Condenado

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La habitación estaba sumida en la penumbra y no se podía escuchar ningún otro ruido además del rumor del agua que corría en la regadera. Un chico de piel blanca y cabello negro estaba recostado en silencio, mirando el techo y tratando que el golpeteo insistente en su pecho se detuviera. De pronto, el chico escucho como la puerta del baño se abre y por el rabillo del ojo puede ver a un hombre paseándose con una toalla en la cintura, buscando su ropa esparcida por el piso de la habitación. El hombre comenzó a vestirse con lentitud, aún sin dirigirle la palabra al joven en la cama.

—¿Cómo van los preparativos para la boda? — preguntó Soobin, rompiendo el silencio que se había establecido entre ellos. Seguía en la cama, su cuerpo desnudo cubierto por una ligera sábana, pero ahora miraba a su acompañante, sus ojos ansiosos por encontrarse con los contrarios.

Yeonjun estaba frente al espejo de cuerpo completo, arreglando su cabello aún húmedo. Miro a través del espejo a Soobin y le sonrió antes de responder con cierto dejo de indiferencia en su voz —¿Bien? No lo sé, ya sabes que tu hermana es algo reservada sobre eso. Nunca me dice nada. Aunque te puedo decir con certeza que va a ser una boda costosa.

—¿En serio? — preguntó Soobin con un cierto tono de burla impregnado en su voz —Creí que Yeri quería una boda sencilla e íntima.

Yeonjun rodó los ojos y volteo a mirar a su cuñado. El chico tenía los labios hinchados, el cabello revuelto y una serie de marcas rojizas adornando su cuello. Sonrió, recordando como un par de horas atrás él mismo había hecho aquellas marcas.

—Eso mismo pensé yo — dijo alejándose del espejo y caminando hasta el borde de la cama, sus dedos ahora luchando por hacer el nudo de su corbata — pero al parecer, cuando la hija mayor del presidente del conglomerado Choi se casa, la boda puede ser cualquier cosa, menos sencilla.

Soobin rio con ligereza, pensando en que probablemente Yeri solo estaba satisfaciendo los caprichos de su madre. Salió de entre las sábanas y gateo hasta estar frente a Yeonjun. Tomó entre sus manos la corbata y con facilidad hizo el nudo mientras las manos de Yeonjun descansaban en su cintura. Cuando terminó, levantó la mirada hasta encontrarse con los ojos del contrario y se acercó a sus labios, dejando un casto beso que Yeonjun correspondió casi al instante. Soobin colocó sus manos en el pecho Yeonjun, sintiendo sus músculos definidos debajo de sus dedos. Yeonjun apretó la estrecha cintura de Soobin entre sus manos, sintiendo su tersa piel y el ligero gemido que dejo escapar su cuñado y que quedó silenciando entre sus labios.

—Deberías irte. Dijiste que tenías una reunión — dijo tras separarse con las mejillas sonrojadas y la respiración acelerada.

—Aún tengo tiempo — susurró Yeonjun mientras escondía su rostro en el cuello del contrario, aspirando su olor. Soobin negó con la cabeza — Nos vamos a ver en un par de horas amor. Además, si te demoras más el secretario Kang va a poner el grito en el cielo; ya sabes como es.

Yeonjun hizo una mueca, pero no contrario al hermano menor de su prometida; su secretario a veces daba miedo. Se alejó muy a su pesar del chico y del calor que emanaba y tras darle un último beso, salió del apartamento.

Choi Yeonjun era un exitoso abogado de Seúl, que con apenas 30 años ya era el socio más joven de su firma. Hijo de uno de los banqueros más formidables del país y heredero de una fortuna casi ilimitada, nadie se había sorprendido cuando se anunció su compromiso con la hija mayor de Choi Minho — presidente del poderoso conglomerado Choi — la señorita Choi Yeri.

Yeri era una mujer decidida, capaz y muy inteligente, aunque reservada. Los jóvenes habían coincidido en pocas ocasiones en fiestas de beneficencia y prácticamente eran desconocidos. Sus padres pudieron haber arreglado su matrimonio con cualquier otra chica que se hubiesen encontrado caminado por la calle y aun así la chica en cuestión conocería más de él que su actual prometida. Yeonjun sabía que la única razón por la que se estaba casando con ella era para conciliar una prometedora alianza que beneficiaría a las dos familias. No estaba de acuerdo totalmente, pero entendía que así era como las cosas funcionaban.

Yeonbin One shots (Pedidos Abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora