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Capítulo corregido. 

Lamento mucho la tardanza, he estado algo enferma y ocupada con el inicio de clases<3


~*~


Una semana.

Una larga, estúpida y aburrida semana había pasado sin que tuviese nada de diversión.

Realmente, aun cuando me lo impedía, estaba empezando a extrañar el clima frío de Nueva York. Ahí al menos tenía amigos. En Nueva York siempre tenía compañía a la hora de ir a una fiesta pero, en lugar de eso, estoy en un centro comercial, tratando de encontrar un nuevo tinte para el cabello.

Sí, las personas solemos hacer cosas estúpidas cuando nos aburrimos.

Mamá tenía razón. El calor en California era mucho más fuerte de lo que pensé. Mi guardarropa estaba lleno de prendas cubiertas, las cuales no servían de mucho en un clima tan cálido.

Salir de casa vistiendo un body azul pegado al cuerpo, no pareció haber sido la mejor idea que había tenido sí; mantenía el calor lejos de mi cuerpo, pero las miradas lascivas aumentaron en cuanto puse un pie fuera de mi auto.

—Necesito algo nuevo —Indico a la chica frente a mí, en cuanto termina con la presentación de los colores que tenían en el lugar—. He usado todos estos.

Ladea la cabeza. El cabello rojo cayendo en cascada en su hombre izquierdo, y me recuerda a un perro observando a su amo. La piel pálida y el rastro de tinta cubriendo su cuello la hacían ver un tanto peligrosa, pero, hasta el momento, había sido todo lo contrario.

—¿Qué tal dos colores? —dice—. Degradé con colores mesclados.

—¿Ideas? —Pregunto, tratando de sopesar las opciones. No era mala idea, pero primero necesitaba saber que colocaría en mi cabello. No iba a ir a ciegas. No cuando no sabía hacer un degradé. Sus ojos caen en mi cabello, para luego regresar a los tintes.

Un tinte azul es tomado por sus delgadas manos y lo tiende en mi dirección, sonriendo como una niña con un juguete nuevo.

—Podría usar este sobre el tinte blanco que ya aplicó —Señala, sacudiendo la caja frente a mí—. Resaltaría mucho más si queda en un azul cobrizo. —Miro con algo de duda el tinte en sus manos, sé que no debo confiar del todo en ella, pero su sonrisa parece desaparecer la duda en mi sistema y termino tomando la caja, soltando una risa cuando ella brinca, completamente emocionada.

—Si termino como un helado mal decorado volveré aquí y te haré pagar —Ella sonríe ampliamente, y de inmediato sé que podríamos ser buenas amigas. Es espontanea y realmente no parece importarle lo que digan de ellas. Las perforaciones en su rostro y los tatuajes cubriendo parte de su cuerpo me lo aseguran.

—El color del tinte no importa mucho —Asegura, sus ojos está sobre mí, observándome como si de una maravilla se tratara—. En realidad cualquier color iría bien con tu tono de piel. Pareces porcelana, linda. Un tono azul haría resaltar mucho más tus ojos.

—Son lentillas —Explico, antes de que formase otra idea en su cabeza—. Son marrones —Su boca se abre, pero sus palabras se ven interrumpidas por la campanilla de la entrada cuando suena. Libero un suspiro. Hasta ahí llegaba mi conversación. Tomo mi bolso y me encargo de buscar el dinero correspondiente a los tintes, para luego dejarlo en el mostrador—. Como sea, mi madre tendrá que ayudarme con esto.

Green Eyes © |SIN EDITAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora