Sacrificio

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La luna le concede poderes a quienes están dispuestos a entregar un sacrificio. Las brujas lo sabían y por ello seducían a los hombres que se perdían en el bosque. Todos creían que habían sido milagrosamente salvados y todos morían antes del amanecer, ofrecidos como pago a la luna.

Aunque Soobin era la excepción.

Nadie recordaba cómo o cuando había llegado a la aldea, pero, al ver que no era más que un niño indefenso, el Gran Consejo decidió mantenerlo con vida y críarlo como uno de ellas: como una bruja.

Aunque claro que ese término no era el más adecuado.

Los años pasaron y Soobin creció en fuerza y habilidad, ganándose el favor de todas por sus notables "cacerías". Los hombres eran tan ingenuos que, al ver la ilusión de Soomin -quién no era más que la versión femenina de Soobin- caían en la trampa.

Sin embargo, una noche en donde la luna era especialmente más brillante, Soobin vislumbro a la distancia la silueta de un hombre a caballo. Se acercó al viajero perdido y cuando pudo distinguir sus rasgos, una presión en su pecho apareció. El hombre era guapo y a diferencia de las personas que aparecían por ahí sus ropas parecían estar limpias y en buen estado. El hombre al notar su presencia se acercó con su caballo y, cuando estuvo a una distancia prudente, le hablo con una atractiva voz.

-Bruja- dijo el desconocido- me han contado de los placeres que ofreces a los viajeros extraviados. Pido que me concedas a mí, el príncipe Yeonjun, el honor de pasar contigo la noche.

- ¿Por qué debería hacerlo? – pregunto Soobin con una voz seductora. En realidad, no necesitaba una razón para entregarse al hombre que decía ser príncipe, pero le daba curiosidad.

-Porque si lo haces entonces no te matare- dijo con calma mientras sacaba su brillante espada.

- Parece ser una buena razón para hacerlo, pero las brujas no morimos a menos de que entreguemos nuestro corazón.

- Entonces me asegurare de que para el final de la noche tu corazón sea mío.

Soobin sabía que las palabras del hombre eran vacías, pero por un instante, la idea de pertenecerle al príncipe Yeonjun lo hizo sentirse feliz.

Esa noche, bajo la luz de la luna, Soobin se entrego al príncipe. Fue diferente de todas las veces que había tenido que hacerlo para obtener el sacrificio. En esa ocasión quiso ser consciente de todas las sensaciones que lo rodeaban. El calor del cuerpo contrario, la fuerza con la que lo embestía, el sonido de su propia voz vocalizando su placer....

Después de haber llegado al orgasmo, un arrebatador deseo por permitirle sentir el sol en su piel un día más nublo su juicio. Le dijo que se fuera y que, si quería vivir una vida larga y plena, no volviera jamás.

Claro estaba que el príncipe no obedecería.

Siguió visitándolo todas las noches para irse antes del amanecer. El príncipe seguía cegado por la poción que Soobin tomaba cada noche, por lo que pensaba que él era en realidad ella. No sabía cómo reaccionaría al enterarse que era un hombre, aunque esa era la menor de sus preocupaciones. Soobin sabía que debía ofrecerlo como sacrificio a la luna, pero no podía dejarlo ir. Ya le había entregado su corazón.

Después de varias semanas de encuentros furtivos, Soobin decidió decirle la verdad a Yeonjun. Esperaba una reacción desfavorable. Suponía que el príncipe le gritaría y lo golpearía, para después matarlo. Después de todo ¿cuándo dos hombres se habían amado y vivido felices?

Esa noche no tomó la poción y aguardo por el príncipe.

Cuando llego a su pequeña cabaña, Yeonjun se acercó para besarlo, pero se detuvo en cuanto notó que se veía diferente a lo acostumbrado.

-Tu cabello- murmuro mientras acercaba sus dedos a su rostro- te lo has cortado.

-No- dijo Soobin con la voz quebradiza- mi cabello siempre ha sido así, solo que nunca te diste cuenta.

-Eso no es posible. - dijo Yeonjun confundido- Ayer por la noche era largo... y tu pecho... es plano al igual que el mío... ¿Qué está pasando aquí Soomin?

-Mi nombre es Soobin...yo en realidad soy un hombre.

Decir esas palabras fue más difícil de lo que imaginaba. Un silencio sepulcral se instaló en la habitación. Solo podía escuchar la respiración dificultosa de Yeonjun, quién parecía procesar lo que estaba pasando. Pasaron los minutos y nadie decía nada, hasta que por fin Yeonjun habló con voz firme.

-No me importa.

Soobin estaba sorprendido. Por un segundo creyó haber escuchado mal, pero todas sus dudas desaparecieron cuando Yeonjun lo tomó por la nuca y lo acercó en un beso lleno de pasión. Sus lenguas jugaban entre ellas, produciendo un sonido húmedo y erótico. Sus manos recorrieron todo el camino hasta los hombros del contrario, donde se sujetaron con fuerza. Los dedos de Yeonjun lo sujetaban por la mandíbula, haciéndolo abrir más su boca para recibir su lengua. Cuando se separaron para tomar aire, el príncipe le sonrió y le dijo con voz queda

- Eres perfecto de cualquier manera...yo te amo Soobin. Tal vez esto es lo que la luna quiere ¿no crees?

Sin esperar más Yeonjun lo recostó en la mesa, para después despojarlo bruscamente de sus ropas, dejando expuesta su piel. Bajo con sus labios trazando un camino que pronto sumió a Soobin en el éxtasis. Separando las piernas contrarias posiciono su cabeza entre ellas. La tersa piel de sus muslos era tentadora y sin pensarlo dos veces comenzó a morder la zona dejado marcas que durarían un tiempo. Gemidos de placer salían de entre los labios de Soobin, quién se aferraba a Yeonjun para evitar ahogarse en el placer. Los suaves cabellos del contrario de deslizaban entre sus dedos y le daba ocasionales tirones cuando sentía que casi era demasiado. Ansioso por sentir sus labios de nuevo, lo separo de su piel mientras que con manos temblorosas quitaba la camisa de Yeonjun, dejando ver el cuerpo que lo tenía a su merced.

Yeonjun bajó dos dedos a su entrada comenzando a prepararlo para asegurarse de que no doliera. Soobin estaba sumido en el placer que los dígitos de su acompañante le daban, pero quería más. Estaba ansioso de sentirlo dentro, por lo cual entre jadeos le dijo que estaba listo para tomarlo y ser uno con él.

Obedeciendo casi de inmediato, Yeonjun se introdujo lentamente dentro de él gruñendo por lo bajo ante la deliciosa estrechez. Entre jadeos incontrolables se decían que se amaban mientras las embestidas subían de intensidad. La mesa crujía bajo su peso. Soobin se aferraba al contrario dejando las marcas de sus uñas en su espalda. Yeonjun dejaba besos por todo su pecho sudoroso mientras sujetaba la cintura de Soobin buscando estabilidad. Soobin movía sus caderas para ayudar al más alto a encontrar el punto que llevaría su placer al siguiente nivel y cuando por fin pudo encontrarlo, un fuerte gemido salió desde el fondo de su garganta. Yeonjun siguió abusando de aquel nudo de nervios hasta sintió su liberación cercana.

-Te amo Soobin- dijo mientras sostenía entre sus brazos el cuerpo contrario.

-Yo también te amo- respondió Soobin entrecortado, pues la sensación de tirantez en su abdomen crecía con cada embestida.

Con un gemido final, ambos terminaron simultáneamente. No tenían idea de lo que pasaría una vez que la luna se escondiera, pero por ahora no pensarían en ello.

Tal vez la luna tenía una razón para permitirles estar juntos.
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Hola :)
Otro one shot.
Según yo era algo de miedo porque estamos en Octubre pero al final no pude poner el final
trágico qué tenía pensado.
Ojalá les guste :)

Nos leemos luego.

Yeonbin One shots (Pedidos Abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora