Capítulo 35

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Rodeen la casa a unos 10 metros de distancia, necesitamos saber cuántos Rogues hay en el lugar. Soy capaz de escuchar la voz de Taylor como un eco incesante en mi cabeza y, aunque estamos uno junto al otro, el había usado la extraña conexión con la manada.

Veo dos detrás de la casa, creo que están dormidos. Reconozco la voz de inmediato, sabía perfectamente que se trataba de uno de los gemelos, intento moverme, tratando de encontrar un punto para poder observar hacia la casa, pero Maruk se interpone frente a mí, esté, me lanza una mirada furibunda, haciéndome saber que no debía moverme de mi lugar.

Reprimo el gruñido que está a punto de salir de mis labios, sabiendo perfectamente que no debían darse cuenta de nuestra presencia, aunque todos estaban conscientes de que no tendríamos el factor sorpresa por mucho tiempo.

La ubicación de la casa nos caía como anillo al dedo, la casa más cercana a la nuestra estaba a unos 30 metros.

Greyson. La voz de Taylor en mi cabeza llama mi atención. Quédate con By, no dejes que se mueva. El gran lobo aparece frente a mí en cuanto Maruk me lanza una última mirada.

Esto apesta, By. Rubí gruñe en mi cabeza. ¡No somos inútiles, puedo pelear contra Ray!, Lo sé. Greyson me observa por un momento, para luego volver a fijar su vista en la casa, el recuerdo del poco tiempo que ocupamos aquella casa regresan a mí, y saber que mis padres se encontraban ahí, atrapados por Ray, me entristecían. No quería que pasara nada con ellos.

Un disparo me hace colocar sobre mis cuatro patas, tengo el instinto de correr hacia el fuerte sonido, pero Greyson se interpone frente a mí, levantando la cabeza y gruñendo en mi dirección con fuerza.

No me dejo intimidar, necesitaba saber que ocurría, quería librar a mi familia de las garras de Ray, tal y como Taylor y Sean querían salvar a su madre.

—¡Se que estas aquí, By, puedo olerte! —Aquella voz entra en mis oídos con rapidez, y trato nuevamente de pasar de Greyson, pero este se limita a empujar con su cuerpo nuevamente hacia mi lugar—. ¡No seas una cobarde o acabare con el mocoso!

—¡No te atrevas a venir, By! —Soy consciente del extraño sonido que es liberado de mi hocico cuando escucho la voz de Blake, mi corazón palpita con fuerza cuando otro disparo se escucha.

—¡La próxima ira a la pierna, By!, ¡No es nada divertido tener una bala de plata ahí! —Lex se rie, haciendo que el enojo fluya en mi cuerpo. Soy consciente de los gruñidos que se escuchan a nuestro alrededor, y cuando el tercer disparo resuena con fuerza en mi cabeza, tacleo a Greyson, desequilibrándolo por un momento y tomando aquella pequeña ventaja de tiempo para salir de mi escondite, visualizo a Lex en la entrada principal.

Blake fija sus ojos sobre y niega con la cabeza, puedo ver el brillo de lagrimas resbalar por sus mejillas.

—Pensé que no saldrías. —Lex se burla, Blake intenta golpearlo pero un siseo se escapa de sus labios cuando los grilletes en sus muñecas se aprietan con fuerza. Aquel dolor era indescriptible, ya había pasado por eso.

¡Maldita sea, By, regresa con Greyson en este momento! La voz de Taylor resuena en un siseo enojado en mi cabeza, pero lo paso por alto, puede que sea una mujer, una mujer lobo que no era consciente de toda su fuerza, pero podía con Lex, podía acabar con él y sacar a Blake de ahí... tenía que hacerlo.

Logro concentrarme en mí alrededor, no veo a nadie de la manada, simplemente soy yo y Lex, mirándonos fijamente uno al otro, claramente esperando el movimiento del otro.

By... necesitamos hacer algo. Rubí susurra. Sabía que tenía razón, pero tenía que pensar con claridad, si corría hacia él, Blake estaba acabado, si hacia un simple movimiento hostil, una bala acabaría en el cuerpo de mi hermano menor, y no quería que el pasara por eso.

Green Eyes © |SIN EDITAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora