizá tardaría unos 40 minutos, antes de que terminará de desenredar sus audífonos dio aviso a los adultos de que no les escucharía por que haría uso de la música.
Busco un playlist que le llamara la atención pero al no encontrarlo puso sus canciones en aleatorio, Experience de Ludovico Einaudi comenzó a sonar a través de los aparatos, transportandola con mayor energía y sentimiento al paisaje fuera del auto.

El Diario De Un HendrixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora