Capítulo 36

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Taylor

—¡By!, ¡By, mírame! ¡No cierres los ojos! —Soy capaz de sentir el temblor en mi cuerpo y las lagrimas acumulándose en mis ojos, el latir de mi corazón podría silenciar por completa la habitación, pero no despertaría a la pálida chica en mis brazos—. ¡Sean! ¡Eider!

Mi grito suena entrecortado, irreconocible ante mis oídos.

Eider se precipita hacia mí, puedo ver como el horror embarga cada una de sus facciones, su mano presión en la herida que cruza el pecho de By, manteniendo la sangre bloqueada.

El rostro de By se contrae, claramente presa del dolor.

—Está viva. —Murmuro, siendo consciente de pequeño susurro en el que mi voz se ha convertido—. Eider, está viva.

—¡By! ¡Mi niña, no! —El grito de la madre de By, resuena con fuerza en mis oídos, necesito hacer algo, pero el simple hecho de tener a By entre mis brazos me impedía moverme un centímetro.

No quería separarme de ella... de ellos.

La maraña castaña entra en mi campo de visión, los ojos de Isabel observan a By, quien no se movía ni un centímetro.

—Necesito sacarla de aquí. —Digo, mas para mí mismo, un fuerte estremecimiento cruza mi cuerpo, negando la orden que envió a mis extremidades para tomar a By entre mis brazos y largarnos de aquí.

—No la muevas, lobo. —El tiempo parece detenerse ante esa voz, suena realmente lejana, pero todo parece volver a la realidad cuando una mujer de cabellos tan negros como la noche está de pie detrás de Eider—. Ella está viva.

El pequeño cuerpo de Eider se hace a un lado cuando la extraña mujer se lo pide, no puedo evitar desconfiar de aquella mujer, pero cuando una sonrisa se apodera de su rostro, mi cuerpo se relaja por completo, dejando que ella mismo sea la que sostenga a By.

—Debo sacarla de aquí. —Murmuro, tratando de tomarla nuevamente.

—No. —Es lo único que musita. Una de sus manos se coloca sobre la herida hecha por la bala de plata que Kay había disparado hacia ella—. By no es solo lo que podemos ver.

—¿Qué? —La pregunta sale tan rápido de mis labios que suena a un quejido.

—Sus abuelos. —Mis ojos se deslizan hasta su mano, y una maldición se queda atascada en mi garganta cuando el pequeño brillo empieza a salir del agujero de la bala—. Principalmente su abuela, era una bruja.

—Eso no es...

—Lo es. —Dice, para luego volverse a enfocar en la herida de By, de esa, puedo ver como la bala plateada es eliminada por completo de su cuerpo—. ¿Ya encontraste la explicación para el poder de Rubí?

—¿Cómo sabes eso?... —La morena se encoge de hombros, sonriendo con suficiencia cuando toma la pequeña, pero destructiva, bala entre sus dedos, luego, con sumo cuidado, vuelve a colocar a By en mis manos.

—Eso es imposible... —Isabel murmura, saliendo de su estupor—. Los padres de Blair no eran...

—Su madre lo era, señora. —Se coloca de pie, recolocando la capucha negra nuevamente en sobre su cabeza—. ¿No le dijeron que el poder es mayor en una mujer?

Abro mi boca para decir algo, pero ella simplemente ha desaparecido frente a nosotros, dejando consigo el olor a sangre y muerte que nos rodeaba anteriormente.

—Tay... —Mi cabeza cae tan pronto cuando escucho la débil y dulce voz de By, puedo sentir como el palpitar de mi corazón reanuda su marcha casi de inmediato. Un par de grandes y penetrantes ojos cafés perforan los míos, haciendo que mi alma regrese a mi cuerpo—. ¿Qué paso?

Green Eyes © |SIN EDITAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora