Pedido

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Este capítulo contiene feminización (boypussy). Si no te sientes cómodo leyendo este tag, puedes saltar esta historia.




Yeonjun trabaja en el palacio.

Todos sus conocidos — incluida su madre — creen que es un simple escriba real, encargado de los diarios del príncipe. Esa la versión que ha ido contado durante años, pero en realidad, su trabajo es mucho más peculiar y desde su punto de vista, satisfactorio.

Ha comenzado a atardecer cuando el príncipe Soobin lo llama para revisar los reportes del día. Yeonjun toma entre sus manos un montón de pergaminos que sabe que resultaran inútiles para su visita y se dirige a la oficina del príncipe. Por el camino se encuentra con otros escribas y eunucos quienes lo saludan amablemente, pero no se detiene para charlar. Sabe que el príncipe odia esperar.

El pabellón donde se encuentran los aposentos del príncipe esta desierto cuando entra: Soobin probablemente ha despachado a todos sus sirvientes con alguna absurda excusa como de costumbre. Yeonjun anuncia su presencia con dos discretos golpes en la puerta de su alteza, y desde dentro puede escuchar la suave voz del príncipe, indicándole que puede entrar.

— Escriba Choi — lo saluda el príncipe desde su escritorio cuando cierra la puerta — Es un placer verlo. Supongo que ha traído consigo los reportes ¿no?

Yeonjun sonríe. Soobin está vestido con un extravagante atuendo de seda azul, bordado con lo que supone son hilos de plata; se ve espléndido. — Así es su alteza.

— Muy bien. — responde Soobin, un ligero sonrojo expandiéndose por su rostro, llegando incluso hasta su cuello. Le parece increíble que a pesar de las incontables ocasiones en las que han hecho esto, el príncipe siga avergonzándose.

Yeonjun se acerca hasta el escritorio del príncipe y deposita los pergaminos frente a él, pero no hace amago alguno de comenzar a leerlos. En cambio, se arrodilla en el duro piso de madera frente a Soobin, quién separa más sus piernas para permitirle acomodarse entre ellas. El príncipe se acerca a su rostro, contemplándolo, y se inclina para dejar un beso en sus labios, demasiado inocente para lo que se proponen a hacer.

— Su alteza — suspira Yeonjun cuando Soobin se aleja. El príncipe baja sus tersas manos hasta la cintilla que sujeta su túnica en su lugar y sin dejar de mirarlo la desata, permitiendo que se abra hasta que Yeonjun puede ver una franja de la prístina piel de su pecho. Yeonjun se queda quieto, negándose a tocar al contrario hasta que se lo ordene.

— Quítame esto. — dice Soobin al notar la manera en la que los ojos de su escriba parecen quemarlo. Yeonjun despoja al príncipe de sus elegantes ropas, haciéndolas a un lado. La excitación recorre su cuerpo cuando por fin toca la tersa piel de los muslos del príncipe, besando la cara interna de los mismos, subiendo cada vez más, haciéndole suspirar cuando la calidez de su respiración llega peligrosamente cerca de su entrepierna.

El príncipe jadea cuando Yeonjun da la primera lamida. Yeonjun lo toma como una buena señal y lo repite, esta vez recorriendo con la punta de su lengua las delicadas ondulaciones de su coño. Soobin desliza sus dedos por el cabello de Yeonjun, pidiéndole silenciosamente que continue. Yeonjun mueve su lengua con experticia, aplanándola y deleitándose con la manera en la que Soobin tiembla cuando lo hace. Puede sentir la mezcla de la humedad de Soobin con su propia saliva escurrir por su barbilla, manchando sus ropas y parte del piso, pero no le puede importar menos.

Yeonjun aleja su boca del coño de Soobin y en su lugar utiliza sus dedos para frotar su saliva en sus pliegues, jugando con su clítoris. Soobin respira con dificultad y Yeonjun sospecha que se ha llevado una sus manos hasta su boca en un intento por acallar sus gemidos desesperados. Yeonjun detiene sus movimientos y sale de entre las piernas del príncipe, quién parece confundido y frustrado.

— ¿Por qué? — pregunta sin aliento. Sus labios están hinchados y rojizos, y sus ojos brillan con deseo.

Su boca está húmeda y brillante por los jugos del príncipe — Quiero escucharlo. — responde, deleitándose con la imagen arruinada del futuro rey de la nación. Soobin lo mira y parece querer protestar, pero Yeonjun silencia sus palabras con un beso en el que el príncipe puede saborear su esencia en los labios ajenos, lo cual lo hace gemir. La boca del príncipe se siente húmeda y caliente, y logra percibir en ella un dejo de sabor a dátil. Es dulce, pero no tanto como su coño.

Yeonjun baja sus labios hasta el cuello de Soobin, y besa su piel con delicadeza, cuidando no dejar marcas que levantarían sospechas del rey o los sirvientes. El príncipe se retuerce en su asiento, desesperado por volver a sentir la hábil boca de Yeonjun en él, pero sabe que si es paciente su escriba lo recompensara.

Justo como esperaba, Yeonjun acerca su mano hasta el empapado coño de Soobin y empuja dos de ellos en su calor. Permanece quieto unos segundos, gozando de la estrechez de la paredes del príncipe e imaginando lo bien que se sentirá en su miembro. Yeonjun tuerce sus dedos hacía arriba, extendiéndolos en forma de tijeras, estirando su entrada y frotando sus paredes. Soobin gime, y trata de permanecer quieto. Yeonjun se toma su tiempo y comienza a mover su mano con delicadeza, su palma frotando el clítoris de príncipe con cada embestida que da.

Un nuevo torrente de gemidos escapa de la garganta del príncipe cuando Yeonjun comienza a embestir con rapidez. Soobin siente la cabeza ligera y apenas puede meter aire a sus pulmones, pero es exactamente como le encanta sentirse.

El orgasmo sorprende a Soobin cuando Yeonjun baja su boca hasta su pecho y comienza a jugar con uno de pezones, lamiéndolo y mordisqueándolo con fuerza pero sin llegar a lastimarlo, y frotando el otro con su mano libre. Yeonjun lo conduce a través de su orgasmo, continuando embistiendo sus dedos dentro de él hasta que Soobin intenta alejarse. Yeonjun saca sus dedos, arrancándole un gemido lastimero al príncipe.

Al alejarse de su pecho, dejando un rastro húmedo de saliva en él, Soobin lo mira, expectante, sus ojos llenos de lágrimas nuevas. No necesita pronunciar ninguna palabra, pues Yeonjun sabe que Soobin no está satisfecho con un solo orgasmo — el muchacho es codicioso—, así que abre aún más las piernas del príncipe y vuelve a hundirse en el calor de sus pliegues, saboreando el néctar que escurre de ellos. Sus labios succionan una vez más su clítoris, esta vez con más fuerza y Soobin suelta un gemido que resuena en la habitación. La fuerza con la que Soobin jala de sus cabellos debería resultarle dolorosa, incomoda, pero solo consigue excitarlo más y más. Yeonjun agrega su dos dedos dentro de Soobin y se asegura de curvarlos una y otra vez, acariciando los puntos exactos que lo hacen sollozar; es tan veloz que la mano de Yeonjun comienza a acalambrase pero no quiere detenerse. Para ese punto Soobin está gritando y su cuerpo tiembla con violencia, sus muslos amenazan con cerrarse alrededor de su cabeza, pero Yeonjun se asegura de mantener sus piernas abiertas.

Bastan un par de embestidas para que Soobin consiga su segundo orgasmo.

La respiración de Soobin es errática y su cuerpo entero tiembla. El sudor hace que su cabello se adhiera a su frente y sus mejillas están coloreadas de un aparatoso color carmín, pero para Yeonjun se ve perfecto.

Sí, Yeonjun ama su trabajo.

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Hola! 

Este capítulo fue un pedido, creo que se nota por la temática del mismo. Por lo general  no escribo cosas que contengan feminización, así que no estoy muy habituada al lenguaje, pero espero que les guste.

Nos leemos luego! :)

Yeonbin One shots (Pedidos Abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora