Vales la pena

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La boda se había cancelado.

¿La razón? Su prometido se había arrepentido...dos horas antes de la ceremonia. Su justificación, explicada en la carta encontrada en su habitación de hotel, podía ser resumida al típico "No estoy listo para un compromiso. No eres tú, soy yo"

Para Soobin eso era pura mierda. Lo presintió desde el día anterior, cuando su prometido se quedó callado durante todo el ensayo. Lo notaba pensativo, casi asustado. Soobin entendía su nerviosismo; al final, el matrimonio era un compromiso para toda la vida. Pero también sabía que era su novio quien le había propuesto matrimonio y era también él quien había insistido en apresurar la boda.

Si era completamente honesto, estaba aliviado. Creía que todo sucedía muy rápido. Entre la propuesta de matrimonio y la boda habían pasado solo tres meses; peor aún era el tiempo que llevaban de conocerse: solo seis. Pero nadie había cuestionado su prisa, ni siquiera sus padres. El muchacho en cuestión venía de una buena familia, cuya relevancia en los negocios los volvían los inversores perfectos para la compañía familiar y para ellos, eso era suficiente. Confiaban en que cuidaría a su hijo y que lo haría feliz.

El día de su propuesta, su novio invito a las dos familias a una cena bastante costosa y justo después de los postres, se lo pidió. Se arrodillo frente a él y después de un discurso medianamente conmovedor, le extendió una cajita de terciopelo con una argolla dentro. Todos los ojos expectantes estaban sobre él. Su madre lo miraba con los ojos llenos de lágrimas, suplicándole silenciosamente que dijera que sí. Su padre se veía confundido y sus ojos reflejaban miedo por lo que pasaría.

Las dudas se apilaban lentamente en su mente. Estaba enamorado, pero también pensaba que era muy joven para casarse, ¿valía la pena sacrificar los mejores años de su vida por ese hombre? Su garganta estaba seca y sus palmas sudaban. Al final dijo que sí casi en un susurro, pues no se fiaba del sonido que saldría de su boca si hablaba más fuerte. Se dejo llevar por la emoción del momento, creyendo que su amor mutuo podría borrar cualquier duda que tuviera. Pero estaba equivocado. Ahora que lo pensaba, el muy idiota había planeado así la propuesta para que no pudiera decir que no sin que Soobin se viera como un desgraciado

De vuelta en el presente, los padres de Soobin estaba furiosos e indignados, por decir poco. Seis horas antes estaban en las nubes, imaginando la hermosa ceremonia que tenían planeada y felices por lo afortunada que sería la pareja. Dos horas después, su emoción se había apagado, ante la noticia de la desaparición del prometido de su hijo. Una hora más tarde y cuando Soobin estaba completamente vestido, la carta fue encontrada y leída, revelando así que la boda no tendría lugar.

Su padre le dijo que no había problema, pero su madre no quería decir que la boda se había cancelado. Tenían que tomar una decisión, pues los invitados ya comenzaban a llegar.

Soobin estaba cansado. Le dolía la cabeza y sus ojos ardían. Tenía ganas de llorar, no sabía si de tristeza o de alivio. Aunque tenía sus dudas, amaba a su prometido y se había hecho a la idea que sería él con quién pasaría el resto de su vida viviendo en la casa que tenía planeado comprar, tal vez con un par de niños, pues habían hablado sobre adoptar. De pronto sintió su traje demasiado apretado y sus zapatos, incómodos. Quería terminar con todo eso e irse a casa.

Cuando entró al salón hermosamente decorado, todas las miradas se posaron en él. Podía escuchar los cuchicheos de los invitados. Casi todos eran palabras de aliento, pero había unas cuantas personas que se burlaban- sobre todo de parte de los invitados del novio-diciendo que ya se veía venir, que nadie querría estar con él y que era un alivio que su prometido hubiera escapado.

Ignorándolos, con pasos firmes se acercó a la mesa de los novios, tomando asiento en una de las sillas. Toda la situación era horrible y aunque tenía ganas de romper en llanto ahí mismo, no les daría la satisfacción de verlo montar un espectáculo.

Aunque les había dicho a sus padres que no quería bailar con su padre como se tenía planeado, habían olvidado comentarlo con el MC, porque después de la cena, la música cambio al bello vals que tenían ensayado. Por enésima vez esa noche, los ojos de sus invitados se clavaron en él, esperando lo que vendría a continuación.

Soobin ya estaba enojado por todo lo que estaba pasando, así que se levantó de la mesa y rápidamente caminó hacía la salida, ignorando los gritos de su madre para que regresara.

Las lágrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas cuando una mano lo detuvo justo al centro de pista. Pensó que era su padre por lo que le pidió amablemente que lo soltara, sin embargo, el agarre no cedió. Volteo para confrontarlo y su sorpresa fue grande al encontrarse con un rostro que hacía mucho no veía. Era su amigo Choi Yeonjun. Habían ido a la universidad juntos y por un tiempo fueron pareja, aunque eso sus padres no lo sabían. Nunca le había agradado a su madre, pues no se ajustaba al molde de lo que al menos ella consideraba como un prospecto ideal.

Decir que estaba sorprendido era poco para describir como se sintió cuando lo vio. Habían tenido una gran pelea cuando Soobin le contó sobre su compromiso y desde ese día no habían cruzado palabra.

Su madre seguía gritando, pero por un momento todo a su alrededor se desvaneció. -¿Qué haces aquí? -preguntó Soobin. En realidad, no le molestaba que Yeonjun estuviera ahí. Tal vez él era la única persona que quería cerca en ese momento.

Yeonjun no respondió. En cambio, movió su mano hasta la cintura contraria, acercándolo. La música seguía sonando y Soobin pronto comprendió las intenciones de Yeonjun. Coloco una de sus manos en el hombro contrario y con la otra tomo su mano. Se colocaron en posición y entonces, como si fueran los únicos en el lugar, comenzaron a bailar al compás de vals. Aunque no le gustaba admitirlo, Yeonjun era un gran bailarín. Sus pasos eran fluidos y elegantes y Soobin le seguía el ritmo bastante bien, apretando su mano cuando creía que iban demasiado rápido. Siguieron moviéndose por toda la pista dejando impactados a los invitados, quienes se preguntaban quién era el apuesto desconocido. Su madre intentó detenerlos, pero su padre la retuvo por el brazo antes de que hiciera algo estúpido. Soobin seguía llorando, pero ahora se sentía mil veces mejor que al principio de la noche e incluso mejor que en los últimos tres meses.

Cuando la canción terminó, se quedaron parados al centro de la pista, mirándose a los ojos.

-Te extrañé- dijo por fin Yeonjun. Soobin acercó sus manos al cuello contrario y lo besó sin importarle lo que la gente diría sobre él. Se sintió bien hacerlo incluso después de tanto tiempo. Una cálida sensación se extendió por su pecho cuando sintió una de las manos de Yeonjun acariciando su rostro. Fue entonces que lo supo: no podría casarse con nadie más que el hombre que se encontraba frente a él. Aunque lo había negado por mucho tiempo, Yeonjun era el dueño absoluto de su corazón y poco le importaba ahora lo que diría su madre; esa era su vida e iba a vivirla como quisiera.

Cuando se separaron, una sonrisa traviesa se extendió en su rostro. Sabía muy bien lo que iba a hacer ahora. Caminó hasta donde estaba su madre y le entregó la costosa argolla de compromiso. -Tú quieres esto más que yo- dijo- dile que nunca lo amé y que no me vuelva a buscar.

Con la mano de Yeonjun entre las suyas, salió corriendo hacía el estacionamiento y buscó con la mirada el lujoso deportivo que sus suegros les obsequiaron como regalo de bodas. Sabía que las llaves estaban en la guantera, así que las tomó y condujo hasta el hotel donde su suite nupcial estaba reservada.

Mientras estaba detrás del volante no pudo evitar pensar en todo lo que pasaría después. Probablemente la alianza comercial resultado de su matrimonio se disolvería; tal vez su madre lo echaría de la casa y de su testamento. Estaba renunciando a mucho y sabía que su vida no volvería a ser la misma, pero mientras las dudas se acumulaban en su mente, una mano sobre su rodilla le devolvió toda la seguridad. Yeonjun valía la pena y no había fortuna en el mundo que lo hiciera cambiar de opinión.

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Hola! :)

Regresamos con un nuevo capítulo. Ya sé que había dicho que este capítulo tendría smut, pero estoy planeando una continuación de este capítulo. Espero que les guste.

Nos leemos luego.

Yeonbin One shots (Pedidos Abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora