Negro

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Este capítulo contiene menciones de matrimonio forzado, secuestro(?) y diferencia de edad. Si alguno de estos temas te incomoda, puedes saltar este capítulo.



Labial negro. Vestido negro. Alma negra.

Soobin se miró en el espejo, su mirada cansada y triste como si hubiera vivido una vida entera. No era el caso. Aún ni siquiera había terminado de vivir su juventud.

Su madre le da a su cabello los últimos toques. El fijador de cabello crea una nube a su alrededor y su madre espera que se disipe antes de colocarle el velo en la cabeza. Es negro también, así que nadie en la multitud podrá ver su rostro con el.

Hay un hueco en su estómago que no deja de crecer. Desea que la tierra se lo tragara. Que se tragara a su familia y amigos y los teletransportara a cualquier parte. A cualquier lugar lejos de las garras del general Choi Yeonjun.

Choi Yeonjun. El jefe militar más poderoso del continente. Al parecer se apoderó de la milicia de la noche a la mañana y se estableció como la cabeza del ejercito. Corrompió el sistema de justicia y torció la voluntad del emperador e incluso colocó un collar alrededor de cuello del jefe de policía: su padre.

Sabía que su madre estaba haciendo su mejor esfuerzo para mantenerse fuerte por él. Recuerda como lo tomó entre sus brazos esa noche y lo meció suavemente, igual que cuando era un niño pequeño. Había llorado en sus brazos cuando les dieron la noticia de que él había sido elegido para ser el nuevo esposo del general Choi.

Había gritado y llorado y pataleado, pero fueron sus palabras reconfortantes lo que eventualmente le dieron un extraño alivio.

Crecer es darte cuenta de que tus padres no siempre serán capaces de salvarte.

No había sido culpa de nadie. Nadie podría haberlo evitado. Fue una broma bizarra del destino. Una gala. Un baile de disfraces. Soobin, dejando de lado su usual masculinidad, había optado por algo más femenino y seductor, aunque no para el general, claro. Era para su amante. El chico con el que esperaba casarse una vez que fueran mayores para escapar de esa ciudad del terror.

Solamente pudieron bailar una vez. Entrelazaron sus manos durante una sola canción. Su primer y último baile. Y aunque habían perdido la virginidad juntos, era el baile lo que más los emocionaba, lo que importaba más. La banda tocaba su canción — su favorita — y por un momento glorioso solamente existieron ellos dos y el profundo amor que se tenían. Alfa y omega.

Pero el momento les fue arrebatado.

Choi Yeonjun se interpuso entre ellos con su figura arrogante y los separó. Empujó a su alfa fuera del camino como si fuese un molesto obstáculo antes de tomar a Soobin entre sus brazos y comenzar a bailar al compás de la música. Antes de esa noche, nunca habían intercambiado palabra, o siquiera miradas. Sin embargo, parecía que a pesar de eso Yeonjun había decidido que el joven omega le pertenecía.

Al principio su familia pensó que se trataba de un juego de poder. Yeonjun simplemente se acercó a Soobin como una advertencia para su padre, un aviso de que, si no hacia lo que ordenaba, Soobin saldría herido. En realidad, parecía una idea razonable. Solo significaba que su padre tenía que asegurarse de no desobedecer al general y acatar todas y cada una de sus ordenes.

La verdad era mucho peor.

No hubo propuesta. No hubo tampoco una advertencia. Yeonjun llegó a su hogar y les anunció que Soobin tenía que prepararse para casarse con él dentro de un mes.

Le prohibieron volver a ver a Kai. Le arrebataron todas sus posibilidades, las mismas que con tanto esfuerzo y sacrificio sus padres se habían asegurado de darle, a pesar del horrible entorno en que lo estaban criando.

Yeonbin One shots (Pedidos Abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora