Capítulo 8

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Eros Milton

Cena familiar.

No me hace ninguna gracia. Odio las cenas familiares y más cuando invitan a gente externa.

Tener que ver delante de mis narices como mi padre presume de su nueva mujer y de su maravilloso periodo de embarazo, hace que me entren ganas de vomitar.

¿Tan rápido te has olvidado de mi madre, padre?

No soporto tener que verles las caras, ver como se besan o se agarran la mano, mientras mi madre nunca más estará aquí. Eso es lo que más me duele.

—¡Eros!— grita Eda, sacándome de mis pensamientos. —¿Me puedes hacer un poquito de caso, por favor?

—Por dios.— rebufo. —¿Qué es lo que quieres Eda?— pongo toda mi atención en ella.

—Te estoy diciendo que vestido elegir.— me enseña dos vestidos que son completamente iguales, con distinto color. —¿Cual?

—¿En serio?— suelto una carcajada. Eres tan irónica hermanita.

No te rías y elige.

—Está bien..— me toco la mandíbula en tono pensativo y me decido. —Está claro que tú color es el azul.

—¡Lo sabia!— exclama feliz, como si fuera una niña pequeña. —Todos me habéis dicho el mismo vestido.

—¿Quiénes somos todos? ¿El pelele de tu novio?

—No lo llames así.— me señala con el dedo advirtiéndome y después menea la cabeza. —papa, Nora e incluso su mamá.

—Claro.. debía de imaginármelo.— me rio por lo bajo y después suspiro. —Vete ya, tengo que arreglarme.

—Compórtate Eros, Lola no tiene culpa de nada.

—No voy a hacer ni decir nada.

—Te conozco hermanito.— me mira y deja un beso en mi mejilla. —Vamos a divertirnos. Viene Nora con su prima y su mamá.

—Que diversión.— sueno irónico.

Eda, rendida de aguantar mi mal humor sale de la habitación y cierra la puerta.

No quiero ir a esa absurda cena, quiero salir de mi casa y perderme entre la calle, salir de fiesta, beber hasta olvidar mi nombre y follar con la primera que se cruce en mi camino.

Estará Nora. Siempre puedes cogerla de la mano y follartela en el baño de tu habitación.

¡Basta Eros, cállate!

22:30

La familia de Nora ya está aquí, ella va con un vestido azul celeste de flores que le llega hasta sus rodillas, su pelo recogido en una trenza y sus labios pintados de rojo.

Le arrancaría el labial de la boca sin pensarlo...

Me pongo frente a ella sin que me vea, por lo que he podido descubrir de Nora es que siempre va en su mundo y suele chocar constantemente con la gente.

Cuando da unos pasos hacía mi se choca conmigo, levanta lentamente la mirada y sus ojos se colocan encima de los míos.

—Hola..— dice nerviosa, mientras puedo percibir como traga saliva.

—Hola pelirroja.— le causo más temblor cuando mi mirada repasa todo su cuerpo. —Hoy estás muy guapa.

Su reacción era algo que no esperaba, muerde su labio inferior mientras agacha la cabeza avergonzada, algo que me hace sonreír por unos segundos.

Besos en Enero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora