Te amo

426 21 1
                                    


El sonido de vidrio quebrándose en la quietud de la noche es lo que despierta a Soobin. Abre los ojos con dificultad, su visión borrosa, mientras intenta adaptarse a la obscuridad que lo envuelve. Todavía medio dormido, busca a Yeonjun en su mitad de la cama, pero está vacía, igual que cuando se fue a dormir. El cielo nocturno lo mira desde el otro lado de la ventana, sumiendo la habitación en penumbra.

Recientemente, Yeonjun ha insistido que Soobin duerma en la habitación principal con él, supuestamente para tener poder tener sexo con él cuando se le antoje, aunque Soobin cree que existe un motivo oculto detrás de ese nuevo acuerdo.

Su mirada se dirige al reloj digital en la mesita de noche: son las 2am, algo tarde para que Yeonjun siga en la oficina.

Otro crujido resuena en el departamento. Soobin se levanta y sale de la habitación, buscando el origen del sonido, lo cual lo lleva a la cocina.

Ahí, frente a la isla, está Yeonjun con una de sus costosas botellas de vino en la mano y los trozos de una copa en el piso.

Soobin, confundido, se acerca con cuidado a Yeonjun. Parece estar perdido en sus pensamientos, mirando sin ver la copa que acaba de romper. Soobin carraspea ligeramente, esperando llamar su atención.

— ¿Estás bien? — pregunta suavemente, su voz apenas más alta que un susurro.

— Oh... ¿te desperté? — dice, desviando por fin la vista del piso, su rostro sonrojado y su voz temblorosa, como si hubiera estado bebiendo.

— Está bien. Escuché algo y vine a ver si estabas bien — responde Soobin suavemente, recorriendo con la mirada la cocina en busca de más destrozos antes de fijarla de nuevo en Yeonjun.

Yeonjun lo mira de pies a cabeza, sonriendo al ver que Soobin trae puesta una de sus viejas camisetas para dormir, demasiado grande para él.

Deja la botella en la isla de la cocina, estirando la mano para tocar la tela de la camiseta, desgastada por el uso y suave en sus dedos — Te ves bien con mi camiseta — dice riendo, acercando a Soobin a él.

Soobin se resiste brevemente, pero el agarre de Yeonjun es firme, y no puede evitarlo. Se tambalea hacia el frente y pronto está a centímetros del pecho de Yeonjun. El fuerte olor del alcohol mezclado con el perfume de Yeonjun inunda su nariz, produciéndole escalofríos.

Sus rostros están tan cerca que Soobin puede sentir el aliento tibio de Yeonjun chocar con sus labios. La tensión en la habitación de pronto se siente eléctrica y densa, y Soobin tiene miedo de romperla.

Dos manos se colocan detrás de sus piernas, levantándolo y dejándolo en la encimera. Yeonjun se coloca entre sus piernas, sus dedos acariciando el rostro de Soobin con increíble ternura y delicadeza, un contraste enorme a como lo hacia al principio de su relación.

— Mierda, te amo. — Yeonjun dice antes de poder evitarlo. Culpa al alcohol y a la expresión increíblemente dulce de Soobin por ese desliz. Es como si sus ojos — enormes y brillantes — tuvieran el poder de alterar la química de su cerebro, liberando endorfinas, dopamina y todas esas hormonas de la felicidad.

Soobin está desconcertado por la súbita declaración, pero algo dentro de él se remueve al mirar los ojos de Yeonjun. Puede ver la emoción pura en ellos, la vulnerabilidad que rara vez muestra.

Sonríe, gentil y sereno, como si hubiese estado esperando esas palabras hace tiempo.

— Lo sé — responde tiernamente, sus ojos fijos en los del contrario. — No tienes que decírmelo. Lo sé.

Lo sabe porque también lo siente. El amor, la pasión, el deseo que se ha ido formando entre ellos por meses. Pero está más sorprendido por el coraje de Yeonjun para confesarlo — lo cual se debe mayormente debido al alcohol — que por las palabras en sí. Sabiendo que le es difícil a Yeonjun abrirse con las personas, esas simples palabras le parecen un logro gigante.

Yeonbin One shots (Pedidos Abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora