Capítulo 11

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Los nervios hacen que mis manos tiemblen, estamos frente a un bosque. Un extraño y tenebroso bosque. Bastian había indicado que primero tenía que ir Blake. Ya que su hechizo era el más reciente.

No le veía lógica a eso, pero viniendo de Bastian nunca lo lograría entender.

Veo a Taylor, Blake, Bastian y John hablar entre ellos, el pelirrojo parece bastante preocupado, pero parece relajarse notablemente cuando mi hermano mayor le dice algo. Varios asentimientos de cabezas y veo como Blake se separa del resto, ingresando completamente solo al bosque.

Mis ojos se abren como plato ante la estupidez de Bastian y cuando estoy a punto de bajar del auto, el alto pelirrojo esta frente a mí, la puerta se abre y él se coloca en su lugar, impidiendo mí escape.

—¡Quítate, tomate, debo ir por mi hermano! —Su risa me hace fruncir el ceño hacia él, mis manos terminan golpeando su pecho con más fuerza de la normal y él hace una mueca con sus labios.

—Tranquila, nena. Blake estará bien. —Una de sus manos sostiene mi mejilla y pongo los ojos en blanco. — Es el único que puede entrar solo, sería distinto si ya hubiera encontrado a su Mate.

—¿Mate?—Me quejo alejándome de su toque y desparramándome sobre el asiento de cuero. El fuerte pelirrojo me toma entre sus brazos y en un rápido movimiento se sienta en el mismo lugar que yo, pero ahora yo me encontraba sobre sus piernas.

Hecho que no me enojaba para nada.

—No hagas ideas en tu loca cabecita, By. Un Mate es la pareja eterna de un lobo. Tú eres la mía, así como yo soy el tuyo. —Su voz es suave, pero no pierde el matiz de diversión—. ¿Recuerdas que llame Rogue a tu hermano? —Asiento, recordando el extraño apodo—. Un Rogue es un lobo sin manada.

—¿Entonces soy una Rogue? —el niega con la cabeza y sus labios húmedos se presionan contra mi clavícula, haciéndome estremecer completamente.

—No. Tú eres mía. —Arqueo una de mis cejas y me alejo un poco de él. Taylor parece confundido.

—Aclaremos algo. No soy un objeto ¿De acuerdo? No soy de nadie. —El guiño de Taylor me hace sonreír.

—Eso lo dices ahora, nena. —Sintiendo como el cansancio de empieza a apoderar de mi cuerpo, me apoyo contra Taylor, descansando mi cabeza en el hueco de su cuello. Sus manos se quedan estáticas en mi cintura —por debajo de la blusa—, trazando pequeñas caricias.

—¿Cómo será la transformación? ¿Duele? —Sus movimientos de detienen por una fracción de segundo, pero los reanuda casi en un parpadeo. Su pecho se hincha un poco cuando toma una lenta respiración. El olor a menta invade mis fosas nasales y una estúpida sonrisa se instala en mis labios.

—No estarás sola, Luna.

Pierdo la noción del tiempo, es como si estar alrededor de Taylor todo se detuviera y fuéramos los únicos que podemos disfrutar de nuestra compañía, los silencios no son incómodos y eso me sorprende bastante, ya que no hemos llegado a conocernos a fondo.

Pero el hecho de que se preocupe por mi hace que mi corazón tiemble, nunca nadie se había preocupado de esa forma. La única relación que tuve no salió del todo bien. Hecho por el cual nos habíamos mudado a Nueva york.

La ventanilla del auto es golpeada y me saca de mis pensamientos con fuerzas, Bastian y Blake estaban ahí, el segundo estaba más sucio de lo normal.

—Creo que es nuestro turno, nena. —Miro completamente confundida a Taylor y el rápidamente se explica—. Blake fue solo por que nunca tuvo su primera transformación y a eso súmale el hecho de que no ha encontrado a su pareja.

Green Eyes © |SIN EDITAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora