Hickey

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Le toma tres semanas a Kai romper su promesa.

Luego de esa horrible noche, ambos decidieron cortar por completo el contacto con Yeonjun. Soobin lo hizo lo mejor que pudo — tomando en cuenta que seguía tomando clase con él — y aparentemente, su amigo también, ignorando sus llamadas y evitándolo en la universidad. Su relación lentamente volvió a ser como antes de que Yeonjun entrara a sus vidas, e incluso podrían decir que se había fortalecido, y Soobin estaba agradecido por eso. Realmente creía que habían dejado atrás ese bache en su amistad. Sin embargo, una noche al regresar de la biblioteca cae en cuenta de que es una gran y ridícula mentira, pues al entrar a su dormitorio, usualmente silencioso por la madrugada, es recibido con el sonido inconfundible del sexo desenfrenado.

Soobin se queda de pie frente a la puerta, su mano todavía en la manija, escuchando. Puede distinguir entre el bullicio los gemidos de su mejor amigo y sus súplicas por más, los chirridos del colchón y la voz profunda y seductora de Yeonjun. Claro que tenía que ser él. Tenía la esperanza de que fuera alguien más, tal vez ese chico lindo con el que Kai había estado hablando últimamente. En realidad, esperaba que fuera cualquier otra persona.

No sabe como sentirse al respecto. Honestamente, Soobin no lo culpa. Yeonjun tenía algo adictivo y peligroso que te hacía querer mandar todo a la mierda y entregarte por completo a él y cumplir cada uno de sus deseos. Él ya había sucumbido a ese encanto una vez después de todo. Lo que le duele es saber que Kai le ha mentido.

Cuando un gemido se convierte a la mitad en un grito, Soobin se va, azotando la puerta a propósito. Camina de prisa hasta el dormitorio de Sungchan y cuando el chico le abre, se abalanza contra él y funde sus labios en un beso desesperado, agresivo. Sungchan, gustoso, lo deja hacer con él lo que quiera, correspondiendo casi de inmediato. No dura mucho. Cuando el contrario rodea su cintura, Soobin se aleja.

— Yo... —  comienza sin saber muy bien que quiere decir.

— Está bien — responde Sungchan, sonriendo. Hay algo triste en su expresión y de pronto Soobin se siente la peor persona del mundo.

— Perdón — murmura antes de sentir la humedad bajar por sus mejillas. Sungchan lo envuelve entre sus brazos y le susurra palabras dulces y confortantes. No tiene que explicarle que pasa porque Sungchan no se lo pregunta y se lo agradece. Es probable que lo sepa todo.

Pasa la noche con él, en su cama. No hay nada remotamente sexual en ello. Sungchan no lo deja, ni siquiera cuando Soobin intenta besarlo de nuevo, su mano colándose en sus pantalones.

— No —  dice, firme pero dulce y Soobin siente una nueva tanda de lágrimas formarse detrás de sus parpados.

— Pero... yo....

— Soo — lo interrumpe, su mano acariciando su mejilla — de verás me gustas y me encantaría estar de esa manera contigo, pero ahora no estás bien. — El chico lo mira con tanto amor que en sus ojos que duele — No quiero sentir que me estoy aprovechando de ti.

Sungchan es un buen chico, piensa. Desearía poder enamorarse de él. Se quedan dormidos entrelazados en un abrazo reconfortante y Soobin sueña con Kai y un chico de ojos marrones y sonrisa deslumbrante.

A la mañana siguiente Soobin hace su mejor esfuerzo por ignorar la ligera cojera que Kai trata de esconder, al igual que las marcas violáceas en su piel y la culpabilidad que reflejan sus ojos cuando se encuentran con los suyos.

— Hola — lo saluda tímidamente al llegar.

— Hola — responde.

Kai lo mira — Anoche no llegaste a casa — dice, entregándole una taza de café humeante. 

Yeonbin One shots (Pedidos Abiertos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora