The Night Dancer

29. Un día diferente

Callie Torres.

Lentamente me estiré sintiendo que todo mi cuerpo se relajaba. Me froté los ojos evitando abrirme debido a la claridad que entró en la habitación. Me senté en la cama, entre las sábanas suaves, vi a Arizona durmiendo serena y profundamente.

"Ella estaba cansada" - Pensé sonriendo cuando imaginé la razón.

Deslizo mi mano sobre su espalda desnuda. La rubia estaba cubierta solo por la sábana de seda gris que nos cubría. Deposité un pequeño beso en su piel suave y me levanté. Fui al baño a realizar mi higiene matutina.

Poco después, la dejé dormir más. Era su día libre, nada más justo que eso. Salí de la habitación caminando hacia la habitación de al lado. Alice durmió de la misma manera. ¿Era una familia de sueño profundo? Caminé cerca de la niña que dormía, deslizando sus manos a través de su cabello claro tan similar al de Arizona. No había duda de que ambas eran hermanas. Alice era la copia infantil de mi Ari. Besé cariñosamente la cabeza de la chica tan dulce y me retiré.

Esa mañana me sentí diferente, por lo general no me involucraba tan intensamente con alguien en un corto período de tiempo. Pero las cosas con Arizona parecían volar. Cuando menos lo esperaba, ella ya estaba en mis pensamientos, cuidando todo lo que había dentro de mí. Su forma dulce y atractiva me dejó sin elección, sin acción. Podía amarla y odiarla al mismo tiempo, la quería en todos los sentidos.

Sabía cómo me sentía, pero no era hora de admitirlo. Lo guardaría para el momento exacto para decir que ya no sabía cómo prescindir de ese sentimiento. Hoy sería el día perfecto para eso, pero sabía que todavía había alguien entre nosotros. Alguien que también tenía tanto poder sobre mí como Arizona, y que alguien no era otra más que Brooke.

Tal vez nadie podía entender cómo me sentía. Nadie entendería nunca cómo estaba dividida entre las dos mujeres. Brooke y Arizona habían puesto mi mundo del revés. Ambas me hicieron experimentar sensaciones totalmente diferentes, lo que me fascinó. Podía sentirme en el cielo con Arizona, y en el infierno de placer y de la lujuria con Brooke. Eran como dos caras de la misma moneda. Me encantó... Las amaba a los dos. ¿Eso es posible? No lo sabía, pero sentí que las quería.

- Dios, podrías haber sido bueno, y hacerlas una sola persona, ¿verdad?

Agité la cabeza negativamente mientras recogía los ingredientes para preparar un buen desayuno. Las dos hermanas merecían ser mimadas por los maravillosos momentos que me estaban haciendo vivir.

¿Podría tener esto con Brooke?

No.

Eso es por lo que perdió. Arizona fue, para muchos, la mujer perfecta: dulce, atractiva y hermosa. Una mujer completa.

Sonreí mientras terminaba de hacer los panqueques. Lo preparé todo, aparte de la modestia, soy genial en la cocina. Derramé chocolate como cobertura, apostando a que a Alice le encantaría. La hermana pequeña de Arizona era una chica inteligente y educada. Para mi sorpresa, nos habíamos llevado muy bien. Alice Robbins era un amor en persona.

Puse todo en la bandeja. Había de todo allí: frutas, zumo de naranja, café, panqueques y huevos revueltos.

- Sí... tal vez les gustará. - Pensé poniendo una pequeña flor en la bandeja también.

Caminé lentamente hasta la habitación de Alice, dejando su desayuno junto a la cama. Arreglé todo y fui a mi habitación donde Arizona estaba durmiendo. Abrí la puerta lentamente para no hacer ruido, pero me encontré con la hermosa vista frente a mí.

Arizona se estaba levantando. La rubia se sentó en la cama, estirando los brazos, estirándose. Moviendo el cuello de un lado a otro. Estaba completamente desnuda, todavía cubierta por la sábana que cubría sus piernas. El Sol golpeó contra su cuerpo, su cabello medio y ligeramente despeinado cayó sobre su espalda como una hermosa cascada. Ella estaba volteada, así que aún no se había dado cuenta de mi presencia. Podría tomar una foto de ese momento, ella era divina. ¿Cómo podría una mujer despertar tan hermosa?