46. Ves, ¿si, o no?

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Arizona Robbins.

Llegué a la conclusión de que tengo una especie de enorme atracción por los problemas. Nada puede explicar el hecho de que siempre estoy involucrada en uno. Cuando todo parece estar bien, la vida intenta lanzar una pizca de emoción, o más bien confusión para animar. Llegué tarde, el ensayo ya había terminado y ni siquiera estaba en un taxi yendo al apartamento de Callie, ya que hace horas lo había programado con mi amor que dormiríamos juntas. Por el amor de Dios, todo lo que necesitaba ahora mismo era estar en los brazos de mi esposa.

- ¿Qué crees que estás haciendo? - Preguntó Carina rápidamente, sosteniendo mi brazo impidiéndome seguir.

- Irme - Soy reacia.

- ¡Por el amor de Dios, Arizona! No seas estúpida.

Le fruncí el ceño hacia ella, pensando en lo audaz que era. Ella puso los ojos en blanco con ansias y me llevó de vuelta a un rincón más lejano.

- ¿Puedes parar y pensar?

- ¡Estoy pensando muy bien! - Exclamé enfadada.

- ¡No, no lo haces! ¿Crees que te haré daño?

Me detuve unos momentos mirándola a los ojos, y a pesar de su evidente malicia y su diferente forma. Carina no era una mala persona. La conocía muy bien, conocía las locuras y sus costumbres. Suspiré mucho, dejando que se me cayeran los hombros.

- ¿No entiendes que no quiero ningún problema?

- No tendrás ningún problema si haces lo que necesito. Nadie sabrá nada en absoluto.

- He mentido demasiado, Carina. ¿Cómo sé que estás diciendo la verdad?

- ¿Y qué tiene? Una mentira más y otra menos no hacen ninguna diferencia. ¡Mierda! ¿Por qué diablos mentiría? - Exclamó alejándose, mientras levantaba las manos.

Hice rodar los ojos y resoplé.

- Por supuesto que sí, no bailaré para ti. Ya no le mentiré a Callie.

- Callie, Callie, Callie. - Dijo molesto - ¿Por qué parece que el mundo gira en torno a esta mujer?

- ¿Sabes qué? Conozco una forma de resolver esto.

Se volvió hacia mí, con una mirada confusa.

- ¿Qué vas a hacer?

Me encogí de hombros y me giré hacia el pasillo principal, en dirección a la oficina de Nicole. Escuché a la mujer llamar en segundo plano, pero ni siquiera me importó. Tenía que poner fin a eso.

Golpeé la puerta de Nicole repetidamente, sintiendo que mi corazón se aceleraba. Estaba decidida a lo que iba a hacer, pero estaba lo suficientemente nerviosa.

- ¿Qué ha pasado? ¿Qué es esta desesperación?

Me pidió mirándome con los ojos abiertos y sorprendidos. Entré en su oficina a toda prisa, devolviendo la espalda a la mujer.

- ¿Brooke? - Preguntó.

Respiré hondo, sintiendo que el aire entraba en mis pulmones con dificultad. Tomar la decisión que tomé y decírselo no era una tarea fácil. Iba en contra de todo lo que había pasado todos estos años. Pero ya no había manera, la situación no podía seguir así.

- Necesito decirte algo muy importante.

Nicole se quedó en silencio durante unos segundos, dándome la oportunidad de escucharla respirar hondo. La mujer se acercó lentamente, en pasos visiblemente calculados.

- Primero cálmate Brooke, pareces nerviosa.

Lo dije con calma, pero me alejé. No quería tomármelo con calma, no quería arrepentirme.

The Night DancerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora