Capítulo 26

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—¡Vamos, By, se que puedes golpear mas fuerte! —Suelto un gruñido, volviéndome a colocar de pie mientras quito el cabello de mi rostro. La sonrisa de Sean me hace gruñir nuevamente.

Teníamos mas de tres horas practicando y la única que estaba llena de polvo, tierra y restos de césped era yo, corro nuevamente con dirección a Sean, tomándolo por sorpresa cuando me termino deslizando por el suelo y tirando de su brazo, de modo que cae conmigo.

Sean es rápido, pero las practicas con Bastian y Taylor me habían hecho mejorar un poco, Sean tira de mi pierna, pero me libero de su agarre con rapidez, asestando una patada en su estomago para luego tirarlo completamente al suelo.

Me subo a su espalda, soltando una rápida respiración mientras doblo su brazo y lo coloco en una incómoda posición.

—Gane.

—Vale, vale. —Sean gruñe, tratando de liberarse de mi agarre, pero lo único que logra es que fuerce su brazo un poco mas—. A mamá no le gustara tener que arreglar un brazo roto de su hijo menor.

—Por mi rómpele una pierna, By. —La respuesta de Alina –quien se encontraba regando sus flores-, me hace reír, golpeando el brazo libre de Sean lo libero, bajándome de su espalda con rapidez.

—Ya sé que soy tu favorito.

—¡Blue! —La voz de Taylor me hace fruncir el ceño, mis ojos se dirigen a la puerta de la cocina, pero no hay nadie en el lugar—. Arriba. —Levanto la mirada, bloqueando el sol que no me ayuda demasiado y soy capaz de ver al pelirrojo en el balcón de su habitación, vistiendo únicamente unos bóxers.

—Bueno, creo que al final si tendré sobrinos.

—Idiota.

—Me lo dices seguido, me lo pondré de segundo nombre. —Suelto un quejido cuando Sean toma mi brazo de palanca para colocarse de pie, lo fulmino con la mirada, logrando que el suelte una risa—. Tú pelirrojo te espera.

—Ya no te ayudare a entrenar la próxima vez. —Frunzo el ceño mientras me alejo de él y hago el camino al interior de la casa.

Camino con cuidado, negándome a hacer un reguero de tierra en el suelo, la cocina se encontraba vacía y eso era algo extraño, todos parecen querer vivir en la cocina.

Niego con la cabeza continuando con mi camino.

Sábado por la mañana y yo había despertado temprano, lista para una maratón de series luego de una larga semana de clases, pero Sean había truncado mi mañana perfecta en cuanto puso un pie fuera de su habitación.

—¡No quiero ser abuelo tan joven!

—¡Papá! —Me quejo, ignorando la mirada severa que me lanza. Pongo los ojos en blanco, la última semana había sido demasiada larga y lo único que quería era descansar de todo.

Subo las escaleras de dos en dos, tratando de escapar de los ojos de papá lo más rápido posible. Sin siquiera pensar en ir a mi habitación, entro en la de Taylor, cerrando la puerta detrás de mí, no puedo evitar reír cuando el cuerpo de Taylor se posiciona detrás del mío.

—Estoy llena de tierra, Acker. —Me rió, alejando sus manos de mi estomago, me giro aun atrapada entre la puerta y su cuerpo. El desordenado cabello pelirrojo entra en mi campo de visión y una sonrisa ladeada de parte de Taylor me noquea por completo.

Los labios de Taylor se encuentran suavemente con los míos y, por instinto propio, cierro los ojos, pero la presión desaparece casi por inmediato.

—Dúchate, iremos a dar una vuelta. —Golpeo su pecho, alejándolo de mí. Taylor niega divertido y camina hacia la cama, sentándose en el borde de la misma.

Green Eyes © |SIN EDITAR|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora