Capítulo 40 |Final|

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4 meses después

—By, necesitas caminar. —Suelto un gruñido, cubriendo mis ojos con uno de mis brazos y pasando por alto la voz de mi madre—. Sé que me escuchas perfectamente.

—By no se encuentra por el momento, Taylor recibirá sus mensajes. —La risa de mamá me hace sonreír, escucho perfectamente las risas de los chicos en el patio trasero, pero simplemente no tenía ganas de levantarme.

—Llevare la comida a tus hermanos.

—Suerte. —Respondo, acomodándome aun más en el sillón. Escucho como ella maniobra con los platos y luego la puerta del patio trasera siendo abierta.

Poso mi mano en el gran y abultado vientre. Era increíble la rapidez con la que pasaban los días, hace más de 4 meses me había enterado que traería a dos hijos al mundo y hoy, estábamos en contra del tiempo.

Según Ágata, los bebes nacerían en menos de dos semanas, y eso tenía a Taylor realmente estresado, a tal punto, que había llenado nuestra habitación con dos cunas gigantes y un gran armario.

Nuestras madres, lo habían detenido cuando se había empeñado en comprar ropa de bebe, aunque no pudieron detenerlo a la hora de comprar uno pequeños trajes de lobo.

Si, claramente ninguno de los dos era completamente maduro.

El olor a menta inunda mis fosas nasales cuando tomo una leve respiración y con ello, la puerta principal se abre, dejándome algo aturdida por el olor de Taylor.

—Llegue.

—Estoy aquí. —Respondo, de inmediato. Suelto un gruñido, obligándome a levantarme del sillón. El gran vientre dificulta mi trabajo, pero termino ganando. Tiro de la blusa negra, cubriendo la piel se mi estomago y Taylor me observa algo divertido—. Ni lo digas.

—¿Qué? —Se rie, acercándose a mí y dejando su chaqueta sobre la mesita de entrada—. Te vez hermosa, By, hablo enserio. —Sus manos quitan los mechones de mi rostro y sus labios se presionan contra los míos.

—Lo dices porque llevo tus hijos, no me engañas. —La sonrisa del pelirrojo frente a mí se presiona con suavidad contra mis labios nuevamente y no puedo evitar sonreír.

—Puede ser. Pero lo digo porque es la verdad.

Mi cola es la verdad escucho gruñir a Rubí y Taylor y yo nos reímos de ella. No era la única que se ponía de mal humor, al parecer ella estaba aun más gruñona que yo. Luego de esto, no habrá fiesta sin gorritos. Lo digo enserio.

Una carcajada brota de parte de Taylor y golpeo su pecho, intentando esconder la risa que se libera de mis labios. Rubí suelta un gruñido que resuena en mi cabeza y pierdo la conexión con ella. Claramente no era su día.

—¡Que dejes de seguirme, John! —Taylor rodea mi cuerpo con uno de sus brazos y observo a Ágata, quien está completamente enojada mientras fulmina a John con la mirada, este, esta aun mas enojado, lo sé por la manera en que su ceño se frunce mientras observa a la morena—. Regresare a Nueva York después del nacimiento, By.

—¿Qué? —Pregunto, algo confundida y separándome de Taylor. Ágata rueda los ojos y simplemente hace su camino fuera de la casa, John murmura algo y suelta un suspiro, luego, gira sobre sus talones y empieza a subir las escaleras.

—¿Siguen sin arreglar las cosas?

—Ágata es un hueso duro de roer y John... John es demasiado suave con ella. —Murmuro algo desanimada—. Hablare con Ágata.

Taylor no se niega, al contrario, me acompaña hasta la entrada de la casa y besa mi frente cuando se pierde nuevamente dentro de la misma. Ágata esta observado la colina que da a la manada, completamente sumida en sus pensamientos y no se gira cuando me detengo junto a ella.

Green Eyes © |SIN EDITAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora