2. Volver a Las Vegas

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Calliope Torres.

Las Vegas - Nevada - 08:34

Ya había olvidado lo caliente que podía estar Las Vegas. Acostumbrada al frío de Europa, ese clima para mí era ahora extraño, pensé en quitarme el traje que usé esta mañana. Caminé entre personas que caminaban de un lado a otro, pegadas a sus dispositivos móviles o en conversaciones entretenidas.

Me arreglé el pelo, puse mi aviador RayBan en la cara, mientras conducía hasta la salida del aeropuerto de Las Vegas. Afuera, vi al Mercedes negro esperándome.

- Buenos días, señora ¡Torres! - El conductor habló educadamente.

- Buenos días, Taylor. - Dije que subiera al coche.

Me subí al coche que estaba a una gran temperatura gracias al aire acondicionado milagroso.

- ¡Por el amor de Dios! ¿Cuándo hacía tanto calor Las Vegas? - Me quejé dejando mis pertenencias en el banco.

- Siempre señora, el clima aquí siempre ha sido caluroso - escuché a Taylor decir en medio de una baja risa. - Siento preguntar, pero ¿cómo está su padre?

- Tienes razón, ya estoy olvidándome de aquí - Hablé tranquilamente mientras me instalaba en el asiento del coche. - Está bien, está en Los Ángeles con mi familia.

- Eso es genial, me agrada mucho el Sr. ¡Torres! ¿A dónde debería llevarla? - Preguntó mirar a través del pequeño espejo.

- A mi nuevo apartamento, Taylor, baja por esta calle y te daré las coordenadas.

Asintió, saliendo de ese lugar.

Mirando por la ventana del coche a las calles de Las Vegas, pude recordar mis tiempos vividos allí, y qué hermosos momentos diría. Conocía esa ciudad como la palma de mi mano.

Después de todo, nunca he sido solo este Callie que solo piensa en el trabajo. Ya había disfrutado un poco de la vida. Ni poco, mucho.

Mis pensamientos vagaron por los recuerdos de todas las cosas que hice, pero eso ahora había permanecido en el pasado.

El inmaduro e irresponsable Callie ya no yacía aquí.

- Gira a la izquierda en la siguiente cuadra - Le dije y obedeció mis coordenadas perfectamente bien.

Finalmente llegamos al edificio donde iba a vivir ahora. Taylor se bajó rápidamente del coche caminando en amplios escalones hasta mi puerta, donde en un gesto lo abrió.

- Gracias - Hablé con una sonrisa.

Taylor había sido mi conductor desde que era más joven y vivía con mis padres. Por cierto, era un anciano muy servicial. Siempre estuve dispuesto a trabajar, sin importar cuándo lo necesitara.

Entré en el vestíbulo del edificio, donde los empleados se pusieron rápidamente en sus lugares adecuados. Era cómico cómo se comportaban en mi presencia, la gente generalmente se acorralaba conmigo. Tal vez sea la forma grosera y arrogante en que imaginaron que sería, y no me preocupé por desmantelar esa imagen.

Hoy para ser respetado, la gente tenía que temer tu presencia.

- Buenos días, señora Callie, nuestro empleado va a poner sus maletas en tu apartamento, es el 308, el único con ático.

No dije nada, asintí brevemente y fui al ascensor.

Al llegar a mi apartamento, el pelirrojo vino justo detrás de mí apilando todas las bolsas perfectamente bien en mi habitación.

- ¿Algo más, señora? - preguntó.

- Puedes irte. - Acabo de decir.

El apartamento era grande. Una gran área con estilo contemporáneo y sofisticado, llena de muebles blancos y marrones, en las paredes claros y algunos colores oscuros, con hermosas pinturas, todo era de mi agrado.

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